El cine de Hollywood fue muy cerrado en sus inicios en cuanto a abrir las puertas a nuevos talentos y escenarios para sus películas, sin embargo, el auge de grandes producciones que requerían nuevos espacios de filmación, los obligada a salir de los estudios para mostrar al mundo lugares únicos que se convirtieron en paraísos de fantasía para muchos, fue así como, en 1964, el director John Huston llevó a la pantalla grande una obra que no solo capturó la complejidad de las relaciones humanas, sino que también transformó un pequeño pueblo costero en un destino turístico internacional
'La Noche de la Iguana', una película basada en la obra teatral de Tennessee Williams, no solo fue un hito en el cine, sino que marcó el inicio de la popularidad de Puerto Vallarta como un lugar de escape y belleza natural.
La historia se desarrolla en un pintoresco albergue en México, donde un grupo de personajes disfuncionales se enfrenta a sus propios demonios. La trama gira en torno al personaje de Reverend T. Lawrence Shannon, interpretado por Richard Burton, quien se encuentra en una crisis existencial, y a su alrededor, un elenco estelar, que incluye a Ava Gardner y Deborah Kerr, da vida a un relato cargado de emociones y tensiones.
En la cinta, vemos cómo las maravillas del lugar y las pocas construcciones destinadas al turismo formaron parte del rodaje, especialmente, el Hotel Ambos Mundos, uno de los primeros en ser construidos para ofrecer alojamiento justo frente al mar, sin embargo, en la actualidad es un completo de condominios que cumplen con su función de albergar a los turistas.
Sin embargo, las construcciones no fueron el único elemento llamativo de la producción de se incluyeron en la cinta, como podemos ver en un encuadre diferente, también se grabaron varias escenas en las calles que desembocan en el popular malecón de la zona romántica de Puerto Vallarta.
Pero eso no es todo, sino que también dentro del paraíso natural de Playa las Ánimas, se construyó una casa en las que también se grabaron varias escenas de la película, sobre todo del desenlace, que actualmente lucen totalmente derrumbadas, tanto por el paso del tiempo como también por actos vandálicos del lugar.
Antes de la llegada de La Noche de la Iguana, Puerto Vallarta era un destino relativamente desconocido, frecuentado principalmente por pescadores y algunos turistas locales. Sin embargo, la filmación de la película cambió todo.
Las secuencias que mostraban las playas y la vida cotidiana del pueblo despertaron el interés de un público más amplio cuyos paisajes vívidos y la atmósfera relajada de la región hicieron que los turistas mostraran gran interés por el lugar, quienes se maravillaron por la entonces fusión de la naturaleza exótica del lugar y del estilo de vida de la región.
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