Ahora que esta a punto de terminar la Semana Suplicio —celebrar el nacimiento del hijo de un dios de dudosa existencia no me parece mal, pero celebrar su muerte es ya delirante— vamos con una de esas listas que tantos os gustan. Cómo no, esta vez se trata de película perfectas para ver en estas fechas tan señaladas en el calendario y que, afortunadamente están llegando a su fin —sólo por este año, me temo—, pero esta vez en lugar de ir a lo típico, y a pesar de que este post lo encabeza una imagen de la obra maestra de Mel Gibson, vamos a intentar salirnos un poco de lo de siempre.
Damas y caballeros, princesas y gilipollas, fervientes y ateos, guapas y feos, a continuación, la lista perfecta de película para disfrutar apasionadamente en Semana Santa, dos días después, o cuando os apetezca.
'Grupo salvaje' ('The Wild Bunch', Sam Peckinpah, 1969)
Si queréis ver procesiones adelante, pero 'Grupo salvaje' ('The Wild Bunch', Sam Peckinpah, 1969) tiene una de las caminatas más emocionantes jamás vistas en una pantalla. William Holden, Ernest Borgnine, Warren Oates y Ben Johnson caminan en silencio, conscientes de que su viaje no tiene retorno. Por amistad, por honor, porque morir haciendo lo correcto no es nada malo. Peckinpah convirtió la violencia en pura poesía catártica.
'Garganta profunda' ('Deep Throat', Gerard Damiano, 1972)
La capacidad bucal de Linda Lovelace es como la fe religiosa, siempre hay espacio para más. Auténtico hit de principios de los setenta, que alteró a la audiencia de medio mundo, mientras el otro se las arreglaba para verla a escondidas —no, no había Internet ni descarga de películas—. Lovelace demostró que uno puede hacerse inmortal convirtiendo en arte algo que no lo es, y este año veremos a la mucho más modosita Amanda Seyfried en un biopic sobre la protagonista de 'Garganta profunda'. Ya veremos si está a la altura...
'La vida de Brian' ('Life of Brian', Terry Jones, 1979)
La mayor bofetada humorística jamás lanzada a la religión católica, romoviendo con ella un mensaje mucho más efectivo que el del mencionado dogma, que siempre propagó el sufrimiento con una insultante demagogia. Ver el lado bueno de la vida no sólo es terapéutico y valiente, sino que nos sienta mucho mejor que unos latigazos en la espalda. Desde Pijus Magnificus hasta el que hacía voto de silencio, pasando por un delirante registro o la excusa de guión más delirante de todas —al protagonista en determinado instante lo salva una nave espacial—, el film es un divertimento continuo, que tal vez abuse de su condición de irreverente, pero la genialidad de algunos gags es innegable.
'La última tentación de Cristo' ('The Last Temptation of Christ', Martin Scorsese, 1988)
Si el hijo de Dios bajó a la Tierra como hombre, lo lógico es que se comortara como tal, con todas las necesidades que tenemos, sobre todo la más imperiosa, la sexual, motor de la humanidad desde siempre. El tándem Scorsese/Schrader consigue una de sus mejores colaboraciones adaptando la polémica novela de Nikos Kazantzakis. Willem Dafoe se marca uno de los mejores Jesucristo que se han visto, pero quien se sale por los cuatro costados es Harvey Keitel en un papel que le va como anillo al dedo: Judas.
'Extraño cargamento' ('Strange Cargo', Frank Borzage, 1940)
Y como el lector ya se habrá dado cuenta a estas alturas de que no soy creyente, voy con una de esas películas que casi consiguen que crea en Dios, o al menos en lo que representa. Una de las maravillas surgidas de la mente poética de Frank Borzage, uno de los directores más esprituales que ha habido nunca. Un grupo de condenados consiguen escaparse de una prisión, y mientras huyen irán muriendo uno a uno, influenciados poderosamente por un acompañante que bien podría ser el mismísimo Jesucristo. Emotiva, emocionante y muy representativa de un cine que ya no se hace.
Su turno, amigos míos.
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