Fritz Lang, probablemente y sin exagerar, uno de los diez mejores directores de todos los tiempos, huyó de su Alemania natal cuando los nazis empezaron a hacer de las suyas, refugiándose en América donde trabajo no le faltó en absoluto, ya que era enormemente conocido por su etapa muda, totalmente imprescindible (y sin la excepción de ningún título) para cualquier amante del cine. En los USA no sólo no bajó el nivel de calidad, sino que llegó a firmar algunos de sus mejores films, entre muchos de los cuales sería muy, pero que muy difícil decantarse por dos o tres títulos únicamente, y aprovechando que la revista Dirigido ha realizado recientemente un extrarodinario estudio sobre la figura de Lang, me dispuse a repasar su obra, y rescaté este poco conocido título, realizado en 1949, y que a un servidor le faltaba por ver. Apuntar que para cualquier cinéfilo, acercarse a un film de Lang por vez primera, es una de las experiencias más gratificantes que existen, su cine se queda grabado en la retina y es afortunadamente imposible de olvidar.
'House by the River' narra la historia de un escritor casado, que un día asesina "sin querer" a una de sus criadas, la cual le rechazó cuando éste intentaba seducirla. Se las ingeniará para engañar a su propio hermano para que le ayude a deshacerse del cadáver. Este es el interesante punto de partida de una historia típica del cine negro y de suspense, en la que Lang no oculta ciertas influencias provenientes del cine de Hitchcock, algo que un año antes se había notado también en la magistral 'Secreto Tras la Puerta'. Estamos, eso sí, ante una historia un poco más simple de lo esperado, donde lo que más fuerza tiene en su fascinante personaje central, y la irreprochable puesta en escena de su director, jugando como pocos sabían hacer con las luces y las sombras.
A muchos podrá sorprenderles el hecho de que Lang empieze la película de una forma tan brutal, un asesinato en principio un poco forzado, y sin embargo poco a poco y a medida que avanza el film, nos vamos dando cuenta de la valerosa decisión de Lang. Lo que en principio parecía una forma errónea de empezar una película va cobrando forma según se va definiendo el personaje central. Muchos otros directores hubieran tomado la decisión de que el asesinato sería algo en lo que terminaría desembocando un personaje totalmente cruel como el de esta historia. Aquí parte de dicho hecho y luego se nos presenta el dibujo psicológico de dicho personaje, lo que le hace todavía más cruel, cayendo en un patetismo aterrador. Estamos ante un personaje, que aún sabiendo de lo que es capaz, no sabemos nunca cómo va a reaccionar.
El actor Louis Hayward cumple a la perfección con este personaje, infiriéndole las dosis justas de dureza, locura y maldad, con una facilidad asombrosa. Él es la estrella absoluta, y poco tienen que hacer a su lado los actores Lee Bowman y Jane Wyatt, que interpretan a su hermano y a su mujer respectivamente, personajes mucho más planos y muy fáciles de definir. Además, Lang hace con el personaje central algo que le encanta, y que se repite mucho a lo largo y ancho de toda su obra, lo rodea con una aureola de fatalidad, extraordinariamente servida, y que sin duda es uno de los puntos fuertes del film. La mala suerte es una de las tónicas del cine de Lang, y ésta es una buena muestra de ello.
Tal vez el film tenga algunos cambios de ritmo demasiado bruscos, sobre todo cuando en cierto momento asistimos a un juicio, y el tono de la película cambia. También podemos achacarle la rapidez con la que está terminado, o podría decirse que eran otros tiempos y no se necesitaban tres horas para contar una historia en la mayor parte de los casos. Aún así un Lang es un Lang, y perdérselo es casi un pecado. Un film menor de Lang es un film mayor de una infinidad de directores, y puede que me quede corto.
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