‘Patria’ lo tenía fácil, porque ya nos la habían contado antes. Muchas veces. Lo habían contado 40 años de sucesos y tragedias, de terror y de crímenes atroces. Y luego lo había contado una novela destinada al gran público y con más de un millón de ejemplares vendidos. El texto de Fernando Aramburu ha sido incluso llevado al cómic con las viñetas de Toni Fejzula. ‘Patria’ es como la cassette del ‘Ante todo mucha calma’ de Siniestro Total, la folclórica del tapete sobre la tele o el dvd de ‘Love Actually’. Está en todas las casas.
La historia se repite
Vamos, que Aitor Gabilondo fue más listo y rápido que nadie a la hora de conseguir los derechos de la novela del autor perfecto (llegó, cobró y se esfumó) o, al menos, casi perfecto (recordemos que casi fue él quien desató la polémica de los carteles), redes mediante.
‘Patria’ no necesitaba mucho esfuerzo para conquistar los corazones y sacar las lágrimas de una audiencia con ganas de recuperar, por lo que sea, una parte del pasado que habíamos enterrado durante los últimos años, pero que siempre estará ahí. Como el crimen de Alcasser. Como la desaparición de Madeleine McCann. Historia negra que te toca más o menos de cerca y que de alguna manera logras hacer un poco más tuya a través de la distorsión de la memoria o, como en este caso, a través de una lujosa y exquisita adaptación televisiva a cargo de HBO, la casa de la tele.
Pero como digo antes, esta historia no necesitaba demasiado esfuerzo para conquistar. Es una serie diseñada para llevarse el premio Ondas a mejor drama de calle, curiosamente algo que no pasa con la que se lo ha llevado a la mejor comedia. La serie de Berto Romero, ‘Mira lo que has hecho’, está en las antípodas de target, estilo e intenciones, y ahí la tienes con el premio en la mano. Debe ser que lo de la comedia no es tan sencillo de explicar. Pero no, al igual que Roberto Benigni o ‘Forrest Gump’, ‘Patria’ estaba destinada (y diseñada) para la conquista de la audiencia de la plataforma de ‘Los Soprano’.
Por supuesto que en la serie hay un trabajo excelente a cargo de un equipazo de profesionales de altísimo nivel. Empezando por un reparto donde Elena Irureta y Ane Gabarain podrían haber tirado ellas solas con todo el relato. A través de miradas, de palabras, de silencios y del paso del tiempo que tan magistralmente han plasmado Nacho Díaz, Karmele Soler, Sergio Pérez Berbel y todo su equipo de maquillaje y peluquería. El resto del reparto está igual de entregado que ellas, las dos madres que rivalizan en recuerdos de amor y odio, pero nadie puede siquiera aproximarse a lo que transmiten estas dos mujeres enfrentadas por un horror que nunca debió existir.
Pero es que, insisto, la historia está ahí y no necesita música de Fernando Velázquez, siempre exquisito, para emocionar. ‘Patria’ venía con los deberes hechos, con una campaña de mercadotecnia imponente, con la división de opiniones al pie del cañón y con un estreno en abierto que puede que no batiese ningún récord, pero sí demostraba que había un canal en la casa de todos donde sus maneras no iban a desentonar al salir de su zona de confort. Que tan especial a lo mejor no era.
Repartida entre Óscar Pedraza y Félix Viscarret, discretos, siempre al servicio de la historia y sin hacer ruido, la serie de HBO era un triunfo asegurado sobre una historia popular a la que pintar bonito y envolver en papel de regalo caro. Puede que un lugar más justo para todos hubiese sido la tele pública, pero ahí ya tenemos una serie que lleva haciendo lo mismo desde hace 20 años y casi 400 episodios. Pero es otra historia. ¿O es la misma? Lo que tengo claro es que en TVE tampoco habríamos visto el bilingüismo que apuntan los dos clanes que protagonizan la serie del año.
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