Telecinco estrenó anoche 'Se enciende la noche', el nuevo programa de Jordi González. Tenía claro lo que me encontraría estando él. Lejos de sentir que el programa "iluminaría" la noche o "encendería" mis ganas de sintonizar Telecinco (algo que llevo tiempo sin hacer), intuía que tirarían del manido formato de siempre recompuesto, recosido y reciclado (entrevista, actualidad, debate, reportajes) para hacer una nueva versión de lo mismo: 'TNT' engendró a 'La Noria'; ésta 'El Gran Debate'. Después se le pasó el testigo a Emma García ('Abre los ojos y mira'), con desastrosos resultados.
Y ahora 'Se enciende la noche' se cuelga otro collar, pero es el mismo perro. Y el caso es que sobre el papel (dossier de prensa) todo son buenas intenciones: "un escaparate de la actualidad", afirma González. Tal vez estuvo más acertado en Ana Rosa cuando especificó que se trataba de "un festival de la variedad". Sin embargo, han pasado por alto otros criterios de selección en sus contenidos, amén de lo que ellos consideran actual, como la relevancia o el propio interés.
Donde dice "escaparate" yo sólo vi una especie de puesto de bazar de objetos profusamente mezclados, sin ningún sentido ni coherencia. Un muestrario de Mediaset, principalmente, en el que se llegó a dar relevancia a 'MHYV', probablemente el programa más reprochable de Telecinco desde 'Las Noches de Tal y Tal'. Lo siguiente, por supuesto, será granhermanizar todos sus contenidos, en cuanto el reality vuelva a la cadena. La variedad tiene los días contados, máxime cuando ya apuntan a que su espacio para la "Actualidad" se centrará especialmente en el caso de los niños robados (más que centrarse, sospecho que será el tema que acapare la sección).
Caos temático
Debo reconocer que no vi la primera parte, la del access prime en la que el programa se centra en "La entrevista". La maniobra de empezar a las 22:00 para retomar la emisión más de dos horas después no acabo de entenderla: o eres access o eres late. No se puede estar en el plato y en las tajadas. Visto lo visto anoche, no habría pasado nada si se hubiera prescindido de alguno de los contenidos para ajustar todo el programa a las dos horas de late night, sin tener que desmembrarlo de esta forma. De todas formas, ya sabrían que sería difícil ganarse a la audiencia fiel de 'El Intermedio' y 'El Hormiguero' (ambas opciones lograron más share que Telecinco). Pero tampoco consiguieron imponerse a Buenafuente (14,4% frente al 10,7% de Jordi González), ni siquiera con el reclamo del estreno. Será que, como yo, los espectadores ya sabían lo que se iban a encontrar.
Y aún con todo, en cierto aspecto me sorprendieron. Porque el programa adquiría por momentos tintes de experimento. Lo primero que me encontré fue a un muchacho que parecía sacado de 'Hermano Mayor'. No entendí la motivación de ofrecer ese testimonio (¿terapia? ¿advertir a la sociedad sobre el peligro creciente de los adolescentes violentos?) hasta que pasaron a hablar del programa de Pedro García Aguado.
Aquello se convirtió en un crossover de ambos espacios, pero también aliñado con una pizca de 'Hay una cosa que te quiero decir'. Como si mezclaran en un puchero todos los ingredientes Mediaset y nos sirvieran el mejunje resultante, sin molestarse en rectificarlo de sal. Porque después pasaron a hablar de niños robados, el tema estrella de la cadena, para dar paso más tarde, en la hora de los contenidos "noctámbulos y desenfadados" a la "entrevista" con un tronista de ese esperpento llamado 'Mujeres, Hombres y Viceversa'. De "festival de la variedad" a programa contenedor de Telecinco.
El gallinero habitual
Menos sorprendente fue la mesa de debate/coloquio/zapping, teniendo en cuenta que tiran del elenco habitual de comentaristas de 'Gran Hermano'. De alguna manera, van preparando el terreno para recibir al reality que probablemente copará gran parte de su atención (y del resto de programas de la parrilla que indirectamente se alimentan de él). Ver a Boris Izaguirre, Carmen Alcayde o Belén Rodríguez debatiendo sobre cuestiones como "puede una persona normal ser tronista" o "la filosofía del chonismo" puede ser descarado, sí, y desenfadado (asumiendo la acepción más benevolente del término). Pero desde luego no interesante.
La única frescura la aportaron los fichajes de Uri Sabat (habitual de la radio), Nene Futbolista (monologuista) o Marta Márquez (actriz y colaboradora en 'Top Trending Tele', que hará las veces de reportera on the road). Su presencia se sentía como un soplo de aire renovador, rostros nuevos y energía jovial, entre tantos otros reciclados, como La Terremoto de Alcorcón (Pepa Charro); un personaje que, a pesar de seguir en activo (partició en 'Fenómenos', debutó con Almodóvar y es artista de cabaret) es, como diría Vincent Finch, ¡tan 2006...! Pese a tirar de Internet, de Trending Topics y de rabiosa actualidad, la mesa volvía a ser lo de siempre (igual que en TNT/La Noria/El Gran Debate): un gallinero de voces intentando imponerse con un moderador que, lejos de moderar, asistía al espectáculo desganado y desmotivado.
Y como viene siendo habitual también en este tipo de formato, el late late se reservó para hablar de sexo con un ama de casa metida a escritora de novelas eróticas a la que presentaron como "la señora de los orgasmos". De modo que si seguimos la estela que fue dejando el programa mientras iba desgranando contenidos, la variedad es el único "mérito" que se le puede atribuir. Claro que la variedad venía acompañada de caos, desorden y confusión. Como si emitieran en modo beta (cierto es que hay que asumir que están efectivamente en rodaje). Pero, en mi opinión, el criterio no apareció por ningún sitio. Ni siquiera tienen claros los días de emisión (de momento martes y miércoles), como para saber en qué demonios emplear esas horas. Lo único que me provocó fue ganas de saltar a laSexta, a ver qué hacía Buenafuente.
En ¡Vaya Tele! | ¿Competimos por el late night? Telecinco prepara 'Se enciende la noche'
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