Hace 15 años, un 28 de febrero (1 de marzo en España), los espectadores de medio mundo eran recompensados con uno de los episodios más emocionantes, carismáticos, trepidantes, románticos y espectaculares salido de la televisión: 'La constante', quinto episodio de la cuarta temporada de 'Perdidos' ('Lost'), avisaba: la serie sería recordada eternamente.
Amor y ciencia ficción
Durante seis años y 118 episodios, no hubo nada parecido. Ni en la televisión ni en la vida. Millones de espectadores hacían quedadas para ver la entrega semanal de 'Perdidos'. Otros tantos seguían su rutina habitual de soledad emocional porque, claro, no todos somos iguales y alguno habrá al que no le guste que lo vean llorar.
Y es que 'Perdidos' era emocionante en todo el espectro de la palabra. Era trepidante, era de morderse las uñas, pero también de sacar los pañuelos de papel en innumerables ocasiones. Era ciencia ficción, relato pulp y romanticismo en igualdad de proporciones. Y es bastante probable que 'La constante' sea el mejor resultado de esa combinación de ingredientes clásicos de primer nivel.
La llegada de Desmond Hume a la serie fue una bendición. En una serie que tenía en los cliffhangers su marca de fábrica, su punto fuerte, la forma de enlazar el final de la primera temporada con el arranque de la segunda nos metieron al personaje en el bolsillo.
El viaje de tu vida
La conciencia del pobre escocés estaba más que descontrolada por entonces, transformando la ciencia ficción de las dimensiones alternativas y las líneas de tiempo en dolor físico. Rematando la tragedia, la ciencia ficción podría terminar por convertirse en un aneurisma fatal.
No sería hasta que el cerebro privilegiado de Daniel Faraday se encontrase con la conciencia de Hume de mediados de los 90 y le advirtiera de la clave para poder establecerse y seguir adelante: busca algo que te importe y que se encuentre también en este periodo de tu vida. Una persona. Un amor. Penny.
La llamada entre Desmond y Penny es uno de los hitos de la historia de la televisión. Uno de esos momentos irrepetibles que rezuman genio y brillantez, desde un casting enamorado de sus personajes a la banda sonora de Michael Giacchino, un genio que durante toda la serie supo crear temas personales del nivel del que suena en este episodio. Todo ello redondeaba un guión brillante de Carlton Cuse y Damon Lindelof que dirigió el veterano Jack Bender.
Al final es bastante posible que el mejor personaje de la serie no viajase en aquel fatídico vuelo. Es más, esa fuerza del amor sería la clave de la serie. Una vez "anclado" en el tiempo, Desmond será el encargado de ayudar al resto a encontrar sus constantes, su razón para dejar de estar perdido.
¿Quién no se muere de ganas por regresar a la isla y hacerse un 'Perdidos' de principio a fin?
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