Jennifer Grey se convirtió en uno de los rostros jóvenes más conocidos de finales de los 80. Su futuro cinematográfico era realmente prometedor, hasta que un trágico accidente y varias operaciones de estética fallidas truncaron su carrera. ¿Qué pasó con la protagonista de 'Dirty Dancing'?
Comienzo estelar
Jennifer Grey nació el 26 de marzo de 1961 en Nueva York. Hija de los actores Joel Grey y Jo Wilder, Grey confesó en sus memorias ('Out of the corner') que tuvo una adolescencia llena de excesos de la que no se siente especialmente orgullosa. Su primer trabajo como actriz fue con 19 años, en un anuncio de Dr. Pepper.
Tuvo su debut cinematográfico a los 23 años, con un pequeño papel en 'Rebeldes temerarios', cinta escrita por Chris Columbus y protagonizada por Daryl Hannah. Hizo un par de películas más, incluyendo 'Todo en un día', en la que coincidió con su futura pareja Matthew Broderick, antes de saltar a la fama con el papel de su vida.
Grey protagonizó con 26 años 'Dirty Dancing', el musical ochentero que arrasó en todo el mundo y se convirtió en un clásico instantáneo. La historia de amor entre Frances Houseman (Baby, para los amigos), una enamoradiza adolescente, y su profesor de baile Johnny Castle (el fallecido Patrick Swayze) la puso en el mapa como actriz y marcó un hito en su carrera.
Paradójicamente, la relación entre Grey y Swayze fuera de la pantalla no podía ser más diferente: tuvieron múltiples problemas por la actitud infantil de ella a la hora de repetir tomas, algo que molestó de sobremanera a Swayze y creó auténtica tensión entre los dos, tal como relató él en su autobiografía 'The time of my life'.
Ante semejante éxito, muchos vaticinaban una carrera estelar para la joven actriz que, finalmente, nunca llegó a materializarse. Uno de los motivos sucedió poco antes del estreno de 'Dirty Dancing' en EE.UU, cuando ella y Broderick tuvieron un accidente de coche, del que la actriz salió con un latigazo cervical y las dos personas del otro coche fallecieron en el acto.
Caída en picado
Este acontecimiento la marcó física y psicológicamente pero lo que de verdad sentenció su carrera fue una operación de estética. Al no recibir la avalancha de papeles que esperaba tras dar la campanada con 'Dirty Dancing', Grey comenzó a tener dudas sobre su futuro. A principios de los 90, la actriz decidió hacer caso a su madre, que le insistía mucho en operarse "su nariz de judía".
No obstante, la rinoplastia a la que se sometió salió mal y le tocó pasar otra vez por quirófano para arreglar el desastre. Decisión de la que se arrepentiría toda la vida, ya que su rostro cambió radicalmente y ni ella misma se reconoció al mirarse en el espejo. La actriz lo definió como "entrar en un programa de protección de testigos".
Entre 1990 y 2000, Grey aún tuvo algunos papeles protagonistas, en cintas como 'Asesinato en Mississipi', 'La fuerza del viento' o 'Retrato de inocencia', además de numerosas TV movies, su cameo en un episodio de 'Friends' y la sitcom 'Matando el tiempo'.
No obstante, si ya entonces se trataban de "proyectos menores" (ninguna de esas películas tuvo especial trascendencia), la operación no hizo sino acentuar esa tendencia en su trayectoria, cada vez más menguante en los años venideros.
En la primera década de los 2000, solo hizo cuatro películas (una directa a televisión) y participó en un par de capítulos de dos series. La escasez continuó en la década de 2010, en la que participó fugazmente en 'House' y 'Anatomía de Grey'. También se estrenó como actriz de doblaje en 'Phineas & Ferb', la cinta de animación 'Al aire, patos' o en la versión en inglés de 'El viento se levanta', de Hayao Miyazaki.
En cuanto a su actividad reciente, Grey volvió en un papel principal con 'Bittersweet Symphony' en 2019 y anunció hace un par de años que estaba implicada en una posible secuela de 'Dirty Dancing'. Que sea Baby quien la vaya a devolver a la palestra parece una feliz coincidencia para esta estrella hollywoodiense, cuya luz se apagó demasiado pronto.
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