Mirando el catálogo de series nacionales que tenemos, las que han desaparecido y las que se presume que vendrán, me doy cuenta de que no hay ninguna producción que atraiga mi atención más allá de la curiosidad que despierta cualquier novedad. Lejos han quedado las citas imprescindibles con Siete vidas, cuya última temporada me pareció un desastre. Desaparecida también me tocó el corazoncito pero su carácter de temporada única hizo que se terminase pronto la magia.
Es absurdo establecer comparaciones con la ficción americana, sobre todo con series como Dexter o Perdidos, que me traen loca, porque dramas de estas características sólo pasan una vez en la vida. Dexter es una adaptación de una novela y para hacer Perdidos hace falta una cantidad ingente de dinero. La segunda temporada de Cinco hermanos me está gustando más que la primera, ahora que se refuerza el carácter de comedia. Ugly Betty también es un descubrimiento pero es una adaptación, igual de el The Office de Steve Carell.
De la ficción nacional actual me gustan Aída y La que se avecina. Me hacen pasar un buen rato pero no siento la necesidad de verlas semana a semana. En general, parece que aguantan mejor las comedias que los dramas, a excepción hecha de El comisario, Hospital Central o El internado. Las bajas empiezan a contarse por decenas y hay que hacer memoria para acordarse de Quart y de R.I.S., que no acabaron temporada; M.I.R., que aparece y desaparece; Gominolas, que cayó con más pena que gloria; Cuenta atrás, que no renueva; o Plan América, que se ha quedado sin final.
Si fuera posible pedir o votar en algún sitio, me gustaría que alguna cadena se animase a producir una comedia de situación de veinte minutos. Estoy harta de tener que dedicarle hora y media a una serie. Con esa duración, los capítulos suelen ser irregulares, anecdóticos y muy poco intensos. No se trata de que vengan y nos hagan Friends o Como conocí a vuestra madre en versión patria, sino de que se atrevan a producir una historia genuina, con un enfoque atrevido y unas tramas que vayan un poco más allá del costumbrismo.
El Plutón Verbenero que prepara Álex de la Iglesia promete pero quiero algo más. Quiero personajes infames a los que comprender y de los que quedarme prendada. Los de La familia Mata, por ejemplo, me caen mal todos, no encuentro por dónde cogerlos, y El síndrome de Ulises me parece que está muy mal interpretada. Sólo quiero una historia cercana, con un buen guión de comedia, con episodios de veinte minutos y que me conmueva. Creo que no es pedir demasiado.
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