La carrera de Hayao Miyazaki es tan extraordinaria que incluso las películas que uno pondría en la parte baja de su filmografía estarían perfectamente entre lo mejor de su año. O incluso de la década, o el siglo. Su característico estilo, tan poderoso que muchos lo consideran el estilo de todo el Studio Ghibli, ha unido unido con una grandísima sensibilidad a la hora de elaborar historias inspiradoras para todos los públicos.
Cuestiones como la preservación de la naturaleza, el crecimiento de los jóvenes en un momento clave de sus vidas o la brutalidad de la violencia bélica han sido obsesiones para él, al igual que plasmar con autenticidad y espectáculo las mejores secuencias de vuelo. En cierto punto, el paso del tiempo pasó a ser un tema que necesitaba abordar, tal y como hizo con ‘El castillo ambulante’.
Siempre en movimiento
La increíble película de fantasía, una de las más queridas del Studio Ghibli para muchos, cumple 20 años de su estreno en cines, y ahora se celebra con un importante reestreno que suena a plan increíble para el verano. Una historia de aventuras ambiciosa, desbordante, cuyas imágenes siguen deslumbrando, y que además de en cines se puede encontrar en streaming a través de Netflix.
Un día la joven sombrerera Sophie es visitada por la Bruja del Pantano, que le lanza una maldición que la convierte en una mujer anciana. Intentando recuperar su normalidad, viaja a través del país para pedir ayuda al mago Howl, un excéntrico aventurero que vive en un castillo que camina por los prados y montañas. Pero la que solicita ayuda puede acabar siendo la que termine auxiliando al héroe.
Miyazaki toma de base aquí en una novela de fantasía de los ochenta de mismo nombre que decide adaptar, aparte de por las evocadoras imágenes de un castillo destartalado caminando por la hierba, por un contexto de guerra creciente. Estados Unidos se había metido en Oriente Medio en su “guerra por el terror”, y sus maniobras cada vez menos justificables motivaron a Miyazaki a retomar la temática antibélica que ha aflorado en películas como ‘Porco Rosso’ o ‘La princesa Mononoke’.
‘El castillo ambulante’: ambición abrumadora
Un antibelicismo que, como otros directores de esa era o anteriores, entendían desde un espectáculo bélico muy apabullante. Aquí Miyazaki, sin embargo, no necesita hacer un impactante desborde visual, desarrollando más las inquietudes a través del conflicto dramático. En el proceso también aborda la vejez repentina, o las presiones relacionadas con poseer un determinado talento que a veces no se sabe bien cuando controlar.
Son aspectos muy interesantes que muestran la negativa de Miyazaki a conformarse en sus historias, si bien aquí la ambición puede llegar a ser tan inmensa que resulta agotadora. Muchas ideas flotando, no todas aterrizando. Algo que resalta principalmente porque la mayoría de sus películas suelen ser mucho más redondas en su manera de narrar. No cambia que ‘El castillo ambulante’ sigue siendo una película alucinante y extraordinaria, que deleita tanto con un momento de intimidad como con una secuencia de vuelo.
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