Divas las hay de todas clases y colores. Según el diccionario de la RAE, es un adjetivo, dicho de un artista del mundo del espectáculo, y en especial de un cantante de ópera, que goza de fama superlativa. Y le cuadra a la perfección a gente como Mariah Carey o Jennifer Lopez, que son algunas de las mujeres más famosas del mundo, aunque mucho más incomprensible en el caso de la segunda, por razones que ahora veremos. Diva proviene de divina, que se aplica a deidades gentílicas y a los emperadores romanos a quienes se concedían honores divinos después de su muerte. Y eso puede cuadrarle un poco más, si cabe, pues al paso que va, el día que fallezca, se le concederá el honor divino de recordarla, aunque nadie sepa decir por qué.
Estos días anda por España, en la fatigosa labor de promocionar su nuevo vehículo de lucimiento personal, vehículo construido por ella misma, pues ya lleva bastantes años ejerciendo de productora en su carrera, y aunque en el caso de ‘El plan B’ no firma explicitamente como productora ejecutiva, está claro que ella hace y deshace en ese producto lo que a ella le conviene, convencida de la necesidad de que haya más pseudo-películas románticas, sobre todo protagonizadas por ella. También está convencida de ser una cantante estupenda y de tener un gran gusto vistiendo. Una artista total, vaya.
Repasemos un poco el argumento de ‘El plan B’, película que, como supondrá el lector, no tengo el menor interés de ver: una mujer soltera (López, claro), obsesionada con tener hijos, se hace la inseminación artificial, queda embarazada de gemelos, y el mismo día conoce al hombre de su vida. Fascinante argumento para una película cuyo cartel, uno de los más horrorosos que he visto en mucho tiempo, presenta a la diva con el actorcillo de turno, y en el que se lee: enamorarse.casarse.tener un hijo. Y resulta que la cobertura que se le ofrece, en telediarios y programas del corazón, es mucho mayor de la que gozarían otras películas infinitamente más importantes.
A fin de cuentas es Jennifer Lopez, ¿no? Una actriz que ha conocido algún éxito de taquilla desde que comenzó su andadura como actriz, y que solamente ha interpretado un buen papel en toda su carrera (el de ‘Out of Sight’, de Steven Soderbergh), mientras desarrollaba una carrera paralela como cantante de música discotequera de ínfima calidad, que empezó vendiendo muchos millones de discos y luego cayó en picado. Sin duda, tenemos las estrellas que nos merecemos.
Oriunda del Bronx desde hace más de cuarenta años, Lopez tomó clases de canto y baile desde muy pequeña, pues estaba obsesionada con ser artista. Y con su ambición imparable lo consiguió, aunque hubo de trabajar en multitud de productos televisivos y cinematográficos de bajísima calidad y nula importancia. Sin embargo, se convirtió, a los 28 años, en eso que llaman “la latina mejor pagada de Hollywood’, por su papel en la relativamente interesante ‘Selena’. Sin duda contribuyó a ello su incontestable fotogenia y su físico, pues es una cantante y bailarina mediocre.
Ahora bien, y como demostró en la película de Soderbergh, creo que es una buena actriz. Está totalmente creíble como policía judicial en ese divertimento romántico, y le da la réplica a George Clooney con fuerza y belleza. Sin embargo, no volveremos a ver en ninguna película nada parecido porque, ya convertida en superestrella mundial, comenzando a publicar discos en 1999, Lopez es más una figura mediática, una estrella pop, un objeto de deseo por su inmenso y redondo trasero, que una artista.
Casada con otra estrella latina como Marc Anthony (que, curiosamente, también ostenta un solo papel memorable en su carrera, el del tarado de ‘Bringing Out the Dead’, la magistral e infravalorada película de Martin Scorsese) ¿qué legado esta dejando esta bella muchacha como “artista latina”? ¿No se trata, en realidad, de un elaborado producto de marketing, de una marca en definitiva, destinada sólo a sacar millones de dólares? ¿Se imagina alguien a esta mujer presentando una película en Cannes?
Sea como fuere, es carne de programas del corazón, sus películas dan dinero (proveniente de las carteras de los adolescentes), venderá todavía algún disco que otro, sus marcas de ropa también darán beneficios, y en los telediarios seguirán hablando de “latinos en Hollywood”, como si eso le importara a alguien.
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