Desde que se ha convertido en gancho fácil para conseguir Oscars, y también cuentan con importante participación de los protagonistas reales para controlar el relato que se expone al público, el biopic musical se ha convertido en uno de los pocos vestigios de cine adulto en carteleras. Aunque siempre en versiones muy elementales, bordeando la hagiografía, sin nada que contar sobre los músicos que no sea lo que sea necesario para engrandar el relato.
Es, ciertamente, una manera de empobrecer una vertiente con unos mínimos de potencial, de ahí que se pueda apreciar más los intentos de ‘Maestro’ por salirse de la fórmula aunque no tenga éxito pleno. Hay fórmulas que se siguen porque funcionan, pero siempre hay maneras y maneras de implementarlas. Basta con ver cómo se forjaron, como sucede en ‘Música y lágrimas’.
In the Mood
Biopic de uno de los grandes músicos de jazz y conductores de orquesta como fue Glenn Miller, aquí interpretado por una estrella prácticamente infalible como James Stewart. El actor se junta de nuevo con uno de sus directores de confianza, Anthony Mann, y dan forma a la piedra rosetta de las películas sobre músicos. La película se estrenó hace ya 70 años y hoy la podemos ver en streaming a través de Amazon Prime Video (y también en Filmin).
Miller era uno de los grandes talentos musicales de la era del swing, tocando el trombón con una gracia casi angelical aunque sin gozar del todo el éxito dentro de la industria. La colaboración con la escena de Nueva York le proporciona ciertas alegrías, pero quiere proveer también una buena vida para su pareja. Su vida pega un importante cambio cuando pasa a ser líder de la orquesta de músicos en lugar de interprete.
Miller consiguió especial prominencia desde esa faceta, especialmente con exquisitas interpretaciones de piezas como ‘In the Mood’ que se han vuelto referencia para cuando quieres aportar elegancia emocionante a una escena. Pero aquel éxito era un regalo envenenado, cambiando para siempre su relación con la música y con los músicos, aquí muy presentes con cameos importantes como los de Louis Armstrong. Cuando uno pasa a estar frente a la orquesta, ya no puede volver a estar junto a ella.
‘Música y lágrimas’: la pasión perdida
Es la clase de conflicto que nutre la fórmula básica del biopic musical, el agridulce sabor del éxito que te puede distanciar de lo que te apasiona de la música. Mann encuentra maneras interesantes de contarlo, empleando también el sonido para ello, aunque también establece tropos menos agradecidos, como el personaje de la esposa sacrificada que está para apoyar a la figura de éxito.
Hay ciertos aspectos rígidos que han sido los que más se han trasladado a películas posteriores de este estilo, aunque también hay una factura dramática clásica que resulta estimulante de ver. Stewart no necesita de una gran transformación, haciendo un trabajo de estrella suficiente para vendernos a un personaje y sus dificultades vitales. Aunque hubieran antes otros biopics musicales como el que protagonizó Cary Grant en ‘Noche y día’, es en ‘Música y lágrimas’ donde encontramos el esqueleto de este tipo de películas.
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