El mes pasado incluí una crítica sobre 'Bajarse al moro' (1989) y prometí que seguiría con el cine de Fernando Colomo de la época y con lo que se denominó la Nueva Comedia Madrileña. En esta ocasión, me centraré en 'La vida alegre' (1987), protagonizada por Verónica Forqué, Antonio Resines, Miguel Rellán, Ana García Obregón, Guillermo Montesinos y Massiel.
Se trata de una comedia de enredos en la que una doctora, esposa del asesor del ministro de Sanidad del PSOE, obtiene un puesto en una clínica de enfermedades de transmisión sexual. Ella y su ayudante comienzan por llegar en taxi a la calle Montera para reclutar pacientes, pero finalmente deciden que tiene que ser el ministro el que se preste a hacerse los análisis para darle publicidad al centro, lo cual destapará un escándalo encadenado que no tiene fin.
Como ya comenté en la reseña anterior, Colomo se caracteriza principalmente por el desenfado con el que afronta las cuestiones, muy bien reflejado en el título del film que nos ocupa. Viendo estas dos películas seguidas, una se pregunta, además, cómo el realizador podría llevar a cabo ningún film sin Verónica Forqué, pues ella encarna canónicamente ese espíritu siempre optimista, soñador y positivo que valora, por encima de todo, la felicidad y la tranquilidad y que es capaz de ningunear los problemas. De esta forma, estas películas, además de hacernos reír durante hora y media, tendrán el valor de insuflarnos una mirada más relajada sobre la vida y unas perdurables ganas de ser felices que nunca están de más.

Aunque la anécdota argumental sigue siendo tan mínima como en 'Bajarse al moro', este conjunto es «más película» pues, al no partir de un texto teatral, desarrolla más las tramas en lugar de servir tan claramente como vehículo para definir a unos personajes. Colomo toma esquemas muy clásicos de la comedia y les da la vuelta según el signo de los tiempos: las reacciones de los personajes ante estas situaciones y los resultados de los planteamientos, rompen con los esquemas de género para sorprender siempre.
Los chistes que se introducen en 'La vida alegre' tienen una intención humorística mucho mayor, alcanzando alguno la hilaridad total. (Spoiler) Me refiero, principalmente, a la inolvidable escena del zapato —cuyo clip se puede ver más abajo—, que es desternillante y que, se comenta, que pueda estar inspirada en una anécdota real (fin del spoiler). La escena final, en la que se unen a la fiesta Wyoming o Gurruchaga, sirve de resumen de este talante jovial.
La crítica hacia la clase política se introduce sin disimulos, pero con benevolencia. Se trata de una película muy de su época, no sólo por los modelitos de Agatha Ruiz de la Prada que, por sí mismos, suponen un gag; sino también por los temas que entonces estaban de actualidad, como el SIDA y otras cuestiones sanitarias.
Los intérpretes
Dicho ya lo anterior sobre Forqué, quedarían por comentar el resto de las interpretaciones.
Antonio Resines, que claramente no está actuando, sino diciendo sus líneas de diálogo como si fuese él mismo, tiene la gracia que le ha caracterizado siempre. Se trata de un señor que se dedicaba a la producción y al que se le invitó a que actuase porque tenía gracia y que sigue sin disfrutar la labor de actor tanto como la de ser su propio representante. Es cierto que resulta difícil encontrar a un actor más encasillado, pero como ventaja de este fenómeno, nos podemos quedar con que si se selecciona a un actor que tiene tan claros sus papeles, su poder de convicción será mucho mayor. Hitchcock decía que esto le facilitaba la descripción del personaje y está claro que en 'La vida alegre' ocurre así, con este marido machista y poco comprensivo que Resines encarna con tal realismo.
Rellán tiene un registro más amplio —en 'Bajarse al moro' lo veríamos de cura enrollado— y representa sin tacha ese tipo humano tan español, tan sórdido que encaja como un guante en el personaje de ministro. Igual de buenos son otros participantes, como Guillermo Montesinos, muy cómico en el papel de un homosexual samaritano que recoge en su casa a todos los seres perdidos, como haría el personaje de Cata más adelante en 'Bajarse al moro'. Pero quien realmente destaca, sobre todo por lo que asombra que su actuación sea acertada, es Massiel, en el papel de una prostituta muy decidida y dicharachera que no tiene problema en contarle todas sus vicisitudes a la doctora.
En definitiva, recomendaría lo mismo que la vez anterior: hacer un esfuerzo para pasar por alto las pobrezas de producción, la marca del paso de los años y algún que otro prejuicio porque vale la pena revisar estas comedias con las que las risas están garantizadas.
Mi puntuación:

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11 comentarios
marcos.lopez
La frase de "Quién no contribuye no puede exigir" es genial. Tremendos Rellán y Resines. Comedia loca total. El gran Colomo se debió ver toda la videoteca de LaCava y se inspiró estupendamente.
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"Desternillante" porque, por muchas veces que haya visto la peli, siempre me parto de risa con esa escena. "Inolvidable" porque, como comenté en la otra crítica, lo de escribir esto surgió a raíz de una conversación con un montón de amigos sobre el cine español de esta época. Y a absolutamente todo el mundo lo primero que se le vino a la mente fue esa escena, que también fue de lo que más se comentó porque era de lo que más se habían reído. Así que ninguno de los dos adjetivos están puestos para indicar mi opinión, sino que son casi "hechos", si se pudiese decir así. Como prueba: en el Youtube estaba ya cargada justo esa escena, por algo sería. No lo he considerado una casualidad ni una afortunada oportunidad para poner un enlace, sino algo que tiene un claro motivo.
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Muchas gracias, Joxerra. Es verdad que fue mejorando y esas películas que mencionas me parecen muy buenas, entre otras cosas, por su inerpretación.
En la época de 'La vida alegre' sí se podría decir que parecía que no actuaba y, no tanto que estuviese encasillado, como que hacía de sí mismo. Me parece graciosísima esa forma de decir los diálogos a toda prisa, de carrerilla, como queriendo quitárselos de encima... Supongo que él hablaría así en la vida real.
Además, comentaba lo del encasillamiento porque es una de las cosas que más se suelen criticar en algunos actores (y quizá en Resines más que en nadie) y uno de los argumentos más utilizados para poner mal al cine español, pero para verle el lado bueno y para decir que hasta un genio como Htichcock estaba de acuerdo con ese fenómeno y hasta decía que le beneficiaba. José Luis Cuerda (que tiene grandes films, aunque ya sean de hace años) también decía que era una buena cosa.
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Habíamos comentado también, tras el otro post, 'Sé infiel y no mires con quién', que se parece bastante a ésta por aquello de que todo el mundo está liado con todo el mundo, por el tipo de personajes, etc... La diferencia, además de los distintos tonos que tienen Fernado Colomo y Fernando Trueba, es que la de Trueba es más vodevil, con los consabidos jueguecitos de puertas y personas escondidas y tal... En ese sentido, la de Trueba sería más clásica (no clásica de antigua, que hay quien piensa que eso significa la palabra, sino en el sentido de seguir más al pie de la letra los esquemas clásicos del género´).
Atticus
Hace siglo, siglo y medio, que ví ésta película, apenas me acuerdo de ella, excepto alguna escena suelta, sobre todo una en el hospital o en una enfermería, en la que se empiezan a juntar practicamente todos los personajes. Algo que por otro lado es una tendencia en éste tipo de comedias.
Como digo, hace mucho que la ví, con lo que no tengo una opinión sobre la peli. La echaré un ojo.
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Marcos: sí, ésa frase y muchísimas otras son geniales.
Atticus: yo la había visto hacía tiempo, pero tantas veces que me acordaba bien. La he revisado este verano para escribir la crítica, para lo cual he tenido que volver a instalar el reproductor de VHS.
Es una pena que cosas tan buenas y tan vendibles como éstas no estén en DVD. Para que luego me digan que es mentira que han salido pocos títulos en DVD y Blu-ray o que la colección es completísima. Vamos, hombre.
joxerra
Muy de acuerdo con en general con la crítica. La escena del zapato también me parece "desternillante" e "inolvidable". Pero me parece que has sido un poco dura e injusta con Antonio Resines. En encasillamiento puede ser cierto en aquella époco, pero hoy por hoy se puede decir que es un actor que nos ha sorprendido en muchas de sus interpretaciones y que ha crecido y enriquecido su repertorio, basta pensar en lo dispares que resultan sus papeles en: Acción Mutante, La buena estrella, El robo más grande jamas contado (película a reivindicar), La caja 507 o Celda 211
Un saludo.
underneath
Vale. Paso por alto las pobrezas de producción, que, a fin de cuentas, era la tónica en lo que se dio a llamar "comedia madrileña". Paso por alto el aroma a alcanfor de las ochenteras imágenes. paso por alto mis prejuicios hacia Antonio Resines. De acuerdo.
Lo que ya no paso por alto es que se califique a la "escena del zapato" como "inolvidable" o "desternillante". Yo ahí lo que veo son interpretaciones chuscas y un "suspense" mal filmado, mal montado y con una resolución de una comicidad muy, muy limitada. A tono con el resto de la película, por otra parte.
Esto es lo que yo definiría como nostalgia mal entendida.