El viernes, 24, se estrenará 'El club de los suicidas'. Como ya os adelanté, se basa en la novela homónima de Robert Louis Stevenson y nos cuenta cómo un grupo de suicidas frustrados, que se han conocido en una terapia, montan un club para matarse los unos a los otros. Lo que ocurre a partir de ahí, os lo podéis imaginar.
Roberto Santiago consigue, como ya hizo con ‘El penalti más largo del mundo’, convertir un material que en la teoría podría tener muchísima gracia, en un producto algo insulso en el que la mayor parte del tiempo el humor brilla por su ausencia. No me refiero a que falte hilaridad porque haya momentos dramáticos o una resolución ñoña, que probablemente son concesiones al mercado; sino a que vemos escenas en las que se puede apreciar que están haciendo un esfuerzo por resultar cómicos, pero que no llegan a hacer reír. Es posible que la culpa esté en el montaje o quizá en la dirección.
Existen unos cuantos momentos que sí logran la carcajada en la sala, pero son pocos y el mejor de todos se lo guardan para el final. Aparte de eso, como en muchas otras comedias, el film presenta el problema de que casi todos los buenos chistes están en el tráiler (podéis verlo aquí) y montados con más ritmo y más chispa.
Fernando Tejero se encuentra en el mismo registro que en la serie ‘Aquí no hay quien viva’, sólo que con otro estilismo. Incluso tiene frases sacadas del personaje de Emilio, como su cómico: “Bueno, un poquito, sí”, que dice justo después de negar que ha hecho algo. No, afortunadamente no tienen la desfachatez de hacerle decir “Un poquito de por favor”. Por si fuese poco, los momentos en los que Tejero hace más gracia son aquellos en los que se acerca más a su papel de portero de finca urbana. En otros se evidencia que trata de alejarse de ese registro y Santiago debería haber encontrado un estilo en el que Tejero hiciese gracia sin ser Emilio, pero sólo recordándonos a la serie ha conseguido crear humor.
Lucía Jiménez aparece más atractiva que en las películas en las que la han retratado últimamente, pero ni su actuación ni su papel nos dicen absolutamente nada. Quizá se ha tratado mostrar a una mujer misteriosa de la que no sabemos nada, no lo sé. Lo que sé es que el resultado ha sido un personaje vacío que no transmite ninguna empatía ni negativa ni positiva. Además, a la pobre, aunque esté muy bien, le tocan o gorditos, como en ‘Café solo o con ellas’, o feítos, como aquí. Menos mal que ‘Proyecto Dos’ la ha rodado junto a Adrià Collado.
Podría seguir así, uno por uno, con Luis Callejo, Juanma Cifuentes, Cristina Alcázar y Clara Lago. Pero poco vale la pena y ya no encontraría palabras para decir lo mismo sin que se notase mucho que me estoy repitiendo. Posiblemetne Juanma Cifuentes y Cristina Alcázar han tenido la suerte de que les tocasen los personajes mejor retratados y, por lo tanto, más empáticos.
Lo que ocurre al dibujar personajes con tan poca profundidad es que, la parte que no pretende ser cómica del film, es decir, la emotiva, tampoco funciona.
Sí hay que aplaudir en la película la alta calidad del diseño de producción y de todos los aspectos estéticos. La fotografía está cuidada y, tanto los decorados como el vestuario, resultan más que competentes. En lo que se refiere a la realización pura y dura, es decir, las decisiones en cuanto a encuadres y movimientos de cámara, el trabajo de Santiago no merece reproche. Es en los apartados de montaje y de dirección de actores donde quizá se ha quedado algo corto.
En definitiva, ‘El club de los suicidas’ es una película correcta y amena, que se puede ver sin aburrirse demasiado. Pero no es en absoluto la comedia que podría haber sido. Y es una pena porque siempre nos quejamos de que el cine español no está bien producido o se hace con tres pesetas y, para una vez que estos aspectos se llevan a cabo de forma digna, el resultado no acompaña.
Se han hecho otras adaptaciones de la novela que, en este caso, se ha trasladado muy libremente. Aquí podéis leer sobre algunas de ellas.
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