La adaptación en imagen real de 'Cowboy Bebop' al fin llega a Netflix este viernes 19 de noviembre. Lo hace rodeada de muchas expectativas por parte de la plataforma y apenas tendremos que esperar unos días para saber si es un éxito o si ya podemos ir despidiéndonos de una posible segunda temporada. Y es que una vez vista la primera, está claro que el plan inicial es seguir adelante con ella en lugar de darle un cierre definitivo como el del anime.
Hace ya unos días compartí con vosotros mis primeras impresiones sobre ella a partir del visionado de sus cuatro primeros episodios y la cosa no ha ido a mejor en los seis restantes. Lo mejor siguen siendo sus protagonistas y cuando 'Cowboy Bebop' gira alrededor de la divertida dinámica que se establece entre John Cho, Mustafa Shakir y Daniella Pineda, pero el resto del tiempo nunca termina de despegar y cuenta además con algún lastre de importancia.
Distanciándose del original
Eso sí, esta nueva 'Cowboy Bebop' funciona mejor que la mayoría de adaptaciones de este tipo, pues se permite jugar con el universo del mítico anime para llevarlo a su terreno. Claro que hay muchos puntos en común, pero se nota que detrás de la serie de Netflix hay alguien que quiere ofrecer su visión de la historia de Spike, Jet, Faye y compañía. Con eso ya tiene mucho ganado, pero ojalá lo nuevo que aporta fuese más estimulante.
Quizá el cambio más importante es que el pasado de sus personajes principales tiene mucho más peso, algo que en el anime tenía un peso reducido, incluso en el caso de Spike, protagonista absoluto del mismo -aquí eso está bastante más repartido-, cuando ese bagaje previo suyo funcionaba un modo de hilo conductor, pero en la sombra la mayor parte del tiempo.
Personalmente, creo que ese aura de misterio le sentaba muy bien al anime, optándose más por el enfoque de aventuras individuales que permitían a sus responsables medir muy bien la peculiar mezcla de tonos con las que jugaba. Aquí se intenta algo parecido, pero existe cierta atrofia a la hora de hacerlos funcionar como conjunto, provocando así notables altibajos de interés a lo largo de estos diez primeros episodios de 'Cowboy Bebop'.
Luces y sombras
Tampoco ayuda que da la sensación de que el esfuerzo presupuestario en la serie es mayor en el primer capítulo que en los que vienen después. Eso limita a una serie que parece tener más ambición que medios reales para brillar como espectáculo, aunque sea apropiado destacar que es una faceta que explora a veces y no es, ni mucho menos, su única razón de ser.
Y es que, al igual que el anime, 'Cowboy Bebop' propone una mezcla de tonos y estilos que a priori debería estar condenada al mayor de los fracasos. La serie original era poco menos que milagrosa logrando equilibrar esto y que todo funcionase, pero en su versión en imagen real no sucede lo mismo. Ahí la mezcla no cuaja, en parte porque la mayoría de los ingredientes utilizados no son de la mejor calidad posible.
Por un lado tenemos la cara más desenfadada, donde se potencia principalmente la dinámica entre los personajes. Ahí 'Cowboy Bebop' es divertida y deja con ganas de más, logrando de paso contrarrestar el hecho de que ese mayor interés en el pasado de los personajes no termina de ofrecer nada realmente estimulante. O al menos lo hace cuando la serie no se centra por completo en alguno de los tres protagonistas, pues entonces todo resulta demasiado mundano, como si hubiesen tomado una historia de origen que podría encajar con demasiados personajes en lugar de darle algo realmente distintivo.
Eso resulta especialmente molesto en el caso de Vicious, a priori el gran villano de la función. Tanto el look como la interpretación de Alex Hassell no dan la talla con un personaje demasiado monocorde a todos los niveles, y eso que viene a ser una especie de cruce entre una visión estática de un villano de cómic y un enemigo genérico de algún thriller sobre la mafia. Es cierto que eso viene a ser una herencia del anime, pero si vas a ampliar tanto su presencia, ofrece a cambio algo que lo compense.
El interés se resiente siempre que aparece, siendo ahí cuando el trabajo del showrunner André Nemec está menos inspirado manejando los hilos. No llega a ser algo ridículo u horrible, pero sí resulta algo pesado y resta empaque al conjunto, ya que su importancia en la serie va siendo cada vez mayor al estar asociado de forma directa a la historia de Spike.
Esto se deja notar sobre todo en los dos últimos episodios, pero al menos para entonces ya hemos cogido suficiente cariño a los tres protagonistas -una escena que me gustaría destacar al respecto es esa charla en la que Spike acaba reconociendo la categoría como cazarrecompensas de Faye en el quinto episodio- y el hecho de que el humor desaparezca casi por completo por pura necesidad no se convierte en una losa insalvable, pues sí nos importa lo que pueda sucederles por mucho que la amenaza a la que han de hacer frente nos de un poco igual.
Todo eso me lleva a la conclusión de que 'Cowboy Bebop' sabe cómo perfilar a sus protagonistas y desarrollar la relación que les une de forma satisfactoria, pero cuando toca despegar y ponerse en acción, el motor de la serie no termina de funcionar. De hecho, es curioso que quizá la mejor escena lidiando con alguna misión sea al inicio de todo, la cual al final sirve realmente para presentar a Spike y Jet al público más que para cualquier otra cosa.
Por lo demás, reconozco que ese final me dejó con curiosidad sobre lo que podría ofrecernos una posible segunda temporada y que fue un placer reencontrarme con la música de Yoko Kanno, la cual quizá no dota a esta adaptación en imagen real de un aura tan único e inconfundible como al anime -en parte porque no son pocos los temas que toma directamente de la obra original-, pero eso no quita que sea una de sus virtudes.
En resumidas cuentas
'Cowboy Bebop' es muy irregular y depende mucho de sus tres protagonistas para enganchar al espectador y que pase por alto las múltiples debilidades que exhibe esta primera temporada de la serie de Netflix, sobre todo cuando se pone más seria, pues su lado más divertido sí que resulta satisfactorio. Con todo, al menos intenta encontrar su voz propia dentro de este universo y lo hace de forma más efectiva que, por ejemplo, la película de 'Death Note' para la misma plataforma o la cansina 'Ghost in the Shell: El alma de la máquina'. Algo es algo.
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