Hoy día está en una situación muy diferente, encadenando películas que se sienten versiones pochas o a medio cocinar de lo que solía ofrecer, pero Tim Burton tuvo una racha bastante inmaculada que muy pocos directores tienen en su haber. Podríamos empezar desde su debut y llegar hasta el final del siglo XX sin encontrar una película que no sea destacable.
Más allá de que haya tenido mayores éxitos o fracasos en lo comercial, esa racha inicial de películas contaba con una identidad bastante marcada que era capaz de moverse entre tonos. A veces más cómicos, otras más sentimentales y alguna retomando sus pasiones por el terror clásico. ‘Sleepy Hollow’ fue sin duda de las últimas.
Perdiendo la cabeza
Estrenada hace ya 25 años, Burton ofreció aquí su última película especial de verdad antes de volverse una sombra de sí mismo. Una aventura gótica y fantástica protagonizada por Johnny Depp y Christina Ricci que rescata una fabulosa leyenda terrorífica y que actualmente sólo se encuentra disponible en plataformas de alquiler como la de Amazon o la de Apple TV.
El investigador Ichabod Crane emplea una serie de métodos y artefactos peculiares para estudiar los más extraños fenómenos, algo que le vuelve un outsider dentro de la comunidad científica. Para probarse a sí mismo, se dirigirá al remoto pueblo de Sleepy Hollow para hallar la verdad sobre una supuesta amenaza de un jinete sin cabeza.
Burton retoma el clásico relato de Washington Irving que ya tuvo una adaptación memorable en forma de relato animado de Disney, aunque en este caso no cae en el remake en acción real (de esos ya nos dio unos cuantos y no salimos ganando nadie). En su lugar, trata de crear una leyenda folk que pueda tener lugar en Estados Unidos y adquirir una mitología sobrenatural propia de la que ha carecido como nación relativamente joven (al menos con respecto a países de Europa y Asia).
‘Sleepy Hollow’: siniestra y divertida
Lo hace elaborando una propuesta visual todavía fresca, donde su estilo ya consolidado aún puede incluir detalles nuevos como esa integración de efectos especiales o esa fotografía siniestra de Emmanuel Lubezki. Consigue dar lustre y atmósfera escalofriante a una película que también cuenta con su toque trepidante y divertido.
Depp se muestra también en un registro familiar, sabiendo a la perfección que debe ofrecer a uno de sus colaboradores más fiables, pero consigue mantener un dinamismo divertido que encaje en esta propuesta particular. Todos consiguen un último momento de especial lucidez antes de empezar a jugar más sobre seguro y perder chispa.
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