'The Carrie Diaries', aquellos locos ochenta

Carrie Bradshaw ha vuelto. A finales de los noventa, escribíamos columnas con ella, hablábamos de sexo con sus amigas y paseábamos por su glamurosa ciudad en ‘Sexo en Nueva York’. Casi una década después, Carrie se muda de HBO a The CW (algo así como mudarse de Nueva York a la costa de Jersey) para compartir sus años de instituto, sus primeros desamores y encuentros con su amada Gran Manzana.

Una vez más, las novelas de Candace Bushnell sirven como material original para esta precuela, adaptada por una de las guionistas que trabajó en las últimas temporadas de la comedia de Michael Patrick King. La serie arranca pocos meses después de la muerte de la madre de Carrie, que vive con su padre y su hermana pequeña Dorrit.

The Carrie Diaries’ se estrenó hace unas semanas en The CW con unos datos bastante decepcionantes que nublan bastante su futuro, que probablemente dependa de si ‘90210’ sobrevive con sus pésimas cifras una temporada más (sí, sigue en antena). Tras la premiere, habría apostado por una CW paciente que permitiese a ‘The Carrie Diaries’ acabar de atraer a su público, pero tres semanas después, los números no se mueven y la serie no ha conseguido que se hable de ella más que para una absurda polémica con las Torres Gemelas.


El diario de Carrie

Los aires de esta Carrie adolescente son demasiado adultos y responsables para su edad y, sobre todo, para la naturaleza de sus conflictos (estar castigada, gustarle un chico, perder el tren… esas cosas normales de adolescente) pero funcionan dentro de las pretensiones claras que tiene la serie, que no intenta compartir con su prima de HBO más que el nombre de la protagonista y algún que guiño casual.

El círculo confidente lo forman la modosita y putilla de turno, que no acaban de cuajar demasiado con sus pequeñas líneas de trama en el intenso mundo de una Carrie que hace malabarismos entre su beca en el buffete (¿really?), su estupenda e increíble vida de neoyorkina veinteañera falsa y las tardes en la pisci.

‘The Carrie Diaries’ recoge alguno de los elementos estructurales de su hermana mayor. Esos helados o comidas en torno a una mesa para hablar de sus dilemas funcionan, son de lo mejor de los episodios y sacan el tema del sexo de forma mucho más natural que en esos otros momentos forzados (un Sharon Stone por un penique). Sin embargo, ese intento de voz en off explicativa no sólo es demasiado evidente y repetitiva, sino que falla en servir de nexo de unión entre todas las tramas, algo que funcionaba como un reloj con las columnas de Carrie.

No me quiero olvidar de todas esas secuencias que ocurren dentro de una casa. Claro, nos hemos malacostumbrado a las adolescentes cotilleando con el móvil, y los guionistas no quieren perder a sus espectadores más jóvenes, así que colocan una cabina allá donde la necesitan y meten a su protagonista en casa para que pueda tener a mano el teléfono fijo siempre que sea necesario.

Que no os confunda el tono jocoso, aunque podría seguir tirando pullas a lo que hasta ahora hemos podido ver de ‘The Carrie Diaries’, a pesar de que sus tres primeros episodios son un calco con muchos agujeros, sí creo que ha conseguido crear un universo propio que entretiene y resulta simpático, liderado por Anna Sophia Robb, que consigue que su Carrie petarda y redicha no caiga tan mal como la plasta de la hermana rebelde. Por cierto, ¿Soy yo, o si le quitas el melenón, con esos ojazos y esa cara triangular es un poco Gollum?

Unos ochenta modernizados

Lo confieso. A pesar de ser un drama teen sin muchas más pretensiones y que no acaba de cuajar del todo, he quedado atrapada en esos ochenta mutados quw ha creado la serie. Unos ochenta de colores, maquillajes y vestidos locos con unos estilismos que van desde lo demasiado exagerado hasta lo demasiado modernizado, pero que en conjunto llaman la atención.

Y si hay un super glue ese es la música. Esas versiones actualizada de algunos clásicos de la época, esas melodías y notas electrónicas inconfundibles y, en general, un soundtrack muy acertado, suponen una inyección de personalidad y molonidad muy necesaria para la serie.

No voy a engañar a nadie. Es lo que es y jamás recomendaría esta serie a alguien que no fuera mi prima pequeña, pero a pesar de todos sus fallos, ‘The Carrie Diaries’ tiene un gran potencial de convertirse en un drama adolescente a destacar en la vorágine actual de quinceañeras que juegan a tener veinticinco años. A vosotros, ¿Qué os ha parecido?

En ¡Vaya Tele! | The Carrie Diaries, lo que necesitas saber

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