Hace unos días os hablaba sobre el experimento que llevaron a cabo Craig Mazin, John August y Rian Johnson para poner a prueba el talento de ChatGPT como guionista. Un absoluto —e hilarante— desastre que, de momento, dejó bien claro que la inteligencia artificial no es tan inteligente como quieren vendernos y que nuestros puestos de trabajo como creativos —repito, de momento— parecen estar a salvo.
El horror (literal y figurado)
Pero este nuevo choteo no está reñido con que la gente continúe ensalzando esta tecnología —otros prefieren llamarla herramienta— en redes, sugiriendo que Hollywood debería temblar desde sus mismísimos cimientos; y una de las últimas muestras que han corrido como la pólvora en redes sociales ha sido un anuncio de cerveza generado íntegramente con IA que... bueno, mejor juzgad vosotros mismos.
Creo que la descripción más adecuada para los 30 segundos que dura el spot estaría a medio camino entre la pesadilla febril y el viaje de ácido. La fiesta de rostros desfigurados, columnas de fuego que parecen salidas de un episodio de 'The Last Airbender' y criaturas humanoides bebiendo como si estuviesen enrollándose con latas es tan grotesca como divertida, aunque hay que reconocer el mérito de capturar las bases de lo que debería ser contenido publicitario para este tipo de productos.
Otra de las creaciones artificiales que se han movido por la Twitter de Elon Musk ha sido una suerte de spoof trailer de una película titulada 'The Great Catspy', que combina gatos antropomorfos, una ambientación en los años 20 bastante bien llevada —todo sea dicho— y una maraña de personas con más de cinco dedos en cada mano. ¿Sorprendente a nivel estético y visual? Sí. ¿Aberrante? También.
Lo que sí sorprende y se antoja más peligroso para animadores y artistas de efectos visuales son ejemplos como este, que automatizan lo que podría ser un proceso de rotoscopado transformando a una persona real en un personaje animado con lo que podría ser una combinación de softwares como Stable Diffusion ControlNet.
Está claro que la Inteligencia Artificial de 2023 aún está en pañales, pero su evolución está siendo lo suficientemente rápida como para comenzar a ser inquietante. De nosotros depende que lo que parece ser una nueva revolución industrial termine derivando en una suerte de Skynet más destructiva de lo que nos gustaría en términos sociales y laborales.
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