La noticia de que Disney+ tiene pensado subir sus tarifas con motivo del lanzamiento de una con publicidad ha corrido como la pólvora hoy. Esta nueva tarifa será más barata que la normal, sí, pero a costa de que la versión sin anuncios suba su precio en casi un 40% para los suscriptores de Estados Unidos. Es el primer toque de atención importante que presagia que la edad de oro del streaming está condenada a muerte.
El fin del futuro idílico
A poco que pensemos en ello, el streaming se nos vendió como ese futuro con tantas ventajas que era imposible decirle que no. Catálogos inabarcables, precios contenidos y la posibilidad de ver lo que queremos en cualquier momento y sin tener que soportar esa molesta publicidad que en televisión a veces parecía durar más que lo que realmente estábamos viendo. Aquí por ahora prometen que será muy poca, pero empiezas por ahí y luego vas añadiendo más y más.
Con ciertos matices -siguen faltando muchas películas y series que nunca han estado disponibles en plataforma alguna-, eso ha sido así durante varios años. Primero fue Netflix la que plantó las semillas, lo hico crecer y luego todo el mundo quería tener su propia plataforma. El problema es que quizá nunca tuvieron en cuenta que Netflix lleva años alimentándose de una deuda cada vez más monstruosa, un problema que ya veremos cuándo acaba estallando. Por ahora ya llevan un tiempo con recortes y vigilando mucho más lo que gastan.
La cuestión es que el streaming no es rentable a día de hoy. En Disney anunciaron ayer que entre Disney+, Hulu y ESPN+ habían acumulado pérdidas por valor de 1.100 millones de dólares, una noticia que quizá haya pasado algo desapercibida ante el hecho de que al fin ha logrado superar a Netflix como la compañía con más suscriptores. Una afirmación cierta pero con varios peros (lo ha hecho con varias plataformas y lo más probable es que haya varias que en realidad pertenezcan a la misma persona).
El programa se agranda si echamos un ojo a sus principales competidores. Por ejemplo, Paramount+ espera perder 1.800 millones de dólares esta año, mientras que Peacock se dejó 467 millones en el segundo trimestre de 2022. En el caso de HBO Max las pérdidas ascendieron a 518 millones de dólares en su apuesta por el streaming también durante el segundo trimestre del año pasado.
En el caso de Amazon es mucho más difícil concretar cuánto puede haber perdido específicamente con Prime Video, pero sí se sabe que en el segundo trimestre del año sumó pérdidas por valor de 2.000 millones de dólares. Raro será que una parte importante no venga del streaming, pues en 2021 invirtió 13.000 millones en ello y nada indica que haya ido a menos este año, pues no nos olvidemos del disparatado coste de 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.
Toca centrarse en ser rentables
Lo que nos queda así es un futuro en el que cada plataforma va a hacer todo lo que esté en su mano por ser rentable. A fin de cuentas, no están invirtiendo tanto en el streaming para perder sumas millonarias. Por ejemplo, Disney ha confirmado que espera empezar a dar dinero en 2024. Seguro que a eso ayuda ese fuerte incremento de precios que es cuestión de tiempo que se aplique en otros países.
No olvidemos tampoco que Amazon también anunció recientemente una subida de precio en España cercana al 40%, mientras que Netflix hizo lo mismo hace unos meses, desvelando además que iba a empezar a aplicar mano dura para perseguir el chollo de las cuentas compartidas. Y no nos olvidemos de que también tiene previsto un plan con anuncios, buena excusa para volver a subir los precios y que esa tarifa tenga el coste de la más barata en la actualidad.
Además, no conviene dejar de lado casos extraños como que HBO Max está eliminando tanto películas como series propias de su catálogo, y que todo indica que esa política no ha hecho más que empezar. ¿Sucederá lo mismo con otras plataformas? Ya no sería extraño.
También hay varios anuncios que dejan claro que las plataformas van a tener que empezar a gastar con menos alegría y estar más atentos a la rentabilidad de su contenido. Son ya demasiadas señales que apuntan hacia que el mundo del streaming va a ir peor y encima va a ser mucho más caro.
Eso nos lleva a un escenario en el que también va a ser imposible que todas las plataformas sobrevivan y que el fiasco de Qibi acabe siendo una anécdota en comparación de lo que está por venir. Simplemente no hay tanto mercado y si empiezas a exprimir la gallina de los huevos de oro, llegará un momento en el que ya no dé más de sí.
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