En el cine lo que realmente resulta crucial no es tanto el qué se trata, sino el cómo se trata. Sacar lo máximo de lo que tienes es un arte, pero también una necesidad. Puedes comentar los aspectos más interesantes de la condición humana, pero puede quedarse perdido en el éter si no sabes emplear imagen y sonido para contarlos.
Al mismo tiempo, el planteamiento más chorra, más absurdo, puede convertirse en una experiencia de verdadero éxtasis si se pone el empeño y la técnica al servicio adecuado. Intérpretes entregados, una realización clara y potente, un buen sentido del ritmo que evite el descarrilamiento. Todo lo que podemos encontrar en ‘Speed: Máxima potencia’.
Un peligro imparable
Keanu Reeves y Sandra Bullock protagonizan este impepinable vehículo de acción que cumple 30 años de su estreno en cines. Con el director de fotografía Jan de Bont haciendo su salto como director, saca lo máximo de una premisa sencilla hasta el extremo, creando algo trepidante que se puede ver en streaming a través de Disney+.
El policía Jack Traven se muestra continuamente como uno de los agentes más solventes del departamento de policía de Los Ángeles. Pero se enfrentará a un reto como nunca antes ha visto cuando un terrorista sabotea un autobús urbano con una bomba que estallará a menos que el vehículo siga conduciendo a más de 80 kilómetros por hora. Traven deberá encontrar la manera de salvar a los pasajeros y evitar que se accione el explosivo.
No tiene muchas más dobleces. Toda la película trata de desarrollar nuevas situaciones en las que evitar que el autobús frene, además de averiguar cómo quitar la bomba y encontrar al causante del problema. Además, la idea de un bus que no puede ir lento es complicada de tomar en serio o convertir en arte elevado. Por eso nadie se propone hacerlo, sólo se toman en serio el intentar hacer una película trepidante con ello.
‘Speed: Máxima potencia’: profesionalidad ante todo
Es por ello que ‘Speed: Máxima potencia’ es una de las mejores películas que se miran en el modelo asentado por ‘Jungla de cristal’ unos años antes, donde un héroe resolutivo tiene que moverse en una localización muy concreta y salvar a los rehenes y la situación. De Bont realiza explosivas secuencias a altas velocidades con potente empaque visual y narración bastante clara.
Todo está bien sostenido gracias a un Reeves que se confirma como héroe de acción al que resulta fácil bancar, y también a una Bullock que se planta como revelación de la película. Su esfuerzo es palpable, nunca se toman lo que están haciendo como una chorrada, aunque nosotros como espectadores podamos considerarla como tal. Pero la terminamos disfrutando al máximo, porque claramente saben imponer el cómo (hacer algo espectacular) al qué.
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