Tres años después, 'Les Revenants' ha estrenado su segunda temporada. Teníamos muchas ganas de echarle un vistazo pero, a la vez, un poco de temor, pues una serie que se construye en base a misterios tan perturbadores parece estar constantemente en el límite del agrado de unos espectadores que pueden ver sus expectativas truncadas.
Han pasado seis meses desde que el pueblo fuera inundado y la vida continúa de una forma amarga y obsesiva. Muchos han abandonado el pueblo, pero otros tantos se han hecho fuertes en esa especie de "secta" llamada 'La mano amiga' que, como siempre con esta serie, no nos deja ver a las claras sus intenciones.
Todos buscan su sitio
Aunque, claro, para comunidad extraña, la que forman esos retornados que viven al otro lado de la zona inundada por la presa, en un barrio en el que la atmósfera resulta terrorífica sin que, por supuesto, tengamos que ver ni una sola gota de sangre. El miedo "elegante" de 'Les Revenants' nos regala secuencias abrumadoras como la que vive Claire en ese extraño barrio: una persecución sin gritos ni palabras, a plena luz del día.
Hay muchísimos frentes abiertos, y el menos importante de ellos no es precisamente el de Adèle y su bebé recién nacido, un híbrido que tenemos muy claro que jugará un papel destacado en la serie, ¿el futuro de la raza? El horror de su madre hacia él sólo es comparable con la curiosidad que todos sentimos por verle interactuar.
'Les Revenants' tienen un plan. Lucy parece ser la líder de ese grupo que va sumando adeptos. Y no estamos muy seguros de que Berg, el personaje que supuestamente ha llegado para estudiar el porqué de la inundación, no tenga también algo que ver con todo ello. Mucha tela que cortar, pero no la suficiente para que olvidemos la poesía visual de la que hace gala la serie, con esos planos casi pictóricos tan rotundamente cautivadores. Aquí seguiremos, esperando que nos vuelva a dejar con la boca abierta.
En ¡Vaya Tele! | 'Les Revenants', fascinante fábula de terror
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