Hace bien poco esta película servía para cerrar 'Qué Grande es el Cine', el excelente programa de televisión conducido por Jose Luís Garci, y que dejando a parte pedanterías, por otro lado lógicas en un programa de estas características, era el único que luchaba públicamente contra el gravísimo analfabetismo cinematográfico que sufre nuestro país.
'Fresas Salvajes' está dirigida por el célebre director sueco Ingmar Bergman, para mí uno de los directores más sobrevalorados de toda la Historia del Cine, que cuando se estrenó en 1957, fué toda una sensación en los cineclubs de toda España, convirtiéndose en una obra de culto, y actualmente hay muchos que la consideran la mejor película de su director, opinión que no comparto, aunque sí está entre lo más interesante de Bergman.
Isak Borg es un profesor de 78 años que está a punto de recibir el título honorífico en una Universidad por sus 50 años dedicados al mundo de la medicina. Durante las horas que preceden a la entrega del galardón, realizará un viaje por sus recuerdos, tanto físico cómo emocional, y en los cuales tiene un especial protagonismo la muerte. No podía ser menos viniendo de Bergman.
El papel de dicho profesor está interpretado por Victor Sjöström, y sin duda es de lo mejor de la película, extraordinario en su papel, ofreciendo una interpretación histórica; son increíbles todas sus expresiones en silencio, con la mirada perdida, desprendiendo una enorme melancolía.
Que sepais que Sjöström fué más conocido por su faceta de director, y recomiendo que veais 'El Viento', una absoluta obra maestra de OBLIGADA visión. Él sólo lleva todo el peso de la película, sobresaliendo muy por encima de un, por otro lado excelente reparto, donde todos ofrecen unas interpretaciones muy cuidadas y contenidas de sus personajes.
Sin embrago, y cómo casi siempre, el problema de la película de Bergman reside en la propia figura del director, capaz de ofrecer de lo mejor y de lo peor en un film. Lo mejor indudablemente, su dirección de actores, cosa muy normal en todas sus películas, y cómo no, su impecable dominio técnico, siempre innovando y adelantándose a su tiempo, desde unos soberbios travellings hasta un montaje exquisito; todo de una pasmosa modernidad.
Pero Bergman tiene sus obsesiones, y peca de un exceso de trascendentalismo, por culpa del cual algunos pasajes de la película son bastante tediosos. Los sueños, siempre presentes en su filmografía, se mezclan con los recuerdos en una fusión no demasiado conseguida por momentos. Aunque por separado están tratados de forma muy original, hay algunas cosas que están mal enfocadas.
Una correcta película, que terminaría de consolidar a Bergman, colocándole en un lugar privilegiado en la Historia del Cine, aunque alguno de nosostros consideremos muchas de sus películas prescindibles.