Arrancó el nuevo '¡Mira quién baila!' en La 1 con Jaime Cantizano al frente y un conjunto de caras nuevas con las que se ha buscado refrescar el show. La primera gala del programa se quedó muy cerca de los tres millones de espectadores y anotó un 15,3%, unos datos que se traducen en buenas cifras para la noche de La 1, aunque estuvo lejos de convertirse en lo más visto del día. El resultado sigue siendo positivo si tenemos en cuenta la dura competencia establecida en la noche de los lunes, una batalla que de momento no se ha saldado con ninguna víctima.
A pesar de estos datos, el nuevo '¡Mira quién baila!' no consiguió destacar precisamente por su aporte novedoso. Y es que, a pesar de la renovación de casi la totalidad de los presentes, el talent show ofreció su cara más continuista, manteniendo la línea que durante años ha explotado en la cadena pública. No hubo lugar para innovar ni para las sorpresas, siguiendo un guión automático donde lo que menos importaba era impresionar a la audiencia. Ni presentador, ni concursantes, ni jurado se salieron del guión marcado, demostrando que faltaba algo más de rodaje y una capacidad para disfrutar de lo que ocurría en plató, una buena manera para transmitir frescura a los espectadores.
Esa falta de frescura estuvo patente en la figura de Jaime Cantizano durante toda la noche. Pese a que su elección como presentador de '¡Mira quién baila!' parece un acierto, al desligarse de las típicas caras de La 1 y comenzar a ofrecer una imagen que se sale de lo habitual, a Cantizano le faltó algo de fuelle, quizá como consecuencia de los traicioneros nervios del primer día. Correcto en su función pero lejos de disfrutar del show y, en consecuencia, hacer que la audiencia disfrutara con él de las gracias y desgracias encontradas en los bailes.
En la misma línea se mostró el jurado elegido para valorar la destreza de los concursantes. Solo Noemí Galera despuntó en el papel de juez que ya hemos visto en el pasado reciente de nuestra televisión. El resto se dividió entre la divinidad de Norma Duval y las gracietas de El Sevilla, aunque de nuevo ninguno se salió de su papel establecido de antemano. El papel del jurado estuvo dentro de ese marco sobrio del que se debería desligar '¡Mira quién baila!' en las próximas galas, sobre todo si de verdad quiere acercarse al público joven como indica la elección de algunas de las caras elegidas para formar parte del plantel de concursantes.
Caras para todos los gustos entre los candidatos famosos a mostrar su destreza en el baile, aunque no abundó lo atractivo entre los números de la primera gala. Llamó la atención la falta de ensayo de caras como Colate o Maribel, que estuvieron muy lejos de ofrecer lo que realmente requiere el show. Tampoco ayudó la excesiva presencia de Poti en plató, en un extraño papel de animador de la gala que olía a fingido. En definitiva, el regreso de '¡Mira quién baila!' se dirige a todos aquellos que echaban de menos los bailes de famosos en la cadena pública, resucitando un formato que pecó de previsible y donde no hubo sorpresas dirigidas a entusiasmar a los espectadores.
En ¡Vaya tele! | ¡Mira quién baila! se cambia de cadena
Ver 5 comentarios