Son tiempos oscuros para los amantes de lo políticamente incorrecto, ya que ha llegado un punto en el que el hecho de hacer caso a las críticas mejor o peor fundadas de diversas personas o asociaciones nos está llevando a que todo lo que pueda molestar a alguien es corregido o simplemente descartado.
El caso más reciente lo encontramos en la prohibición de fumar en sus películas por parte de Disney, pero son muchos los ejemplos de esta peligrosa tendencia hacia lo aséptico en el mundo del cine. Sin embargo, esta censura de lo políticamente correcto no afecta sólo a Hollywood, ya que prohibiciones ridículas ha habido en muchos países, incluyendo España.
Violencia sí o no según nos convenga
Creo que es bastante obvio que en muchas películas está permitido el uso de la violencia, pero la cosa se complica más a la hora de mostrar la sangre al espectador. No termino de entender esa ridícula línea que permite matar y no enseñar cómo se llega a morir, pero en la representación de la violencia hay algo mucho más absurdo y es que un hecho real puede hacer que caigan infinidad de quejas sobre una película que de otra forma nunca hubiesen existido.
Pienso por ejemplo en casos como el de Jim Carrey criticando el contenido violento de ‘Kick-Ass 2: Con un par’ por la masacre en una escuela americana que se saldó con 28 víctimas mortales o las quejas por el tiroteo dentro de una sala de cine mostrado en el tráiler de ‘Gangster Squad (Brigada de Élite)’ y que luego se eliminó de la película por la masacre de Aurora en 2012. Y suerte tuvo 'El caballero oscuro: La leyenda renace' (The Dark Night Rises) de salir indemne, que poco le faltó para ser otra inocente víctima de las circunstancias.
¿Realmente sirven de algo esas quejas cuando sólo surgen de forma oportunista e ignorando que luego en las noticias se muestran cosas mucho más inquietantes y morbosas como nos recordó hace poco la cruda ‘Nightcrawler’? Al final lo realmente importante es que si alguien ya estaba trastornado o mostraba síntomas de ello debería haber recibido algún tipo de ayuda, mientras que usar al cine –o los videojuegos, series de televisión, etc.- como cabezas de turco sólo es una prueba de la hipocresía de los acusadores para quitarse rápidamente un problema de encima.
No me olvido del ridículo vivido en España cuando se optó por dar una calificación X a la sexta entrega de ‘Saw’, la cual llegó tiempo después de forma recortada para poder estrenarse de forma normalizada, aunque ojo, que algo peor sucedió con la última entrega de la franquicia en Alemania, donde directamente la prohibieron al superar los límites permisibles de violencia en dicho país, aunque fue algo temporal, una suerte que no han tenido otras muchas películas en dicho país. Si os soy sincero, no recuerdo que ninguna de las dos se diferencie en demasía de sus predecesoras en este punto...
Eso sí, el ejemplo más reciente que recuerdo es la incomprensible decisión de Fox de acortar la ya célebre escena de la iglesia de ‘Kingsman: Servicio secreto' (Kingsman: The Secret Service) en algunos países latinoamericanos por ser demasiado violenta. Un movimiento aleatorio que sirve para recordarnos que ni siquiera una producción millonaria de gran éxito en otros países está a salvo de que alguien simplemente considere que se han excedido en este apartado.
El sexo neutro no es sexo
¿Cuántas veces se os ha pasado por la cabeza que los personajes de una película o una serie de televisión hacen del amor de una forma en la que realmente nos cuesta creer que están haciendo eso? De hecho, el absurdo llegó el año pasado al punto de censurar un cartel en el que se intuía una teta de Eva Green, pero es que apenas unos años también se prohibieron otros por su supuesto alto voltaje sexual.
Esto es algo que puedo llegar a entender que suceda en países más tradicionales en los que todo lo relacionado con ciertos temas es un tabú, pero en muchos otros lugares parece que el sexo debe quedar reservado a producciones “artísticas” de escaso recorrido comercial –y aún así han de andarse con ojo-, ya que incluso una propuesta a priori tan escandalosa como ‘Cincuenta Sombras de Grey’ (Fifty Shades of Grey) ha acabado siendo mucho más recatada de lo promocionado y encima recurriendo a varios trucajes para contentar el pudor de sus dos protagonistas.
Es una lástima que el sexo siga siendo algo tan problemático, ya que a principios de los años 90 hubo un pequeño auge de su presencia en el cine comercial tras el notable éxito de ‘Instinto básico’ (Basic Instinct), pero la cosa no tardó en volver a esta “normalidad” en la que los desnudos son enemigos de lo comercial, existiendo aún quejas continuas sobre el hecho de ser gratuitos en otras obras. El problema no está en que lo sean o no como el hecho de querer obligar a prescindir de ellos y centrar la charla sobre ciertas obras en ello en lugar de en lo que realmente está contando.
Los límites del humor
Imagino que aún os acordaréis de que ‘The Interview’ estuvo a punto de no estrenarse en los cines americanos por una amenaza de un posible ataque terrorista, siendo por ahora el caso más radical a la hora de intentar limitar el contenido humorístico de una película. Eso sí, fueran muchas las personas que defendieron su derecho a la libertad de expresión, pero ojo con las cosas sobre las que bromeas, que ese discurso puede cambiar con mucha rapidez.
Otro caso mucho más reciente en el tiempo que también está siendo muy comentado en ciertos círculos es el caso de 'Negociador', la nueva película de Borja Cobeaga en la que aborda el espinoso tema del terrorismo. Personalmente, me parece una propuesta valiente y necesaria que además acaba siendo una comedia de lo más estimable, pero los hay que prefieren perderse en detalles menores como la terminología usada y una buena prueba de ello lo tenéis en los comentarios de la crítica de la misma que escribió mi compañera Lucía.
He de reconocer que este punto aún no es tan importante como los dos anteriores en el mundo del cine, pero me da la sensación de que es porque los propios ejecutivos han optado por aligerar la fiereza de sus bromas, quedándonos únicamente valientes como Sacha Baron Cohen para hacer títulos como ‘Borat’ o ‘El dictador’ sin pensar en ningún momento sobre las posibilidades de que ciertos países decidan prohibir su estreno -aunque luego algunos incluso llegaron a darle las gracias-. Eso sí, me temo que lo siguiente será seguir los mismos pasos de la publicidad, donde los límites del humor son cada vez menos generosos.
Intentar contentar a todos es un error
Hay otros temas que también dan pie a polémica con cierta regularidad. El más obvio es el tratamiento de la religión por parte del cine, ya que cualquier mínimo cambio que hagas sobre la fe de alguien va a ser recibido con rechazo. Sin embargo, últimamente da la sensación de que en este caso concreto son rápidamente ignoradas o incluso acaban jugando a su favor y hace que más gente vaya a verlas, pero mejor no confiarse, que eso podría cambiar con rapidez y también afectar a otros muchos temas.
El problema real es que la prohibición debería ser una rareza y con unos límites estrictos que salgan como consecuencia de algo aceptado por la propia sociedad -por ejemplo, creo que es perfectamente lógico que se prohíba cualquier posible snuff movie que llegue a rodarse-. Y es que por ejemplo no veo el sentido a prohibir un cartel de cine por dotar de glamour al uso de armas de fuego cuando en otros casos similares no hubo problema ninguno.
No obstante, hemos de saber más allá del ridículo de determinadas decisiones concretas para ver que lo peor de esta dictadura de lo políticamente correcto es que fomenta que nos ofendamos por cualquier cosa y limita nuestro pensamiento crítico ante una obra. Por mi parte, estoy ya cansado de que otros me digan lo que es bueno o malo para mí cuando yo puedo decidirlo perfectamente por mí mismo.
Por desgracia, tiene toda la pinta de que esto no va a dejar de ir a más y lo siento, pero no me vale el maravilloso ingenio de algunos creadores para superar unos límites que simplemente no deberían existir, ya que me parecería muy triste que el futuro del cine sea una incorrección política emparentable con la que teníamos en España durante el régimen franquista, ¿y vosotros qué opináis de todo esto?
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