Anoche ‘Doctor Mateo’ finalizó temporada con la promesa en el bolsillo de la renovación. Se ha hecho corta la temporada, sólo nueve episodios, comprensible porque el dinero de la producción destinado a la grabación en exteriores se ha recortado de la duración en capítulos, pero es que no se puede tener todo.
Como suponíamos, los cliffhanger cerraron el capítulo dejando en el aire algunas de las tramas más recurrentes de la serie. Por supuesto, la de la relación entre Mateo y Adriana, pero también nos quedamos con la intriga de si Ana conseguirá por fin tener una relación con Riqui. No sé yo si se hará realidad el refrán de el que la sigue la consigue. En cualquier caso, la trama transversal de la decoración del hotel temático de Tom dio pie a un buen número de situaciones de enredo resultas sin parodia pero con mucho tino.
A Adriana su embarazo sólo le ha durado un episodio pero ha sido más que suficiente para propiciar el acercamiento entre ella y Mateo. El cotilleo comentado en la radio del pueblo levantó la liebre y revolucionó a las amigas, que en este capítulo han estado más en segundo plano.
La preocupación por el estado emocional de Alfredo terminó con un fiesta de disfraces agridulce pero con la promesa de que, en la próxima temporada, su relación con Julia podría renovarse. Veremos cómo afrontan esto porque Manuela Velasco, la actriz, está en La chica de ayer, que se estrena el próximo domingo en el mismo horario. Es la pega de producir series sin tener clara su duración, que los personajes episódicos adquieran peso para la audiencia en un momento en el que el actor o la actriz ya ha adquirido nuevos compromisos profesionales.
Mateo, que recibió duras críticas sobre su personalidad de Adriana y de su tía Juana, decidió liarse la manta a la cabeza en el peor momento, dejándose llevar por Candela, la decoradora del hotel, y manteniendo una relación con ella justo cuando su tía Juana necesitaba ayuda con el pintor y quedó al descubierto, paseándose por el hotel con un aspecto muy distinto al habitual, descamisado y turbado.
Y para terminar, el caso médico que marcó el capítulo fue el del pintor que estaba dando los últimos toques al hotel, que sufría de desmayos y que termina teniendo un ataque en medio de una relación sexual con la tía Juana, descubriendo Mateo que tomaba más medicación de la conveniente para la erección.
Contado así, el capítulo de cierre de temporada de ‘Doctor Mateo’ podría parecer un homenaje a los mejores momentos de ‘Benny Hill’ pero resultó todo lo contrario. Las secuencias fueran contadas con naturalidad y elegancia a pesar de tratar temas sexuales, un asunto en el que es fácil caer en lo chabacano. Además, se afrontaron asuntos como el sexo en la edad madura, las dificultades de erección o los embarazos no deseados con las dosis de comedia justa. Me quedo con la escena de Adriana espantando a las vacas del camino y en la fiesta, el cuadro a lo Village People para quitar trascendencia a la pelea.
Veremos qué nos deparará la temporada que viene. A ver si con la tranquilidad de que la serie gusta plantean tramas de más trascendencia semanal. Yo creo que eso supondría el impulso definitivo de la producción. Quizá también estaría bien que pensasen de antemano en cuánto va a durar la serie completa, para poder ofrecer un producto más sólido y cerrado pero, claro, eso de poner fecha de caducidad anticipada es algo poco habitual en nuestra televisión, a pesar de que la realidad demuestra temporada tras temporada que la duración media de una serie española, salvo honrosas excepciones, es de cuatro temporadas como mucho.
En ¡Vaya Tele! | ‘Doctor Mateo’ 1×08 – De cómo el tiempo no pasa en San Martín
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