Antes de ser inmensamente conocido por el gran público gracias a su auto-paródico personaje en la infalible 'La casa de los líos', el asturiano ya era una leyenda de la interpretación. Versátil como pocos, con carácter y carisma, Fernández fue un gran profesional del cine, la televisión y el teatro, y no quedó género que no contase con su aportación.
Truhán y figura hasta la sepultura
Arturo Fernández, además de un eterno seductor, fue un rostro habitual de la época dorada del policiaco español. 'A sangre fría', 'El salario del crimen' o la cinta de terror ¡El sonido de la muerte' son muestras excepcionales de su talento a la hora de llenar la pantalla.
Poco amigo de la disciplina y el estudio, probó fortuna en el fútbol y en el boxeo, hasta que un buen día, buscándose la vida en Madrid, comenzó a trabajar como figurante a cambio de cinco duros. Así sería hasta que a finales de los cincuenta el cienasta Julio Coll proporcionase a Fernández sus primeros papeles con enjundia en 'Distrito Quinto' y 'Un vaso de whisky'.
Especialista en comedias, donde fue pareja de Lina Morgan en 'La tonta del bote', también fue un histórico de nuestra televisión creando una pareja legendaria con Paco Rabal en la mítica 'Truhanes', de 1983, que daría lugar a una serie de televisión diez años después, con ambos protagonistas en una apuesta de Tele Cinco francamente rompedora en esos tiempos.
Con un estado de salud delicado durante los últimos meses, el coloso de Arturo Fernández celebró sobre las tablas su noventa cumpleaños hace pocas semanas. Lamentablemente, la estrella más carismática que nos quedaba de los inicios de nuestra industria, nos ha dejado hace unas horas. Descansa en paz y gracias por las risas, chatín.
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