Battlestar Galactica: ¿La tierra prometida?

Battlestar Galactica: ¿La tierra prometida?
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Después de terminar los primeros 10 episodios de esta cuarta, y última, temporada con un plano secuencia de una Tierra devastada, es normal que la decena final empiece con la Flota desmoralizada, hundida, desconfiando de todos y, muy especialmente, de los líderes que les dieron una esperanza para seguir viviendo y peleando, sólo para encontrarse esa esperanza convertida en un erial radioactivo. Estos dos primeros capítulos han servido para situarnos de cara a los ocho últimos. La desesperación de la Humanidad queda ejemplificada en el suicidio de Dee y en la actitud levantisca de Gaeta, dispuesto a rebelarse contra Adama y la presidenta Roslin ante su falta de respuestas y lo que él, y otros muchos, entienden como una decepción más allá de lo imaginable.

Sienten que les engañaron con el mito de la Tierra y, además, se sienten traicionados porque las mismas personas que los salvaron de los cylones ahora pretenden forjar una alianza con la facción cylon rebelde. Con Roslin decidida a aprovechar la escasa vida que le queda en detrimento de sus funciones como presidenta, la ocasión es perfecta para un oportunista como Tom Zarek, que está poniendo las bases para lo que parece una guerra civil en toda regla. Todo esto ya ha pasado antes, ¿no es así? Pero es que, además, ya sabemos quién es el Quinto Cylon, mientras seguimos a oscuras con la verdadera naturaleza de Starbuck.

En varias entrevistas, Ron Moore explicó que la decisión de hacer que Ellen Tigh fuera el Cylon Final resultó lógica en cuanto eligieron a su marido como uno de los Cinco Últimos. La breve escena en la que la vemos, en medio del ataque nuclear que destruye la Tierra, sirve para que nos preguntemos si ella siempre estuvo al corriente de todo (cuando aparece de improviso en la primera temporada, todo el mundo cree que es una cylon) y en ese caso, cuál es ese famoso plan que nos recuerdan siempre al principio de los títulos de crédito.

Y en cuanto a Starbuck, encontrar su propio cadáver dentro de la cabina destruida de su Viper fue un golpe que ni Leoben, con toda su cháchara sobre su destino especial, puede asumir y mucho menos comprender y que, de hecho, le da un susto de muerte. Nadie más sabe lo que encontró en la Tierra, y guardar el secreto la reconcome por dentro. Además, esa velada amenaza de Gaeta sugiere que se avecinan tiempos oscuros para Kara, y no sólo porque no sabe quién es ni qué se supone que debe hacer. Mi teoría sigue siendo que es alguna clase de híbrido (como Hera, la hija de Sharon y Helo), pero su propósito en todo esto aún es una incógnita.

En ¡Vaya Tele! | No hay finales felices en Battlestar Galactica

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