'Girls', el chiringuito de Lena Dunham empieza a oler

'Girls', el chiringuito de Lena Dunham empieza a oler
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Hablar sobre una serie tan de nicho como 'Girls' es una tarea complicada. La serie de Lena Dunham tiene por un lado fans tremendamente comprometidos que defienden la ficción hasta límites insospechados y, en el otro, a los telespectadores más despiadados que la critican a más no poder. La serie de HBO no deja a nadie indiferente y es quizás por esta razón que es complicado hablar de ella, no quizás por su argumento, sus personajes o su ambientación, si no por la forma que tiene de contar las cosas, la cual a veces te enamora perdidamente y otras te hace querer coger un bate para darle en la cabeza a los personajes que están en escena en ese momento.

Tengo que reconocer que desde la primera temporada yo he estado en el bando positivo de 'Girls'. La serie me parecía inteligente, bien llevada y con unos personajes tremendamente interesantes. Nunca fui demasiado fan de Lena Dunham como personaje, pero sí como creativa y guionista, la cual creo que es un diamante en bruto que nos puede dar mucho más de lo que nos están dando en la serie. Muchos lo habéis notado, estoy hablando en pasado. Y la razón principal es que esta tercera temporada ya no brilla como antes, más bien todo lo contrario: empieza a oler un poco.

Cuando lo extremo cansa

'Girls' siempre se ha caracterizado por presentarnos unos personajes extremos, amén de unas situaciones del mismo corte que rara vez se nos presentarían en la vida real. Sin embargo, la serie nos intenta contar episodio a episodio situaciones que parece que le ocurren a cualquiera en cualquier momento. Y siento decirlo, la vida no es así. En las dos primeras temporadas esas situaciones podrían pasar como un intento de poner en contacto un personaje tan complejo como el de Hannah, pero llegados a esta tercera temporada estas situaciones ya no cuelan.

Quizás es que ya nos hemos acostumbrado a ese tipo de situaciones. Esos momentos en los que parece que no pasada nada pero pasa todo, esos diálogos filosóficos y empíricos que nunca hemos tenido (ni tendremos) en ninguna de nuestros mundos, esa depresión permanente que nunca se va, ni siquiera en los momentos más felices o ese reflexionar hasta la extenuación cualquier evento que pasa por los ojos de los personajes. Nos hemos acostumbrado a, valga la redundancia, el costumbrismo extremo falso que nos presentaba 'Girls' y ya no nos importa tanto. Y eso, en cualquier serie, es un gran problema.

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Aún hay esperanza

Girls, HBO

En las pasadas temporadas 'Girls' nos mostraba en, casi, todas las escenas la excelencia y eso pasados tantos episodios es algo tremendamente complicado de continuar. Pese a todos los puntos negros que nos han mostrado estos primeros cuatro episodios hay aún unos pocos rayos de luz que nos muestran que la serie original, la que nos maravilló y se llevó numerosos premios y nominaciones sigue ahí. La bajada a los infiernos de Marnie es una línea argumental que espero que exploten al máximo, ya que creo que un personaje tan perfecto como fue Marnie puede darnos grandes momentos (y así nos los ha dado, véase la actuación fallida en el cumpleaños de Hannah). También está la vuelta de Jessa, la cual siempre me ha fascinado y a la que creo que deberían darle más protagonismo, así como a la ausente Shoshana, a la cual han convertido de una friki divertida a una chica del montón que, siendo sinceros, nos importa más bien poco.

En defintiva, este comienzo de temporada de 'Girls' ha sido, mayormente, decepcionante. No por lo que nos han estado contando, si no porque la decisión de seguir con el estilo de siempre hace que nos comencemos a cansar. La serie ya no es una comedia, ya no nos hace reirnos con la vergüenza ajena o con las situaciones dramáticas extremas de sus protagonistas. 'Girls' se ha convertido demasiado en el chiringuito privado de Lena Dunham. Sí, antes ya lo era, pero estos cuatro primeros episodios han demostrado que si todo gira alrededor de la genialidad de Lena Dunham la cosa aburre demasiado. Más abrir miras y concentrarse en otros aspectos de la serie, de esta manera igual vuelve a entretener de la manera que lo hacía antes.

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