Una de las cosas que más hay que lamentar del estado del cine mainstream es el abandono de géneros que estaban perfectamente orientados al público adulto, capaz de darle un entretenimiento debidamente barnizado con supuesto prestigio o sofisticación. Estilos como el cine judicial han quedado relegados a puntuales esfuerzos que han venido de productoras menores, o por autores que se han empeñado en recuperarlo.
Christopher Nolan es uno de ellos, aunque haya tenido que camuflarlo en forma de biopic de dimensiones siderales en 'Oppenheimer', con un tramo final fuertemente influenciado por lo judicial. Hollywood debería repensar cómo deja pasar un género con tanto potencial, ya que sigue despertando aclamación y fascinación como muestra el fenómeno europeo de 'Anatomía de una caída'.
Un matrimonio a juicio
Sin ser una película muy fijada en los cánones del cine de juicios (de hecho a menudo intenta pasarlos de rosca con divertida mala baba), la película de Justine Triet es totalmente asombrosa en su manera de emplear ese cine adulto para explorar un drama muy humano y profundo. A través de una extraordinaria Sandra Hüller crea un perfecto enigma que ya se puede ver en streaming a través de Filmin y de Movistar+.
En ella, una escritora alemana vive en un chalé de Francia junto a su marido y su hijo ciego, con una serie de problemas apilados entre tensiones matrimoniales y arreglos de la vivienda. Un día el marido aparece muerto a los pies de la casa, aparentemente por caerse mientras hacía obras. Pero las pruebas no resultan concluyentes, y se procede a investigar si su esposa ha tenido algo que ver en esta misteriosa muerte.
Parte de la épica del cine judicial más mainstream, del que nos llega desde Estados Unidos, reside en una implacable búsqueda de la verdad que termina triunfando en un glorioso clímax. ‘Anatomía de una caída’ desmonta ese pilar por completo, ofreciéndonos un proceso caótico, ocasionalmente ruidoso y esperpéntico, que se muestra completamente inútil como proceso para llegar a la verdad de un suceso, pero sobre todo a la realidad de una pareja tan compleja como la protagonista.
‘Anatomía de una caída’: un género desmontado y un perro magistral
Triet mete también en la ecuación el sensacionalismo de los medios de comunicación como componente que enfanga cualquier posibilidad de llegar a resolver el enigma que flota todo el rato en la película. La directora se vale de los componentes trepidantes del cine de juicios (y también de recursos melodramáticos empleados con intenciones satíricas) para generar intriga en el espectador, sorprendiéndole luego con instantes cargados de autenticidad como esa potente escena de discusión.
Todo logra sostenerse gracias a un cuidado trabajo de guion, que fue premiado en los últimos Oscars, a un interesante trabajo de diseño (desde la fascinante casa a los suéteres que llevan los protagonistas), y sobre todo a una de dirección de actores. No sólo por una Hüller absolutamente increíble como esta especie de cara B de Wendy Torrance en ‘El resplandor’, sino que hasta el perro Messi (la estrella de la última temporada de premios) da una de las mejores interpretaciones del año en una escena crucial. Todo esto logra una película increíble digna de ser destacada.
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