El pasado 31 de noviembre se estrenó en los cines españoles 'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford', que ya sólo con el título te da una idea de lo que te vas a encontrar. Dirigida por Andrew Dominik, la película venía precedida de éxito de crítica, incluyendo la Copa Volpi para Brad Pitt por su interpretación de Jesse James. En bastantes ocasiones me encontré con frases similares a "visualmente es muy buena, pero es lentísima". Desde los primeros instantes de 'El asesinato de Jesse James', ésa es precisamente la idea que te viene a la cabeza.
Dominik está demasiado preocupado en deslumbrar al público que dice saber de qué va esto del cine y se olvida de lo fundamental: contar una historia y no aburrir en el proceso. Ojo, no digo que sea mala, ni mucho menos, es interesante y está magníficamente realizada, pero no se puede dedicar tanto tiempo a las poses de Pitt o a plasmar desde todos los ángulos posibles la llegada de un tren en mitad de la noche, por no hablar de cierta parte de la trama donde un personaje se dedica a ligar con la mujer de un colega criminal. Es innecesario y produce que el espectador pierda interés. 'Tierra de Audaces', sin tanta paja visual, cuenta básicamente la misma historia y es muy superior.
'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford' ('The Assasination of Jesse James by the Coward Robert Ford', 2007) no es que tenga una trama muy sorprendente. Jesse y su hermano Frank reclutan a una serie de hombres para cometer otro robo en un ferrocarril. Entre esos hombres se encuentra el joven Robert Ford, fascinado por la figura de los hermanos James y en cuyas manos se encontrará la vida de Jesse. Evidentemente, Dominik parte de que el público ya conoce la historia y a lo que se dispone es a ofrecer un enfoque diferente, desmitificador.
El título de la película no sólo es muy largo, también deja claro que el protagonismo está compartido. Vamos a presenciar la historia de Jesse James pero también la de Robert Ford. Y ambos se muestran muy humanos y nada heroicos, siendo éste uno de los puntos fuertes de lo filmado por Dominik. Sin embargo, no comparto ese gran entusiasmo cosechado por el trabajo de Brad Pitt y Casey Affleck. Los dos están bien, cumplen con sus roles, especialmente Affleck, que consigue tanto que te identifiques con él en algún que otro momento, como que llegues a despreciarle. Pitt peca bastante de repetir pose, pero no me cabe que ha tenido tanta culpa él como el director. Realmente, la estrella no hace nada que no le hayamos ya visto hacer en otros títulos, pero, como digo, cumple. Respecto a Affleck creo que lo hace mejor en la primera parte del film, perdiendo un poco de intensidad en la segunda; a excepción del momento cumbre de la historia, donde está fantástico.
En cuanto a los actores secundarios, estoy muy de acuerdo con lo que dice mi compañero Alberto Albuín en su crítica, están muy desaprovechados. El personaje de la mujer de Jesse, interpretado por Mary-Louise Parker, apenas tiene unos minutos y, lo que es peor, relevancia. De ahí que cuando toque el momento emotivo que ya sabéis, nos quedemos indiferentes ante su reacción. No podemos ponernos en su piel porque apenas la conocemos, casi no hemos visto el trato que tenía con Jesse. Sam Rockwell tiene un personaje más importante, pero el actor no está muy acertado, perdiendo siempre que Affleck y Pitt comparten escena con él (o sea, siempre). Sam Shepard interpreta de forma estupenda al hermano mayor de Jesse pero tiene muy pocos minutos en pantalla, lo cual es una pena. Quizá el personaje menos importante que más tiempo sale es el encarnado por Paul Schneider, que por otra parte realiza muy bien su trabajo.
'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford' nos narra el lento declive de los héroes del oeste, los audaces y valientes pistoleros que en realidad no lo eran tanto, pareciéndose mucho más a cualquiera de nosotros de lo que pudiéramos imaginar. Robert Ford fue un cobarde pero no menos que Jesse James, obsesionado con su muerte hasta tal punto que llegó a tocer todo para provocar el último y letal disparo justo como lo quería. Sam Peckinpah lo habría bordado, pero no restemos mérito a Andrew Dominik; al menos, nos ha dado la gran oportunidad de ver otro western crepuscular en una sala de cine.
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