Los jóvenes se van a la universidad. Este es uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentan las ficciones de adolescentes pero ‘The Vampire Diaries’ no lo podía retrasar más tiempo. Cuatro temporadas de veintidós episodios para dos años de instituto era algo excesivo. Llevaba a cierto desconcierto temporal porque, si bien para el espectador las relaciones de los hermanos Salvatore con Elena Gilbert tenían cuatro años, ellos hablaban de menos de dos años. Así que tocaba pasar página.
De momento, le está sentando de maravilla. Algo que siempre critiqué a las últimas temporadas fue que no prestaba suficiente tiempo a tratar y dar exposición a las amistades de los jóvenes de Mystic Falls. Vivía de las rentas de los primeros episodios de la serie donde nos explicaron qué unía a Bonnie, Caroline y Elena, qué relación tenía esta con su hermano y finalmente qué (des)unía a Damon y Stefan. Pero tenían tanta prisa en quemar trama que casi nunca mostraban alguna escena ajena a todo el ajetreo, un instante que nos recordase porqué todos eran amigos aparte de sus ganas de sobrevivir y salvar el mundo. Y, en este y otros aspectos, el arranque de la quinta temporada ha sido un soplo de aire fresco.
Reconstruyendo las relaciones
El punto de partida es el traslado de Elena a la universidad junto a Caroline, después de pasar un verano sin tener noticias de Stefan. Bonnie no da señales de vida, sólo a través de Jeremy, Katherine toca las pelotas a todos con su lengua corrosiva que ya no viene acompañada de superpoderes y Silas se instala en Mystic Falls para hacerse con la cura que corre por las venas de la ex-vampiro. Vamos, que están entretenidos como siempre y los guionistas se espabilan para que los protagonistas no estén de brazos cruzados en ningún momento.
La llegada de Elena a la universidad (y a pesar de que vuelve a Mystic Falls en el tercer episodio), tiene unas cuantas escenas inofensivas que le dan fuerza a su relación con Caroline. ¿Cuánto tiempo llevaban sin tener nuevas experiencias juntas que no tuvieran que ver con amuletos, maldiciones y ataques? Ni me acuerdo. Pero verlas compartiendo habitación, hablando de fiestas universitarias y haciendo planes propios de chicas de su edad es refrescante, aunque hallen muerta a su otra compañera e intuyan que un profesor no es trigo limpio.
Esta teoría de que las relaciones parecen estar construyéndose también viene apoyada por la química entre Matt y Jeremy, a los que les une una amistad sincera y relativamente nueva, y también la situación de Bonnie. Ella no hace nada, pues solamente transita por el mundo como un fantasma, pero su condición y particular tortura es emotiva. Todavía no quiere abandonar a sus seres queridos (de aquí la gran escena donde acompaña a Caroline y Elena a la universidad sin que ellas lo sepan), ni es capaz de asumir la muerte de su padre (chapeau otra vez porque esa escena es casi desgarradora). Si encima le sumamos el clímax de su reunión con Matt con el abrazo que Jeremy jamás le pudo dar, tenemos a una Bonnie a toda potencia. ¿Quién hubiera pensado que un fantasma, en lugar de entorpecer la trama, sería tan buena idea? Sólo me confunde que, si bien ahora quiero que regrese de entre los muertos, sería perjudicial que un muerto regresase (a menos que suceda como con Jeremy, que volvió a un precio altísimo).
Y hasta podríamos incluir a Katherine dentro de este mejunje. Como bien le dice Elena cuando le explica porqué no la mató tras darle el elixir de la mortalidad, ahora tiene la posibilidad de explorar su humanidad. De momento, está siendo interesante verla como una persona (más o menos) normal y corriente, mareándose y poniendo de los nervios a los demás, todavía sin ser consciente de lo frágil que es su condición. ¿Puede tener una imprevista redención tan adelante, después de tanto daño infligido al círculo de su doppleganger? Si Damon la tuvo, todo es posible.
La mitología se remonta
La consolidación de Silas como el villano a exterminar, si bien podía temerse que fuera un “Original 2.0: Más temible, más retorcido y más mortal” ahora que ya no están en el elenco Klaus, Rebekah y Elijah (a los cuales no se les echa de menos), también lleva un rumbo distinto al que podíamos imaginar. Todo el tercer episodio sirvió para abrir una mitología que tiene su sentido. Tenía que haber alguna razón para que Elena fuese una dopplegänger y también es coherente que Stefan también lo sea. Son amantes obligados por el destino a amarse una y otra vez en otros cuerpos, la consecuencia de que Silas traicionara a la bruja Qetsiyah (Tessa para los modernos) incluso antes de que los Originales existieran.Esta llegada de Silas, que parece que va a quedarse algún tiempo, también ha traído a Mystic Falls a los travellers, unos gitanos cuyo deber es acabar con él. Pero más allá de que haya más criaturas (y que el pobre de Matt sirva de títere para uno de ellos), introduce una nueva variable al triángulo entre Elena, Stefan y Damon. Hasta este momento el espectador podía creer que la relación por la que apostaban los guionistas era la de Stefan y Elena porque era más pura. Pero, ahora que es cosa de un destino que ellos mismos no escribieron, ¿significa esto que no acabarán juntos porque encontrarán un amor real y forjado por ellos mismos? ¿O se esforzarán a transmitir que lo suyo es original, de la misma forma que Damon ha tenido que luchar para demostrar que no tenía a Elena hechizada?
Sea como sea, en los últimos tiempos pudimos presenciar que Stefan y Caroline tienen una relación muy estrecha y sería interesante que la exploraran. También lo serían que acercaran al pequeño Salvatore con Katherine ahora que es mortal, lo cual siempre le atrajo de Elena. Y, entre las relaciones, las tramas abiertas y la nueva mitología, ‘The Vampire Diaries’ está demostrando que le queda cuerda, algo que a estas alturas ya no creía posible.
En ¡Vaya Tele! | 'The Originals', el spin-off que llegó tarde
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