'Madre!' explicada: qué significan las metáforas de la película de Darren Aronofsky

'Madre!' es, sin duda alguna, una película fascinante a múltiples niveles. Esta afirmación, obviamente subjetiva, trasciende a toda la polémica que está rodeando a lo nuevo del siempre interesante Darren Aronofsky, tanto a la polarización de público y crítica, como a los abucheos recibidos en el festival de Venecia y a la indeseable calificación "F" que ha obtenido en CinemaScore.

Su hermoso uso de la luz y la textura, su increíble e inteligentísimo trabajo de cámara y espacio, sus fantásticas interpretaciones o su gestión de la atmósfera son algunos de los motivos que convierten al filme protagonizado por Jennifer Lawrence en uno de los mejores ejercicios de lo que va de año. No obstante, todo esto queda ligeramente ensombrecido por el alma de la película: los múltiples subtextos que esconden sus pasajes disfrazados de cinta de terror convencional.

Son varias las lecturas y analogías que pueden extraerse de 'Madre!' y de su nutrido repertorio de alegorías, algunas más inspiradas y menos obvias que otras. Cada espectador es un mundo y leerá el largometraje de un modo u otro según sus propias sensibilidades, pero a continuación os dejo con las tres que he conseguido vislumbrar —entre las que se encuentra la oficial del director—. Huelga decir que, a partir de este punto, hay SPOILERS A MANSALVA.

La lectura más sencilla: el ego del autor y el maltrato de la musa

De todas las posibles, la lectura más básica —y menos exigente— que se le puede dar a 'Madre!' y a su evidente intención metafórica se centra sobre la relación más mundana posible —surrealismo aparte— entre el personaje de Javier Bardem y el de Jennifer Lawrence, representando al creador ególatra y a su fiel compañera, musa y amante entregada respectivamente.

Explorar el filme desde esta perspectiva priva de sentido a gran parte de su iconografía, pudiendo readaptar el resto de símbolos a favor de esta propuesta. De este modo, seguiríamos el sufrimiento del devoto personaje de Lawrence, siempre a la sombra de un marido que exprime hasta la última gota de su esfuerzo y amor ciego con el único objetivo en mente de culminar su creación.

La obra del personaje de Javier Bardem —Él— estaría representado, además de en su poemario, en el hijo que tiene con Lawrence —Madre—. Un milagro concebido entre ambos que el poeta toma como suyo propio para, más tarde, brindárselo a sus huestes de seguidores que, literalmente, lo devoran sin tener en consideración más que a la obra en sí y al ídolo que se la ha otorgado.

Pese al horror vivido por Madre y a su sacrificio por Él, reflejado mediante la gasolina y el fuego que la terminan consumiendo por voluntad propia, a la musa aún le queda una última muestra de amor que ofrecerle en una metáfora tan burda como efectiva: le entrega su corazón. El artista, de espíritu egoísta y ambición ilimitada recoge la ofrenda, generando una nueva fuente de inspiración —una nueva musa— tras quedarse sin más que aprovechar de Madre.

La lectura más obvia: la Biblia según Aronofsky

Si atendemos a los títulos de crédito de 'Madre!' descubriremos que todos los personajes aparecen escritos en minúsculas a excepción del de Javier Bardem, cuyo nombre, Él —Him— está escrito con la primera letra en mayúscula. Esto no hace más que reforzar la lectura más obvia de la obra de Aronofsky, que no hace más que representar a lo largo de dos horas una interpretación del libro bíblico del Génesis.

En este caso Bardem no sería otro que Dios, un creador al que su trabajo se le termina escapando de las manos. El Jardín del Edén que simboliza el hogar que comparte con Jennifer Lawrence —de la que hablaremos más adelante— recibe la primera visita bajo la forma de un Ed Harris que da vida al equivalente a Adán, el primer hombre. Tras él, y después de una escena en la que se revela una herida en la zona de sus costillas, aparece Michelle Pfeiffer, Eva, la primera mujer.

Esta "hermosa" estampa bíblica no estaría completa sin una fruta prohibida. En 'Madre!' este elemento no tiene forma de apetecible manzana, sino de una misteriosa piedra de cristal que obsesiona por completo al personaje de Pfeiffer. Pese a la insistencia de Él y su esposa de que se mantuviesen alejados de ella, poco tarda el frágil pedrusco en hacerse añicos por culpa de la pareja de invitados, desatando así el principio de la debacle del idílico hogar.

Los siguientes en hacer acto de presencia sin invitación previa son los personajes de Brian y Domhnall Gleeson, que aquí interpretan a los hijos de Harris y Pfeiffer; esto es, a Caín y Abel. Como no podría ser de otro modo, y siguiendo lo visto en las sangradas escrituras, la doble incorporación termina en tragedia, cuando uno de los dos hermanos asesina al otro de un golpe en la cabeza fruto de la envidia y de una confrontación con su padre.

El caos generado por la situación termina desembocando en algo positivo para Él, que supera su bloqueo del escritor y termina culminando su ansiada creación. Su nuevo libro de poesía está terminado y su mujer, después de varios diálogos aludiendo a ello a lo largo del relato, está embarazada, hecho que marca el mid-point del guión.

Una elipsis nos sitúa aproximadamente nueve meses después de lo acontecido hasta el momento. El personaje de Jennifer Lawrence está en avanzado estado de gestación, el libro de Él está siendo un auténtico éxito y todo parece haber vuelto a la normalidad y la calma en el particular Jardín del Edén de la pareja. La estabilidad vuelve a romperse cuando irrumpen en la estancia cientos de seguidores del poeta que terminarán por desatar el caos y la violencia en un curioso paralelismo con la "caída del hombre" de la Biblia.

En medio del horror, el personaje de Jennifer Lawrence da a luz al que, literalmente, es el hijo de Dios, conduciendo a una de las escenas más controvertidas de 'Madre!'. Él decide satisfacer el clamor de sus fieles, hacinados en los pasillos y estancias del caserón, quienes piden poder ver al recién nacido. La petición se transforma en un momento horripilante en el que la turba parte el cuello al bebé para, después, devorarlo; una clara analogía al pan y el vino que representan el cuerpo y la sangre de Jesucristo en la eucaristía.

Esta es, probablemente, la última metáfora bíblica que encontramos en la cinta. No obstante, la lectura que acabamos de explorar deja un gran cabo suelto, y ese corresponde a la siguiente incógnita: ¿A quién representa en todo este cúmulo de referencias el personaje de Jennifer Lawrence?

La lectura oficial: Aronofsky y la madre naturaleza

La respuesta a esta última y gran pregunta se encuentra en la explicación que el propio Darren Aronofsky da sobre su nueva película. En ella afirma que 'Madre!' es una historia sobre la Madre Naturaleza —Lawrence— contada a través de sus ojos, añadiendo además que la cinta emplea la Biblia únicamente como estructura para narrar la historia, y no como elemento clave a nivel argumental.

"Hay elementos totalmente bíblicos, pero es la estructura del filme lo que coge de la Biblia, usándola como un mecanismo para analizar cómo los humanos han vivido aquí en la Tierra. Pero también fue algo intencionado ser ambiguo, porque eso no es una historia; es más un elemento estructural. Hay muchos detalles, huevos de pascua y cosas interconectadas, y creo que en ellos radica la diversión de desgranar la película."

Respecto a la lectura más básica, centrada en la relación entre musa y creador, Aronofsky dice lo siguiente:

"La gente está captando el matrimonio tradicional entre la musa y el creador siendo invadido de repente por todas esas fuerzas externas y el terror que eso genera. Pero luego todo se desmadra en la película, y a no ser que tengas la sensación de que estamos hablando sobre otras cosas o te permitas subirte al carro, te vas a resistir a ello y no vas a tener un buen viaje."

Para terminar, habla sobre la estructura cíclica del filme y el sentido de su último giro:

"Mi primer instinto cuando la escribí por primera vez fue que habría ese giro al final, ese giro es como: 'Oh, Dios, no termina y este tío es más y más narcisista, no terminará nunca'. Pensaba en ello como otra vuelta de tuerca al personaje y a las temáticas. Esto no encaja perfectamente con la metáfora de la película, pero creo que es donde la historia humana releva a lo metafórico."

Pese a ser un férreo defensor de 'Madre!', llevo argumentando que, además de por su valía como largometraje en sí, de lo mejor que ofrece la cinta es la capacidad de dar pie a eternas conversaciones posteriores a su visionado en las que los interlocutores aporten su punto de vista sobre lo que acaban de presenciar. Esto, afortunadamente, está convirtiéndose en una especie de sello de autor de un creador como Darren Aronofsky, cuya filmografía puede gustar o no, pero lo que consigue con creces es no dejar indiferente a nadie.

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