Un 17 de diciembre nacía Gladys Cooper, actriz británica que comenzó su carrera interpretativa en el teatro, como otros muchos. Desembarcó en Hollywood, donde tuvo un enorme éxito y popularidad en infinidad de personajes secundarios, con bastante peso en los films. Se especializó sobre todo en dar vida a mujer importantes de la aristocracia, soberbias e implacables. Al principio, sobre todo en teatro, fue criticada por ser rígida; más tarde le sacó un excelente provecho a esa peculiaridad. A partir de la década de los sesenta, se especializó sobre todo en televisión. Murió en 1971.
Películas imprescindibles para un homenaje: 'La extraña pasajera' ('Now, Voyager', Irvin Rapper, 1942), su primera nominación al Oscar, como la enfermiza madre de Bette Davis; 'La canción de Bernadette' ('The Song of Bernadette', Henry King, 1943), su segunda nominación al Oscar, una monja con problemas de fe; 'La mujer del obispo' ('The Bishop's Wife', Henry Koster, 1947), maravillosa fábula religiosa sobre un ángel que ayuda a la gente; 'Mesas separadas' ('Separate Tables', Delbert Mann, 1958), historias cruzadas en un hotel, con uno de los finales más gloriosos de la historia; 'My Fair Lady' (id, George Cukor, 1964), su tercera nominación al Oscar, un musical que no las tiene todas consigo, pero el reparto está espectacular.