Sugar es el pelotazo que separa el amor de la conveniencia, la diferencia entre estar con alguien porque es cómodo y estar con alguien porque no podrías no estarlo. Sugar es esa persona que consigue reinventar tu mundo con cada una de sus palabras. Todo a su paso reluce como si lo acabaras de descubrir. Brillante, extraordinario, espléndido. Estar con ella es ver que el mundo puede ser diferente, que los sueños se pueden cumplir.
Una mano que se extiende ofreciéndote subir a la alfombra mágica. Hay personas que son capaces de inventar un mundo sólo para ti. Estar con una de ellas es verse arrastrado por un torbellino de nuevas emociones, momentos llenos de magia, intensidad, pasión y atracción sexual. El efecto de Sugar no dura para siempre. Es fugaz, tan breve como intenso, destinado a perecer cuando lo nuevo se vuelve conocido, pero no importa.
Nos gusta Sugar porque introduce un giro de 360 grados en nuestras vidas, y aunque ya sepamos que el enamoramiento se agota, seguimos necesitando esa chispa especial para estar con alguien. A veces soñamos con encontrar a una Sugar que dure para siempre; otras nos contentamos con saber que ya nos cruzamos con una Sugar una vez. Pero seguimos aspirando a ese punto de magia, aunque sea en una proporción minúscula, a ese grano de azúcar que nos permita creer que nuestra vida aún está por escribir.
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