En 2018, la española 'Verónica' (Paco Plaza, 2017) se convirtió gracias al streaming en una especie de fenómeno viral; muchos se preguntaban en redes sociales si era la película más terrorífica de la década. Aunque tiene un factor exótico en otros países, que ayuda a crear esa impresión, el impacto tiene más que ver con la bola de medios que se quieren unir a la fiesta.
También es importante la facilidad de acceso que da una plataforma como Netflix. Pero para algunos países, donde no tienen claro que funcione con el nombre de una chica española en el título, han decidido que quizá es más fácil venderla como una secuela de otra saga de terror. Por ello no se han cortado y han utilizado un 'Уиджи: Проклятие Вероники'; lo que viene siendo 'Ouija: la maldición de Verónica' como si fuera un capítulo más de la saga de Blumhouse, que volvió a tener lustre tras la entrega de Mike Flanagan.
Claro que si en una película que, desde un principio, utiliza la Ouija tras haberla visto en tantas películas de terror últimamente, no es difícil que pasen estas cosas. De hecho es bastante común encontrarse “secuelas” falsas de 'Ouija' (Stiles White, 2014) porque es un nombre que no pertenece a una franquicia cinematográfica sino que es un concepto amplio.
De hecho, ¡qué demonios!, si hay una película original que se llame ‘Ouija' y española esa es la que se hizo en 2004, dirigida por Juan Pedro Ortega García, por tanto quizá los rusos querían relacionar 'Verónica' con esta, ¿no?
Superhéroes de tenderete y Bruce Lee revivido
Pero lo de Ouija no es el único caso, la tradición de hacer el juego del trilero con la distribución internacional tiene historia y casos de todo tipo. El cine fantástico siempre ha sido un contenedor de picaresca, plagios y apropiaciones varias. Pero aunque podríamos dar cientos de ejemplos en los que la idea original de éxito es copiada hasta la saciedad, los orígenes del latrocinio de títulos se remontan a las primeras copias de superhéroes.
Por ejemplo, en el ‘El Salvaje Mundo de Batwoman' (1966) se utilizaba al mito de DC sin permiso, aunque cambiaba tanto el aspecto qu parecía más bien un trasunto femenino de James Bond. No más atinada estaba el fascímil en ‘La mujer murciélago’ (1968), que usaba su propia BatWoman imitando el traje del Batman de Adam West pero era más bien una 'El Santo' femenina. Si nos ponemos a buscar podemos encontrar al mismo personaje en versión Pakistaní, por no hablar de los infinitos Spider-Man, Batman y Superman turcos.
En los 70 la pelota pasaba también a las grandes estrellas del cine de acción. A ver, si un tipo chino con un éxito internacional enorme, que ha hecho apuntar al gimnasio de karate a la mitad de los niños de cada país se nos muere tan joven como Bruce Lee, por qué no vamos a coger a cualquier otro chino que sepa meter galletas en un puñado de películas. Y así surgieron Bruce Le, con el súper éxito ‘Enter Another Dragon’ (1980) o Bruce Li, considerado el mejor de sus clones, que protagonizó la nigromante ‘The New Game Of Death’ (1975).
La golfa Italia
Pero en dónde realmente se cocería la tragedia fue en el cine de terror, en dónde las secuelas ilegales se convirtieron en norma en países como Italia. La cantidad de ejemplos al respecto es interminable.
Quizá el punto de inicio podría ser la estupenda explotación de ‘Zombie’ (Dawn of the Dead, 1978) de George A. Romero realizada por Lucio Fulci, que en España se conocía como ‘Nueva York bajo el terror de los zombies’ (1979) que en Italia se llamó ‘Zombi 2’, puesto que allí la de Romero era ‘Zombi’ a secas. Luego continuaron con la 3 y la 4, sin nada que ver entre sí.
Otro caso de mejunje extraño de títulos sin ton ni son es la colección de secuelas de la saga iniciada por 'Posesión infernal' ('Evil Dead', 1981) que allí titularon simplemente 'La Casa'.
A su segunda parte le pusieron un 2 y empezaron a liarla en la tercera entrega. La que aquí conocemos como ‘La casa encantada’ o ‘Ghosthouse’ (1988) pasó a ser la tercera. ‘Encuentro con la maldad’ o ‘Wichcraft’ (1988) la cuarta y ‘Beyond Darkness’ (1990) pasaría a ser la quinta. Luego se cruzó con la saga ‘House’ y el lío ya no tiene nombre.
Luego a la tercera parte de Raimi la tradujeron igual y listo. No se cortaban en hacer lo mismo en su producto nacional. Así, su ‘Demons’ (Demoni, 1985), que tuvo una segunda parte oficial, conoció otra tercera que no tenía relación, llamada 'Black Demons'.
Pero su especialidad era la secuela falsa de grandes éxitos, por lo que tenemos una 'Alien 2', otra ‘Terminator 2’ (1989) antes de la de Cameron que, por cierto, fue guionizada por el director de ‘Troll 2’ (1990) otra tangada de un filme de la Empire que ni siquiera era demasiado exitoso en realidad.
La impostura internacional
Un caso raro fue el de 'Rojo Oscuro' ('Profondo Rosso', 1975) de Dario Argento, que no vio la luz en Japón hasta 1978, más o menos un año después de saliera a la luz la muy exitosa 'Suspiria' (1977) que era bastante popular entre el público, por lo que aunque no tuviera nada sobrenatural, se lanzó bajo el título 'Suspiria 2' para atraer a los fans de aquella. Incluso se usaron imágenes de la bailarina de las promos de Suspiria.
En España no era tampoco extraño ver este tipo de jugadas, como la clásica ‘Phantasma 2’ con la que quisieron colar el remontaje de la miniserie de ‘Salem’s Lot’ (1979) de Tobe Hooper.
Curiosamente, ocurría mucho con películas italianas. Uno de los clásicos casos de videoclub era esa famosa portada que rezaba ‘Tiburón 3’ y lo que realmente contenía era ‘L'ultimo squalo’ (1981) de Enzo G. Castellari. Otra carátula con un tipo al que le iban a inyectar algo, aparecía en VHS como ‘Re-Animator 2’ y resultaba ser en realidad ‘Metamorphosis’ (1990) de George Eastman. La cosa es tenía laboratorios y Mad Doctors.
En algunos casos la cosa no venía de los distribuidores internacionales ni de productores que querían hacer dinero a costa del éxito de otros. Hay extraños ejemplos de películas que no tienen nada que ver con el filme original y los responsables de la saga le plantaban el título correspondiente.
Y no, no nos referimos a la saga 'Cloverfield', sino a casos como ‘Halloween 3. El día de la bruja’ (Halloween III: Season of the Witch, 1983) a la que sólo une a la original la noche en la que transcurre, o el caso de ‘House III’ (1989) que parecía más bien un exploit de ‘Shocker: 100.000 voltios de terror’ (Shocker, 1989) de Wes Craven y que tuvo título simultáneo como ‘The Horror Show’.
El gato por liebre en la cultura VOD
Aunque asociemos este tipo de tretas al pasado, seguimos encontrando este tipo de apropiaciones en el mercado del directo a vídeo casi a diario. De las copias chuscas de la casa Asylum del blockbuster de turno como 'Battle for Pandora' (2022), a veces solo con algún cambio de letra que le libere de problemas legales como ‘Transmorfers’ (2011), a los casos sin ningún tipo de vergüenza como ‘Paranormal Activity 2: Tokyo Night’ (2010), lanzada en todo el mundo como un spin-off de la original, de tal forma que muchos aún creen que es oficial. La secuela verdadera salió el mismo año.
Y volviendo a películas españolas vendidas como secuelas de otras películas, hay casos bastante singulares, como cuando a ‘Alatriste’ (2006) le pusieron el lustroso título de ‘The Spanish Musketeer’, es decir, ‘El mosquetero español’, como si fuera parte del universo de Alejandro Dumas, pero en versión castiza. Reverte ya está desempolvando el trabuco del siglo XVIII que guarda para ocasiones especiales.
El caso de 'Verónica' es solo un hilo del que podemos tirar para encontrar muchísimos ejemplos más de películas en las que no se confía comercialmente y a las que se le ha puesto un lazo con forma de franquicia para que entren mejor por los ojos. Sin embargo, en el caso de 'Ouija' puede que el título juegue en contra e impida a muchos acercarse a la que es ahora mismo, la película de terror de la que se habla en todo el mundo.
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