Hace apenas unas horas se emitió el episodio final de la tercera temporada de ‘The Flash’, la serie de mayor éxito del DCverso de The CW, superando con holgura tanto a ‘Arrow’, de la cual surgió a modo de spin-off, como a ‘Supergirl’ y ‘Legends of Tomorrow’. El velocista interpretado por Grant Gustin es la gran estrella de este universo televisivo, pero eso no impidió que Warner pusiera en marcha una película ignorando todo lo logrado allí.
Lo curioso es que se fichó a Greg Berlanti, la mente maestra detrás de esas series de The CW, para desarrollar un largometraje, la cual ha sufrido infinidad de contratiempos durante los últimos años. A continuación vamos a repasar x motivos para disfrutar con ‘The Flash’ y también qué diantres es lo que está pasando con la película que va a liderar Ezra Miller, a quien ya pudimos ver brevemente en el papel en ‘Batman v Superman’.
Grant Gustin, un Flash inmejorable
‘The Flash’ no es una serie perfecta, pero sí que tiene a un protagonista inmejorable. Su nombre es Grant Gustin y no le costó nada dotar a Barry Allen del tono necesario para que nos lo creyéramos como héroe, pero también para que sus vaivenes románticos nunca resultasen empalagosos o incluso que la dinámica de amistad con el resto de personajes fluyera con una naturalidad envidiable.
Él es el corazón de la serie, y por eso incluso sufríamos cuando la vida le trataba mal y amenazaba con dar un giro siniestro -spoilers del final de la tercera temporada en lo que queda de párrafo-. Eso es algo que amenazaba con ir a más tras lo sucedido al final del penúltimo episodio, pero finalmente se ha optado por una solución cuestionable -y un tanto cobarde- para elevar la carga dramática por otro lado. Flash no nos había cautivado por ser un héroe oscuro, sino por ese tono optimista que invitaba a pensar que era capaz de cualquier cosa para que todo saliera bien, y así ha sido una vez más.
Ligereza sin caer en lo simple
No es tan sencillo conseguir que una serie resulte ligera sin acabar siendo todo el rato más de lo mismo, evitando también que eso suponga que las amenazas pierdan todo credibilidad. A eso hay que añadir la necesidad de alguna subtrama romántica aquí y allá pensada para el público adolescente, el caldo de cultivo ideal para que la serie se viniera abajo. Una de sus grandes fortalezas, sobre todo en su estupenda primera temporada, fue precisamente la capacidad para balancear todo eso con una precisión envidiable.
Luego han llegado ciertos altibajos, el más notable para mí por la necesidad de la cadena de usar ‘The Flash’ durante la segunda temporada como plataforma de lanzamiento de ‘Legends of Tomorrow’. Esto provocó cierto estancamiento en las aventuras de Barry Allen, de las que, por suerte, se ha recuperado en una tercera tanda de episodios que puede que no haya llegado al nivel de la primera -empieza a ser urgente que el gran villano de la temporada no sea otro velocista-, pero que ha gozado de una solidez envidiable en términos de entretenimiento.
Villanos interesantes
Puede sonar curioso que digo esto tras lo apuntado al final el párrafo anterior, pero lo cierto es que ‘The Flash’ ha sabido crear arcos de temporada bastante estimulantes alrededor de su villano central. Además, en todos ellos han sabido conectarlo de forma adecuada a las emociones de Allen, brillando con especial intensidad en la primera y tercera -Zoom, el de la segunda, tenía una presencia imponente, pero acabó quedándose un escalón por debajo de Flash reverso y Savitar-
Los guionistas también han sabido jugar bien con las motivaciones de esos enemigos, administrando las revelaciones sobre qué les ha llevado a querer acabar con Flash -aunque a veces haya episodios en los que no se logra progresión alguna- y viendo cómo evoluciona su plan sin que parezca que se está estirando más de la cuenta. Esto último es cierto que ha dado pie a una presencia bastante amplia de los villanos episódicos, optando por el regreso de los más inspirados y siempre llegando a unos mínimos con aquellos que no dejaban de ser relleno necesario.
Es verdad que todo habría tenido un puntito extra de intensidad si las temporadas se hubiesen acortado, pero a ‘The Flash’ le interesa más ir oscilando dentro de un tono amable, preparando con calma los grandes enfrentamientos para que nunca sean una sobrecarga dramática. Ahí es donde gana importancia el hecho de poder ir matizando sus personajes con calma, dando la sensación de que detrás de todo hay un plan bien pensado.
Secundarios con gancho
Ya he hablado un poco de todo lo que aporta Grant Gustin a la serie, pero sería insuficiente si no contase con una gama de personajes regulares que le complementasen de una forma u otra sin acabar siendo relegados a ser poco más que eso. ‘The Flash’ no es su protagonista y gente a su alrededor que igual le propone la idea necesaria en el momento oportuno para derrotar al enemigo. Es bastante más que eso.
Aquí tengo que señalar que los guionistas aún tienen que dar lo mejor de sí mismos en lo referente al tratamiento de los personajes femeninos, pero tanto Danielle Panabaker como, sobre todo, Candice Patton han hecho un gran trabajo para compensarlo. Ninguna de ellas ha contado, por norma general, con tramas que les permitieran lucirse, pero han sabido dotar de esa calidez necesaria a sus personajes para que uno llegue a preocuparse por lo que pueda acabar pasando con ellas.
Por su parte, los secundarios masculinos han tenido más armas para destacar, en especial un sobresaliente Tom Cavanagh como Harrison Wells, el personaje que más cambios ha sufrido a lo largo de estas tres temporadas y que él ha sabido reflejar de forma impecable. Más lineal ha sido Cisco, pero entre Gustin y Carlos Valdes ha surgido esa chispa para que nos creamos que de verdad son los mejores amigos.
Ahí es donde entra la gran habilidad que tiene la serie para controlar y mostrar las emociones de sus personajes, desde los pequeños detalles, como la frustración que sentía Barry en su momento en lo referente a sus sentimientos hacia Iris, hasta otros mucho más intensos y que funcionaron mejor precisamente por lo bien allanado que estaba todo en lo referente a la construcción de su equipo de héroes. Cierto que los ves individualmente y pueden parecer hasta algo tópicos, pero se complementan todos de maravilla entre sí y de esa dinámica surge la magia.
Sé que me dejo otros personajes del ecosistema habitual de la serie -los cuales también cumplen con holgura-, pero mi idea nunca fue ir repasando todos a uno a uno. Lo que sí me gustaría señalar es la grata sorpresa que me he llevado con Tom Felton durante esta tercera temporada, ya que ahí la serie ha vuelto a demostrar lo que comentaba más arriba, convirtiendo a un personaje a priori antipático en otra de las bases emocionales de la serie. Así se hace.
El entretenimiento por encima de todo
Los responsables de ‘The Flash’ tienen una cosa muy clara, y es la necesidad de que los espectadores disfruten viendo la serie. Sí, hay momentos muy intensos, otros románticos, comedia, aventura, drama -es increíble lo optimista que es Allen si tenemos cuenta todo lo que ha tenido que sufrir, y tiene mucho mérito que en todo momento lo veamos como algo lógico- y muchas cosas más, pero el objetivo primordial de la serie es entretenernos y es algo de lo que nunca se avergüenza o intente compensar creando desequilibrios.
El hecho de emitirse en The CW también tiene mucho que ver en ello, pero a veces es poco menos que milagroso lo bien que saben manejar todos los ingredientes a su disposición para que los 40 minutos de cada episodio normalmente se pasen volando. De hecho, es una candidata ideal para esos insanos maratones en los que pasan varias horas y nosotros estamos tan felices viendo un capítulo detrás de otro.
La entidad propia
‘Arrow’ es, por así decirlo, la obra madre dentro del DCverso de The CW y otros hubieran caído en el error de que todas fueran poco menos que meras variantes de la serie protagonizada por Stephen Amell, sobre todo si tenemos en cuenta lo mucho que le gusta a la cadena hacer crossovers para lograr esos eventos televisivos que ayuden a que las audiencias mejoren. Esto último ya tuvo algún efecto negativo en ‘The Flash’, que curiosamente funciona mejor cuando simplemente ha sido la serie que quiere ser.
Sí, los encuentros con Supergirl, en especial el primero, han tenido su encanto, y Gran Gustin ha demostrado tener muy buena química con Emily Bett Rickards -Felicity en ‘Arrow’-, pero lo que realmente nos conquistó a muchos es que ‘The Flash’ tenía personalidad propia y ningún pudor a la hora de llevarla a sus últimas consecuencias. Unas veces han estado más inspirados que otros –sí que es cierto que en la tercera temporada se han pasado de intensos en momentos puntuales-
El resultado de ello es la suma de todo lo mencionado anteriormente, pero sobre todo podría resumirse en que sabe unir muy bien el humor con la aventura, manejando de maravilla las explosiones emocionales de sus personajes. Nos lo pasamos bien y encima tenemos una dosis extra de empatía hacia sus protagonistas, lo cual impide que se convierta en un mero pasatiempo más que nos hace pasar un buen rato para olvidarnos de ella en cuestión de minutos.
¿Y la película qué?
Visto así, ¿por qué DC no se limita a reproducir lo que le ha funcionado en televisión? A mi entender hay dos grandes pegas: La primera es que para ver lo mismo, me quedo con la serie y la segunda, la más importante desde el punto de vista económico -no nos engañemos, que sea una buena está muy bien, pero lo esencial son los beneficios que genere a Warner-, que la base de fans de ‘The Flash’ no es tan grande y ellos quieren arrasar con la película.
Entra entonces la necesidad de un enfoque claro que permita a la cinta destacar en lugar de relegar a Flash a la posición de superhéroe secundario. Este es un peligro obvio estando por ahí Batman y Superman –no nos olvidemos tampoco de lo bien que lució el Aquaman de Jason Momoa en el tráiler de ‘Liga de la Justicia’ (‘Justice League’)- y está dando la sensación de que simplemente no tienen claro lo que quieren hacer con la versión encabezada por Ezra Miller.
Ya son dos los directores que han abandonado el proyecto por diferencias creativas con Warner y seguro que no soy el único que valora la posibilidad de que a Seth Grahame-Smith primero y Rick Famuyiwa después les prometieron una cosa y luego dieron un giro radical al enfoque de la película. Eso es algo que la propia DC reconoció en su momento para acercarse algo más al modelo de Marvel y varios de sus proyectos han sufrido cambios como consecuencia de ello.
De hecho, lo último que se supo sobre el guion original escrito por Grahame-Smih es que a principios de año –apenas un par de meses después de la marcha de Famuyiwa- se fichó a Joby Harold para volver a empezarlo desde cero. Ya debe estar muy avanzado, pues se ha tanteado a directores como Marc Webb, Sam Raimi, Robert Zemeckis o Matthew Vaughn para dirigirlo, pero los dos primeros ya han dicho que no y me sorprendería que cualquiera de los dos últimos acepte.
¿Qué nos queda entonces? Un proyecto que despierta muchas dudas cuando DC necesita más que nunca encadenar un par de películas que hagan recuperar la fe en un universo que no termina de asentarse por haber querido ir demasiado deprisa. Quizá, y solamente quizá, tanto retraso acabe sentándole bien a ‘The Flash’, pues sus responsables habrán tenido tiempo para meditarlo todo un poco más, que las prisas son muy malas consejeras.
El problema es que ‘The Flash’ debería haberse estrenado apenas unos meses después que ‘Liga de la Justicia’, aprovechando así el tirón generado por ese esperadísimo crossover, pero actualmente nada se sabe sobre cuándo podríamos verla. Hay que ser optimistas, pero por ahora casi mejor disfrutemos de su versión televisiva y confiemos en que su encarnación en la gran pantalla encuentre su voz propia y no acabe siendo un completo desastre. Tan difícil no es conseguir que Flash brille con luz propia.
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