El gran enigma de 'El hombre tranquilo' que nunca jamás podremos resolver: solo conocían la respuesta John Ford, John Wayne y Maureen O'Hara

Nunca sabremos esas palabras que se susurraron en aquel pueblo de Inisfree

Hombre
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En los años 50, Republic Films era sinónimo de westerns, seriales y cine de serie B como 'La taberna de Nueva Orleans' o 'Las aventuras del Capitán Maravillas', la primera adaptación de la historia de lo que luego conoceríamos como '¡Shazam!'. Nadie imaginaba que la productora tuviera el respaldo crítico, y mucho menos que fuera nominada al Óscar por ninguno de sus despropósitos. Y sin embargo, en 1952, fueron los únicos que apostaron por John Ford para hacer 'El hombre tranquilo' en flamante Tehnicolor, consiguiendo siete flamantes nominaciones. No os encariñéis con ellos: seis años después, dejaron de hacer películas para siempre.

Tranquilidad ante todo

Ahora sabemos que 'El hombre tranquilo' es una obra maestra de John Ford protagonizada por unos estupendos John Wayne y Maureen O'Hara, pero en su día solo consiguieron la financiación a regañadientes, a cambio de hacer un western para Republic, que acabó convirtiéndose en 'Río Grande'. Desde su estreno, el carisma de Inisfree y sus habitantes conquistó al público, y la banda sonora de Victor Young es tan mítica que se dice que O'Hara y el director George A. Romero, conscientes de sus últimos minutos de vida, decidieron que sonara mientras morían.

Sin embargo, y aunque a estas alturas se ha convertido en un mito del que se sabe prácticamente cada detalle, hay algo que nunca jamás llegaremos a saber: lo que O'Hara susurraba en el oído de Wayne y que le causaba una cara de sorpresa inigualable. Él era un gran actor, pero no tanto, y lo cierto es que ese momento estuvo improvisado: para conseguir una reacción auténtica, Ford le pidió a la actriz que le dijera una obscenidad inesperada. ¿Cuál? No lo sabemos: algo que solo conocían el director y los dos protagonistas, y que murieron sin revelar.

Es más, O'Hara, en sus memorias escritas en 2005, afirmó que en un principio se negó ("¡No le podría haber dicho eso a Duke!"), pero, tras la insistencia del director, acabó haciéndolo causando la reacción de sorpresa que quedó en el montaje final. Aunque, para ello, tuvo que luchar: Republic quería que la película no durara ni un minuto más de las dos horas, pero el montaje se pasaba en nueve minutos, que contenían la pelea final y esta escena. Para demostrarles que era necesario que abrieran la mano, pausó la proyección de la película para los ejecutivos a falta de los últimos momentos y así les convenció de que tenía que estrenarse con su montaje. Genio y figura.

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