Cuando, a principios de año, todos los redactores elaboramos nuestra personal lista de lo mejor de la década pasada, se me quedó en el tintero una lista en la que sólo figurasen filmes de nacionalidad española. Ahora os la presento aquí para que me digáis cuáles son las vuestras y qué opináis de mi selección. No creo mucho en nacionalidades, aunque lo más justo sería decir que no suelo fijarme en ellas, pero de vez en cuando es saludable hacer reflexión sobre las más importantes aportaciones españolas, un cine siempre propenso a la crisis, tanto comercial como creativa, y cuya industria, mal que nos pese, no deja de ser muchas veces una industria de colegueo y sectarismo, pero que de vez en cuando demuestra que aquí también sabemos hacer buenos trabajos.
Que no espere el lector en esta selección ningún título de los proverbiales Amenábar, Almodóvar o de la Iglesia, grandes nombres que a mí no me aportan nada. El último de ellos firmó una obra magistral en los noventa, y nunca ha vuelto a ser el mismo. Por contra, sí existen en esta lista algunos caprichos personales (para eso es una lista subjetiva) y otras, como la primera citada, que son grandes películas incontestables, que no podían faltar en esta lista. Sin más, os animo a que le echéis un vistazo:
‘La caja 507’
Si hubiera más directores como Enrique Urbizu en el cine español (en el que, al parecer, sólo existen “don nadies” o “super-estrellas”) otro gallo nos cantaría. Con este peliculón confirma su inmenso talento para el policiaco, la atmósfera y la acción. Dos actores en estado de gracia: un soberbio Antonio Resines y un imperial José Coronado. Un guión magnífico, en el que nada sobra y nada falta, que nos intruduce en los corruptos meandros de Marbella. Una dirección solidísima, seca, concisa, sin el menor divismo, correosa, convulsa. ¿Se puede pedir más? Yo creo que no.
‘Te doy mis ojos’
Hasta esta película, me parece que ninguna otra había tratado con tanta inteligencia, sensatez y ausencia de maniqueísmo, la tragedia que representa (en España y en cualquier otro país “civilizado”, porque en los no civilizados se trata simplemente de genocidio) la violencia doméstica, particularmente contra las mujeres. Icíar Bollaín, responsable de la inolvidable ‘Hola, ¿estás sola?’ firma la que sin duda es su mejor película, un perturbador drama, con una gran interpretación de Laia Marull y otra inmensa de Luis Tosar, quien interpreta un dificilísimo papel, pero no hace de villano, como suele suceder en este tipo de relatos, sino de víctima de sí mismo. Sentimos compasión por él, a pesar de lo estúpido, ignorante y violento que llega a ser. Imprescindible.
‘Celda 211’
No podía faltar, ¿verdad? Siempre me asombrará que directores que hasta entonces han llevado una trayectoria cuestionable, por decir algo suave, de pronto irrumpen con un título tan contundente, tan bien hecho, tan emocionante, que te queda estupefacto. Daniel Monzón sin duda pertenece a estos directores, que demuestran que no todo el mundo es un genio en su primera película, que ni John Ford era John Ford cuando empezaba. Apasionante película, con un Luis Tosar, de nuevo, inmenso, y con un guión y una dirección que le hacen a uno frotarse los ojos de estar viendo una producción española.
‘El bola’
Compleja película, debut en la dirección de Achero Mañas (interesante actor que luego no ha dirigido nada tan importante) que indaga con insólita lucidez en las miserias de la violencia y el infierno familiares, interpretada con pasmosa frescura y profundidad por un Juan José Ballesta estupendo, actor que según ha ido creciendo y madurando, ha ido empeorando como intérprete, lo que son las cosas. Merece, y mucho, la pena, acercarse a este título esencial del cine español
‘Smoking room’
Dicen que esta es una de esas películas que son ‘Dogma’ sin pretenderlo. Una cosa está clara: dada la precariedad de sus medios, los directores J. D. Wallovits y Roger Gual sacaron todo el provecho posible de un guión muy certero, y de un grupo de actores, a falta de otra palabra mejor, perfecto. 88 minutos de puro cine, de imágenes tensas, eléctricas, que no dan un respiro al espectador, en las que sentimos la opresión de la autoridad, la búsqueda de la libertad personal, la lucha por tomas las propias decisiones. Muy notable.
‘En construcción’
Jose Luis Guerín andaba coqueteando con la genialidad en anteriores trabajos suyos, como la hipnótica ‘Tren de sombras’ o la fascinante ‘Innisfree’. Y por fin la alcanzó con uno de los más bellos documentales de los últimos tiempos, que rebosa poesía por cada uno de sus fotogramas. De un material previo de 120 horas de rodaje, Guerín deduce una metáfora universal, a partir de la construcción de un edificio, de temas tan importantes como el recuerdo, el valor de los objetos, la vejez, y sobre todo el paso del tiempo. Una obra maestra muy superior a la que se llevó el Goya a mejor película (de ficción) de aquel año.
‘Los lunes al sol’
Probablemente sea esta la película más redonda de Fernando León de Aranoa, que a día de hoy (con tanto parado) quizá sería incluso más impactante de lo que fue entonces. Aranoa dirige con su habitual contención, pero esta vez dirigiendo mucho mejor a sus actores que en anteriores trabajos. De entre todos ellos sobresale, como es natural, esa bestia parda de Javier Bardem, en la que quizá sea su mejor interpretación en un filme español, la menos agradecida y la más compleja. Cine social, pero sobre todo humano.
‘Mi vida sin mí’
Confieso que he visto hace pocos días (de una maldita vez) esta película de una directora siempre inteligente pero no siempre cabal, como lo es Isabel Coixet. Y que a pesar de su estilo habitualmente publicitario, en algunas secuencias, y de cierta automplacencia autoral, es la mejor historia que jamás ha escrito esta cineasta, la más emotiva, la más sencilla y la más sincera. Nos creemos completamente el demoledor drama de esta chica de 24 años y somos más conscientes de nuestra propia mortalidad. Nada menos.
‘La vida mancha’
No podía faltar una segunda película de Enrique Urbizu en esta personal lista, por mucho que a algunos quizá les sorprenda, pero este drama de un hombre bueno y solitario que va a ver puesto a prueba su amor por su hermano, sin duda lo merece. Urbizu dirige muy bien a un elenco de actores magníficamente escogidos, entre los que sobresale, como no podía ser de otra manera, un Coronado que siempre ha sido un gran actor, y que con Urbizu alcanzó por fin la madurez y el reconocimiento que tanto merecía. Historia de pasiones convulsas y secretas, de reencuentros, de silencios.
‘Lugares comunes’
Al igual que con ‘Mi vida sin mí’, muchos lectores podrían salirme con algo como: “Massanet, ¿para qué la incluyes? ¡no es española!”. Coproducción argentino-española, me da lo mismo que no sea cien por cien española, porque esta película es una de mis debilidades confesas. Maravillosa historia, tan verborreica como ‘Martín (Hache)’, pero mucho más melancólica, si cabe, más otoñal, más desesperada. Un enorme Federico Luppi y una extraordinaria Mercedes Sampietro, para la última gran película de Adolfo Aristaráin. Otra historia de padres e hijos, del dolor de la lucidez, de literatura, de amistad. Una joya.
Cierto, ninguna de ellas es una obra maestra (término al que le estoy cogiendo una manía espantosa…) como ‘El espíritu de la colmena’, pero buen cine ha habido, de eso no hay duda.
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