Para Juego de Tronos' el reparto coral siempre ha sido un arma de doble filo. Por un lado la ficción tiene una ristra de personajes tan grande que los espectadores nos podemos identificar con cualquiera, pero por el otro tenemos la inmediata consecuencia de un reparto tan amplio: la lentitud en el avance de algunas tramas. Aunque la serie siempre ha solucionado bastante bien esto último, en cada temporada nos encontramos con episodios que, aparentemente, no tienen grandes momentos que recordar, o grandes misterios resueltos o escenas de las que estás hablando una semana entera.
Este cuarto episodio es de esos, o casi. La resaca de la boda real aún permanece en nuestras retinas y es complicado que nos asombren con algo que nos haga levantarnos y aplaudir. Pese a esta falta de espectacularidad, el episodio no ha bajado el nivel, trayéndonos pinceladas hechas con trazo fino que hay que coger y guardar sabiamente para el futuro. Si fuera guionista de la serie de HBO este sería uno de los episodios que me habría encantado escribir, ya que el nivel de diálogos, confesiones, intenciones y miradas han sido sublimes. Pero no nos adelantemos y sumerjámonos poco a poco en este episodio que merece ser visto más veces de las normales para captar todo el sentido de lo ocurrido.
'Juego de Tronos' (4x04): Guardajuramentos
Em este cuarto episodio hemos tenido nuestra pequeña ración de Daenerys. Después de ganar claramente al campeón de Meereen (con cambio de actor mediante), la conquista de la ciudad ha sido coser y cantar para la hija de la tormenta. Sinceramente esperaba un poco más de batalla épica en esta conquista y no dos escenas rápidas en las que vemos cómo los esclavos se rebelan ante los maestros. Entiendo que en esta cuarta temporada hay mucho que contar, pero después de lo importante que era Meereen para Daenerys, queda algo cojo ver como únicamente con cuatro espadas mal contadas y una charla de Grey Worm los esclavos (que lo han sido toda su vida) se atreven a rebelarse contra lo establecido.
Las conversaciones. Qué haríamos sin las conversaciones entre personajes en 'Juego de Tronos'. Ya os lo digo yo: nada. Este episodio es un claro ejemplo de que en Poniente lo que importa son los intereses de cada personaje y no lo que ocurre con ellos. Después de la polémica escena entre Jaime y Cersei todas las que hemos podido ver en este episodio en Desembarco del Rey han sido inmensas. El cruce de acusaciones e indirectas entre Tyrion y Jaime en la celda fue sublime, mostrándonos realmente lo mucho que ha cambiado Jaime y que Tyrion no está hecho de la misma pasta que el resto de Lannister, ya que deja para otros los deseos de poder que todo león tiene, queriendo únicamente ser feliz y vivir su vida tranquilamente.
Pero no sólo esa conversación en Desembarco del Rey ha sido importante. Hemos tenido tres más que vale la pena analizar a conciencia. En dos de ellas la protagonista es Margaery Tyrell (o Lannister a todos los efectos ya). Por un lado hemos visto como Oliena ha tomado el poder de la situación, revelándose como el gran personaje calculador que sabíamos que era al confesar que fue ella (junto a Meñique) la que envenenó a Joffrey. No puedo decir que no me esperara esta revelación ya que a Oliena siempre se le veía recelosa del matrimonio entre su niega y el niño odioso, pero la confesión ha sido tan temprana que me dejó un poco descolocado, tanto por la forma tan directa de decírselo a su nieta como por el consejo que le da a Margaery, que conquiste a Tommen antes de que acabe demasiado influído por Cersei.
Y Tommen es el protagonista de la otra escena a destacar en Desembarco del Rey. Aunque su encuentro con Margaery no tiene una gran carga dramática las intenciones mostradas por la Tyrell son tan explícitas y geniales que sólo quieres amar al personaje (si no lo amábamos lo suficiente ya). Esa cara mezcla de pícara e infantil que pone (para conquistar a Tommen, que recordemos que es un niño), esas palabras sin aparente sentido pero con mucha intención y ese acercamiento final rematado en un beso fraternal en la frente es, a todas luces, una de las mejores escenas del episodio. Si no estuviera la historia ya escrita estaría pidiendo un spin-off de Margaery todas las semanas.
¿Y qué decir de los planes de Meñique? Aunque la confesión de ser el asesino de Joffrey no nos pilla por sorpresa ya que siempre supimos que era un manipulador nato, la revelación de que se va a casar con la hermana de Catelyn es toda una novedad. ¿Por qué se va tan lejos si tiene planes de conquistar todo? El Valle es un sitio lejano, infranqueable y regido por una loca que no quiere saber nada del mundo exterior. ¿Qué planes tiene Meñique al casarse con ella? ¿Y por qué se lleva a Sansa? ¿Tendrá algo que ver su amor por Catelyn o habrá segundas intenciones? Demasiados interrogantes para un personaje que no había sido hasta ahora mucho más que un proxeneta con un buen bigote.
Y mientras en Castle Black
Aunque la serie nos intente entretener con intrigas palaciegas, guerras y enfrentamientos al final todos sabemos que el gran problema de Poniente es El Muro. Es la barrera que protege al mundo civilizado de los salvajes y salva todo lo bueno del caos. Aunque el resto de Poniente no lo quiera aceptar El Muro es uno de los lugares más importantes en esta historia y hemos comprobado por qué en este episodio. Los salvajes y los cuervos renegados están más organizados que nunca y desde Castle Black no tienen suficientes hombres para protegerlo, y lo peor de todo es que incluso la propia Guardia de la Noche tiene una venda en los ojos que ni siquiera Jon Nieve con su infiltración entre los salvajes es capaz de quitársela.
Se avecina una guerra en El Muro a muchas bandas y parece que nadie está por la labor de impedirlo, tan sólo Jon Nieve tiene la iniciativa, pero con la captura de Bran todo se va a complicar aún más, ya que después de haber conseguido voluntarios suficientes van a ir directamente a al guarida del lobo, y mucho me temo que no le va a gustar lo que se encuentren allí.
Lo que queda
Aún quedan unos cuantos episodios para acabar la temporada, casi tantos como líneas argumentales que cerrar. Daenerys sigue al otro lado del Mar Angosto sin planes inmediatos de viajar a Poniente; El Muro va a estar asediado tarde o temprano por los salvajes y está más que claro que va a ser una batalla dura y complicada; El Futuro de Tyrion está en el aire con ese juicio que va a estar manipulado de arriba a abajo... Y esto son solo los interrogantes que hemos visto en este cuarto episodio, porque esta semana se han dejado personajes y argumentos en el tintero para las siguientes entregas.
'Oathkeeper' ha sido un episodio realmente interesante. No por su título que no refleja lo que ha sido (la escena de Brienne y Jaime para mí ha sido la menos interesante de todas), si no por todo lo que hemos podido ver y notar entre bambalinas con todos los personajes. 'Juego de Tronos' ha demostrado una vez más con este episodio que es una ficción tan inmensa que bate en duelo a casi cualquier otra que hayamos visto hasta ahora. Y eso es fantástico, porque nosotros la disfrutamos semana tras semana.
En ¡Vaya Tele! | Seguimiento 'Juego de Tronos'
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