Es incomprensible como una serie como ‘Pretty Little Liars’ tenga tantos defensores (y detractores que a fin de cuentas la siguen religiosamente) y en cambio ‘Twisted’ haya pasado desapercibida por parte del público. Tanto en las redes sociales como en EE.UU., donde no lograba ni la mitad de la audiencia que las pequeñas mentirosas que le precedían en la programación. Al fin y al cabo, son lo mismo: unos adolescentes que intentan resolver un misterio, en este caso quién mató a Regina Crane.
El punto de partida encima era parecido. Si en ‘Pretty Little Liars’ la acción comienza cuando Aria regresa a Rosewood tras pasar un año en Islandia, en ‘Twisted’ era la vuelta de Danny Desai lo que encendía la trama. Había matado a su tía cuando era un niño y volvía al pueblo para retomar su vida y su amistad con Jo y Lacey, sus amigas de pequeño. Pero no sería tan fácil. Ellas se habían distanciado y, si bien no le veían como un psicópata, no necesariamente querían que el pueblo las juzgara por acercarse a él.
Se podría argumentar, como ocurre en estas situaciones, que la serie original siempre gana a la copia y que por esta razón ‘Twisted’ jamás despertó interés. No se vendió como algo novedoso sino todo lo contrario. Y entiendo que resultara descafeinada para estos fans. Jo, Lacey y Danny no tenían el mismo gancho. Ni eran sexualmente tan voraces, ni se metían en tantas camisas de once varas. Eso sí, han tenido mucho más corazón.
Amigos para siempre
La primera vez que hablé de la serie ya lo remarqué: la relación de amistad entre los distintos personajes de la serie es mucho más orgánica que la de Aria y compañía. Esta era la mayor razón por la que dejé ‘Pretty Little Liars’ en su momento: nunca se tomaban la molestia de mostrar porqué todavía eran amigas. Te contaban que habían estado muy unidas y combatían conjuntamente a A pero se hacía tanto énfasis en sus problemas individuales que era incapaz de verlas como un todo, las veía como un cúmulo de spin-offs dentro de la misma serie.
En comparación, ‘Twisted’ hasta ha podido resultar ñoña. La obsesión de Jo por agarrarse a los recuerdos de infancia y procurar crear nuevos momentos especiales mientras el resto del pueblo les observa con desconfianza era casi patológica. Pero, ni que fuese a base de insistir, llegué a creerme los vínculos de amistad de Jo, Danny y Lacey. Puede que la rubia también resultara muy cansina con su superioridad moral con respecto a todo y con su incapacidad por preguntarse si su mejor amigo podía ser el asesino de Regina Crane, pero en resumidas cuentas podían entenderse los tres personajes y sus motivaciones. Dentro de lo que cabe, por supuesto, ya que Danny todavía tiene que revelar porqué mató a su tía. Si algo podemos deducir de los primeros once episodios de la primera temporada es que no es un asesino. Algo hay detrás.
Esta fijación de la serie por la amistad también tiene más capas. Por un lado están los adolescentes y también Rico, que pulula por allí a la espera de que Jo le haga caso (lo que la ayudará a entender porqué Danny actúa con ella como lo hace), y después está la esfera de las madres. Kimberly Quinn está muy convincente como Tess, la madre de Jo, preocupada eternamente por el bienestar de su hija y otorgándole el beneficio de la duda a Danny, y su relación con Karen Desai tiene miga. Denise Richards será mala actriz pero bien que me la creí cuando llamó ‘guarra’ a la chica muerta.
¡Todavía no sabemos nada!
Puede que en cierto modo sea todavía un mayor relleno que las historias paralelas de ‘Pretty Little Liars’ pero, puestos a distraerme, prefiero ahondar en las emociones de los personajes y no en giros y más giros que no perfilan mejor a los personajes. También es la única forma de hacer potable el misterio, de desarrollo lento y muy simplista, y del que todavía no podemos sacar nada claro tras terminar la primera parte de la primera temporada (ABC Family dice que hace medias temporadas cuando podría cambiar de número tranquilamente).
Sabemos que Karen haría cualquier cosa por su hijo; sabemos que Danny es un buen mentiroso pero podemos sospechar que él no es el asesino de Regina; también que el padre de Jo cada vez está más convencido de su inocencia y que su nueva colaboradora no es trigo limpio; y finalmente sabemos que Vikram Desai está vivo y que Tess tenía su teléfono. Algo que cualquier consumidor de series podía imaginar. Cuando no se encuentra un cadáver es porque dicha persona está vivita y coleando. ¿Pero por qué se largó? ¿Y tuvieron Tess y él alguna aventura, de aquí el sentimiento de culpabilidad de ella con respecto a Karen?
Sean cuales sean las respuestas, yo estaré esperándolas. No tanto porque necesite conocer la identidad del asesino, sino porque espero patéticamente que los protagonistas puedan rehacer sus vidas y su amistad. Que conste que soy consciente de lo ridícula que es toda la trama, de lo barata que luce y el poco talento interpretativo que corre por allí (Kylie Bunbury por sosa y Madelaine Hasson por intensa). Pero, puestos a ver chorradas adolescentes mal planificadas, me quedo con la que tiene alma y con la que se esfuerza por desarrollar las relaciones de los personajes. Que el cuerpo a veces también pide algún placer culpable.
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