Bueno, la verdad es que eso se le desea a todas las películas por malas que sean. Uno siempre espera poder ver una buena película cuando va al cine, aunque hay casos en los que ya se nos advierte de antemano de que lo que vamos a ver no tiene buena pinta, incluso los trailers no son capaces de engañar a nadie. Éste es uno de esos casos.
Elizabeth Masterson es una chica que sólo vive para su trabajo de doctora en un hospital, haciendo jornadas de hasta 26 horas seguidas, no tiene vida social de ningún tipo. Una noche sufre un accidente que le hace caer en un coma profundo. El piso en el que vivía será ocupado por David Abbott, un hombre destrozado por la muerte de su esposa, y que pronto empezará a esentirse acosado por el espíritu de Elizabeth.
Nos encontramos pues, ante la típica comedia romántica con elementos fantásticos que muy de vez en cuando nos regala Hollywood, un género por el que han pasado casi todas las actrices de la actualidad con mayor o menos fortuna, casi siempre lo segundo. Reese Witherspoon no iba a ser menos y aporta su granito de arena al asunto. Ella es la protagonista principal de la película, aunque eso no es decir mucho, porque se limita a estar con la misma cara durante todo el film, sin reflejar ningún cambio en los distintos estados de ánimo del personaje, vamos, que no es creíble, como no lo es para nada al principio haciéndonos creer que es una doctora que lo sabe absolutamente todo sobre medicina.
Le acompaña Mark Ruffalo, un actor al que siempre he considerado más inteligente cómo para aparecer en este tipo de producciones (me imagino que tiene que comer, como todo el mundo), pero el caso es que su interpretación es bastante patética, alejada de todo lo que él suele hacer, algo inexplicable, porque éste no es un papel que debiera ser difícil de interpretar, sino más bien todo lo contrario, pero Ruffalo se pasa todo el rato con bobaliconas expresiones, y dando la sensación de que no se encuentra a gusto con el personaje, y es que este actor está capacitado para mejores menesteres.
Otro problema es que entre Ruffalo y Witherspoon, a pesar de que no desentonan, no hay la suficiente química como para que su historia resulte más atractiva, química que considero esencial en este tipo de films.
El espectador siempre va por delante de la historia, adelantándose a todo lo que pasa, aunque tampoco da la sensación de que la película pretenda ser original en ese aspecto, pero podían habérselo trabajado mejor sin llegar a los niveles de simpleza a los que llega la película, aunque eso sí, hay que reconocerle que ciertas cosas en el guión, pequeños detalles, rezuman clasicismo, que siempre es bienvenido en los tiempos que corren. Una pena que no se haya explotado más esa cualidad en la película, porque hubiera salido ganado.
Mark Waters hace aguas (perdón por el chiste fácil) en su labor como director, mostrando una realización casi inexistente que muchos confundirán con corrección o artesanía, estando muy lejos de esos dos conceptos.
En resumidas cuentas, una película muy floja, que cuenta con la presencia además, de Jon Heder, en un papel que de haber estado mejor tratado y dirigido, hubiera sido un gran personaje.
Y por útlimo, una anécdota, en los últimos trailers de esta película suena el archifamoso tema de James Blunt 'You´re Beautiful', cosa que no sucedía en los anteriores, ni siquiera sale en la película ¿a qué demonios habrá venido ese cambio?