La gala de los Óscar 2021 concluye y han sido doscientos minutos en los que se ha premiado el buen hacer en el cine, con pocas sorpresas, pero con un ímpetu celebrativo algo desganado, por lo general. Lo cual deslució un poco hasta los grandes premios.
Los rácanos detalles proporcionados por la Academia sobre el contenido de esta gala de los premios dotaban, aun más si cabe, de un aire de misterio en torno a lo que nos tenía preparado Steven Soderbergh como el director de la ceremonia. Al contrario que ceremonias recientes como los Globos de Oro, Goya y los Emmy, no habría zoom que valiese. Sería una fiesta y se celebraría en persona.
Y eso se ha visto prácticamente desde la alfombra roja, con las clásicas entrevistas teniendo lugar en una suerte de lounge para relajarse tomando unas copas cual invitados esperando a los novios antes del banquete. Y la novia fue Regina King, que con toda su elegancia cogió una estatuilla y se adentró en la Union Station de Los Angeles en un plano secuencia. Comienza la película de Soderbergh a todo color y en formato 2:35.
Celebración íntima
Un escenario pequeñito, modesto, unas pocas decenas repartidas (no me he puesto a mirar distancias) y arranca la protocolaria entrega. El ambiente es extraño, relajado. Se podría decir que más familiar que nunca. Un momento para reivindicar los logros, para las alegrías y las penas y para lograr cierto clima de honestidad (todo lo que se pueda) y hacer algo que no se suele hacer: introducir a los nominados con un elogio. Una declaración de méritos apropiada para el paraninfo que ha montado la Academia para este año.
Una sobriedad poco habitual en ceremonias de este tiempo pero que propicia un clima favorable a momentos emotivos como el de Thomas Vinterberg hablando del proceso por el que creó 'Otra ronda', ganadora de mejor película internacional, y dedicando el premio, como no podía ser de otra forma, a su fallecida Aida.
Pero el problema de este ambiente relajado y de la ausencia de fanfarrias es, precisamente, que eso se traduce en más tiempo para discursos... y se nota a través de cierta pesadez en esos momentos que terminan haciéndose eternos. Y todo esto sin contar con los ya clásicos rellenos (como los dos bloques dedicados al Premio Humanitario).
Los temas sociales de muchas de las películas ganadoras proporcionaban esa "excusa", por decirlo de una manera, para aprovechar ese mayor tiempo para cierto activismo, reivindicando las cuestiones candentes que han marcado el calendario.
Por otro lado, y sin salirnos del todo del tema de la diversidad, no han sabido resolver ciertos asuntos como la presentación de la siempre estupenda Marlee Matlin ('El ala oeste de la Casa Blanca'). Un momento de signación e interpretación simultánea que no se ha sabido realizar televisivamente bien.
Volviendo a las andadas en el ritmo de la gala
Al pulso habitual marcado por las leyes del telecast, la noche fue avanzando. Emerald Fennel fue la primera galardonada por su guion en 'Una joven prometedora'. A continuación el premio a guion adaptado para 'El padre' hacía presagiar que habría pocas sorpresas en cuanto a premiados. O, por lo menos, se movieron siempre en ese abanico de lo esperado haciendo que, durante las primeras dos horas, estuviese todo muy repartido.
El tedio lo rompió, al menos brevemente, la coreana Youn Yuh-jung al recoger el premio a mejor actriz secundaria por 'Minari'. Bromas sobre cómo se pronuncia su nombre, sobre sus colegas nominadas. Su humor y su cualidad de entrañable llegó en el momento justo para levantarnos del letargo y volver a él.
El guion de la noche siguió lo esperado: que si 'Soul' mejor animación, que si banda sonora también. Algo más de "sorpresa" fue el premio para H.E.R. por su tema Fight for you de 'Judas y el Mesías negro'. La ausencia de actuaciones musicales tampoco han ayudado a lo plúmbeo de la ceremonia, sobre todo cuando en su lugar, y en un momento en el que todos estamos rogando por el fin de nuestro sufrimiento, se sacan un juego musical de la manga. Si bien sentido tenía poco, nos ha dejado un inolvidable momento con Glenn Close perreando con Da Butt.
Glenn Close ha vuelto a perder el Óscar (8 nominaciones, ningún triunfo) pero eso no le ha impedido brillar y dejarnos uno de los momentazos de la noche. #Oscars pic.twitter.com/bqK6zs5ALP
— Espinof (@espinof_com) April 26, 2021
Pero una de alegría y otra de pena algo acelerada con un In Memoriam que, a ritmo de Rhythm & Blues casi no ha dejado tiempo de leer los nombres de los fallecidos durante 2020 de lo rápido que han ido.
Un salto de escaleta incomprensible
Y, de repente, nuevo salto de escaleta respecto a lo tradicional. Jane Fonda Rita Moreno aparece en el escenario para dar el premio a la mejor película, que se llevó 'Nomadland'. A continuación, Frances McDormand subía de nuevo al escenario para llevarse su tercera estatuilla como mejor actriz.
Retocar la escaleta de esa manera jugó con nuestras expectativas, ya que prometía o bien un final apoteósico y sentido con el premio póstumo a Chadwick Boseman por 'La madre del blues' o, en caso contrario, algún buen as bajo la manga. El galardón a Anthony Hopkins por 'El padre' es bien merecido, pero la ausencia del actor cerró la gala de una de la manera más anticlimática posible. En sintonía con la gala, supongo.
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