'Homeland', la sospecha que no muere

El mundo de las ficciones se puede dividir hoy en día entre las que terminan temporada acusando cierto cansancio, algo que provoca que el espectador se alegre incluso de que la serie se detenga por unos meses, y las que finalizan etapa demostrando no solo su potencial sino dejando a la audiencia con las ganas de avanzar en el tiempo hasta el día del estreno de su próxima temporada. A esta última categoría pertenece ‘Homeland’, la ficción de Showtime que ayer cerró su segunda temporada con un capítulo que nos hizo maldecir que realmente nos encontráramos ante el último episodio que veremos hasta dentro de un año.

La segunda temporada de ‘Homeland‘ se ha caracterizado por un ritmo pausado pero que no ha perdido el nivel de tensión al que estábamos acostumbrados, tan marcado en cada uno de sus capítulos, y por unos giros de guión que demostraban que sus guionistas estaban dispuestos a poner toda la carne en el asador ante lo que estaba por venir. Así ha sido, ‘Homeland’ ha demostrado esta temporada que no se conformaba con medias tintas y que estaba dispuesta a llevar a sus personajes al extremo, algo que el espectador ha acabado disfrutando y que ha provocado que por segunda temporada consecutiva no dejemos de pensar en ‘Homeland’ cuando hagamos un repaso de las mejores series del año.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

El juego de las intenciones ocultas

La historia que ‘Homeland’ ha abordado en esta segunda temporada ha sido una continuación evolucionada de lo que ya encontramos en la primera, una historia que comenzó con Carrie volviendo al terreno de juego mientras Brody hacía carrera para convertirse en vicepresidente de Estados Unidos. Toda la segunda temporada (y la serie hasta la fecha) se mueve en torno a esa sospecha sobre las verdaderas intenciones de Brody, un interrogante que nos llega a desquiciar y que los guionistas saben mantener a la perfección para que la duda no llegue a decantarse del todo hacia ninguna de las dos posibilidades.

Lo mejor de ‘Homeland’, o al menos con lo que yo más he disfrutado, es ese equilibrio en el que se mueve Brody, unas veces presentado como víctima y en otras veces señalado como verdugo o, al menos, sembrando la sospecha para que los espectadores no puedan decantarse. ¿Es Brody ese exmilitar atormentado que busca redimirse de sus malas acciones de la pasada temporada o es ese terrorista que nos tiene engañados y que mueve hilos de una red más grande de la que hasta ahora nos han presentado?

Muchos de los hechos mostrados esta temporada se mueven para mantener esa incógnita, dejándonos con la sensación de que en algún momento descubriremos en un flashback algo que no nos mostraron en el pasado y que desenmascare de una vez por todas a Brody. Esto provoca que en ocasiones le apuntemos con nuestra arma, tal y como hace Carrie después del atentado del último episodio, convencidos de que él es el auténtico culpable y ha conseguido engañarnos de nuevo. Llama la atención cómo los guionistas de ‘Homeland’ han conseguido que esta sospecha renaciera, sobre todo después del episodio del interrogatorio con Carrie (una de las mejores escenas de toda la serie) en el que Brody se derrumba y confiesa su traición en el pasado.

Este juego de las dobles intenciones, tan magistralmente manejado en el caso de Brody, también ha sido utilizado una vez más con Carrie, que se ha movido entre el deber de realizar su trabajo y la atracción que siempre ha sentido por quien ha sido su obsesión, provocando que nos costara creer cuál de ellas predominaba con más fuerza. Su incógnita sí ha sido despejada a lo largo de la temporada y, tras el final, parece que Carrie se transformará en un personaje que se desviva para limpiar el nombre de Brody (quizá erróneamente) en la tercera temporada.

Ritmo pausado pero capítulos de infarto

‘Homeland’ ha mantenido una temporada más el ritmo tan característico que ya marcó en la primera temporada. Gracias a esa forma de abordar las tramas, la ficción permite que el espectador siga de primera mano la evolución de los personajes, observando con matices sus reacciones y dando la oportunidad de que empatice con ellos. Aún así, y a pesar de ese ritmo pausado, la segunda temporada de ‘Homeland’ ha tenido capítulos llenos de giros de guión, escenas memorables y momentos que extraen lo mejor del thriller. Parece que ‘Homeland’ ha alcanzado un equilibrio que roza la perfección, englobando distintos elementos que la convierten en un drama sosegado pero igualmente adictivo que otras ficciones del mismo género como ‘24’.

El perfecto ejemplo de la combinación de estos factores se encuentra en el episodio final de la segunda temporada, que comienza con la amenaza de la muerte de Brody, un cebo que se deshace antes de lo que podamos imaginar, para terminar con un nuevo atentado terrorista en Estados Unidos. El atentado cambia la historia y deja a Brody como el terrorista suicida que estaba destinado a ser en el transcurso de la primera temporada. Estos elementos juegan con lo visto en el pasado o, mejor dicho, con momentos que han llegado a nosotros solo a través de las palabras de Brody (lo que contó después de que Abu Nazir lo secuestrara esta temporada es un buen ejemplo de ello).

Otro de los puntos fuertes de ‘Homeland’ es su capacidad para mostrar las consecuencias de la guerra en aquellos que participan en ella activamente y su círculo más cercano, uno de los aciertos que desde el principio ha tenido la serie. De hecho, Brody y Carrie se presentan como dos personajes cuyas vidas han sido consumidas debido al deber y a la dedicación que requerían sus trabajos. También ha sabido cuestionar las dos caras de un mismo conflicto bélico, y no ha dudado en apuntar hacia las intenciones del gobierno de Estados Unidos para llevarlo a cabo. La ficción es algo más que una serie sobre traiciones y dobles identidades, unas características que se han dejado entrever una vez más a lo largo de la segunda temporada.

Las tramas rechazables pero necesarias

Desde la pasada temporada ‘Homeland’ no se ha librado de tener una serie de tramas que parecían ensombrecer su historia, algo por lo que muchos rechazamos la relación amorosa que se inició entre Brody y Carrie el año pasado, que parecía no tener sentido en medio de tanta hostilidad. No me gustó que ocurriera y tampoco lo he terminado de ver con buenos ojos cuando ha vuelto a pasar esta temporada, aunque reconozco su utilidad para mostrar al espectador la soledad y lo perdidos que se encuentran los protagonistas o para jugar con el nivel de engaño al que puede llegar Brody tanto en el presente como en un futuro.

También se puede llegar a observar la relación de la familia de Brody como un lastre para el desarrollo de la historia, aunque no podemos negar que gracias a ella llegamos a acercarnos aún más a Brody, conociendo sus debilidades y los cambios que ha sufrido después de volver de la guerra. Quien tiene una defensa más difícil es la hija de Brody, Dana, que durante esta temporada ha sido protagonista de tramas paralelas que la han mantenido en una especie de limbo de la incomprensión del que no ofrecía más que el rechazo hacia su padre, principal diferencia con la actitud de su hermano (uno de los grandes ignorados de ‘Homeland’) ante el trabajo de Brody.

No puedo terminar este análisis sin mencionar algunos elementos, generalmente encontrados al principio de la temporada (la forma en la que llegó el vídeo de la confesión de Brody a manos de Saul u observar a Brody mandando mensajes ocultos desde el lugar en el que se seguía la operación para matar a Abu Nazir) que me hicieron pensar que la segunda temporada de ‘Homeland’ no estaría a la altura de lo que encontramos el año pasado. Afortunadamente solo se convirtieron en pequeños obstáculos que no lograron perjudicar el desarrollo de la historia ni se volvieron a repetir durante el resto de la temporada.

Con la guinda que ha supuesto el último capítulo de la segunda temporada de ‘Homeland’, la ficción cierra una etapa mostrando de nuevo su calidad y acostumbrando a su audiencia a sorpresas que quizá no siempre pueda mantener en el futuro con tanta seguridad. ‘Homeland’ sigue siendo hoy en día uno de los grandes dramas de la televisión, sobre todo gracias a sus dos figuras protagonistas y a la participación de una correcta serie de secundarios que mantienen el tipo. La serie se ha erigido de nuevo como una ficción sobre conspiraciones y traiciones que parece que se vuelve a dejar una carta bajo la manga manteniéndonos con la sospecha hasta el último momento. O puede que ya lo hayamos visto y aún así no queramos creerlo. Yo ya no se lo que pensar.

En ¡Vaya tele! | ‘Homeland’ y ‘24’, tal para cual

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