“It’s Showtime”. Esta fue la contundente apuesta de Apple para titular la keynote en la que el gigante tecnológico desveló una nueva oleada de servicios de suscripción —llegando tarde a todos, si hacemos honor a la verdad—, incluyendo su esperada propuesta para el cada vez más sobresaturado mercado del cine y la televisión online.
Desgraciadamente, y a pesar de las muchas expectativas que, personalmente, tenía puestas en el evento, el impacto más grande de lo presentado por los de Cupertino se limitó precisamente al llamativo título de marras. Y es que, si Apple pretende ganar la guerra del streaming y comerle la merienda a Netflix, Amazon y compañía, necesita mucho más que un puñado de nombres de relumbrón y una plataforma que promete ser más de lo mismo.
¿Quieres mi dinero? ¡Levántame del asiento!
Es bastante representativo que el mayor shock causado por la presentación de Apple TV+ —derroche de originalidad el nombre del servicio, oigan— haya estado relacionado directamente con la competencia y con un Steven Spielberg cuya aparición en el escenario causó más revuelo por su cambio de chaqueta tras su ataque a Netflix y al streaming que por el anuncio de la resurrección de ‘Cuentos asombrosos’.
No negaré que el desfile de grandes rostros de la industria cinematográfica y televisiva que se han podido ver durante la keynote, ya sea en directo o en el vídeo de siete minutos que ha acompañado la muestra —rodado, vayan ustedes a saber por qué, en blanco y negro— es capaz de poner los dientes largos al cinéfilo y seriéfilo más escéptico. J.J. Abrams, Damien Chazelle, Ron Howard, M. Night Shyamalan... el listado es espectacular.
Pero, ¿no es acaso esto lo que esperamos de cualquier plataforma de streaming actualmente? Todas y cada una de ellas poseen sus propios estandartes con cara y ojos y, sobre todo, un listado de producciones propias, ya sea disponibles o en desarrollo, con las que no sólo atraer a nuevos espectadores —ahora suscriptores— sino también aumentar los niveles de prestigio de la compañía. El star system del video on demand.
Es por esto que el anuncio del Apple TV+ ha sentado como un jarro de agua fría; porque más allá de la esperada implicación de creadores de primer nivel, no se ha anunciado ningún tipo de revolución en un modelo de negocio condenado a estancarse tarde o temprano, ni en el uso del sistema o su interfaz. Ni tan siquiera han logrado copar los trending topics con un título en concreto que invite al respetable a lanzar billetes a los de Tim Cook. Si quieren nuestro dinero, deben levantarnos del asiento, y, por el momento, no van por el buen camino.
La feroz competencia
La cosa se pone aún más fea para Apple cuando nos detenemos a escudriñar detenidamente a sus contendientes en las cada vez más intensas Streaming Wars; tanto a los ya asentados como pueden ser Netflix, Amazon o HBO, como a futuras —y temibles— incorporaciones de la talla de Disney+.
A fecha de hoy, la hegemonía de Netflix está plenamente consolidada. La compañía de Reed Hastings ya va en camino a la astronómica cifra de 150 millones de suscriptores en todo el mundo y posee un catálogo amplísimo —tan amplio como la variable calidad de sus productos— con ofertas de todo tipo, tanto en lo que respecta a producciones propias como a contenido de terceros, y con un sobrado reconocimiento reforzado por su reciente escalada hasta los Óscar con ‘Roma’ de Alfonso Cuarón.
Lejos del titán del VOD —que, recordemos, tiene lo nuevo de Martin Scorsese a la vuelta de la esquina—, Amazon y HBO continúan firmes en sus posiciones. La primera de ellas continúa apostando fuertemente por el contenido original, teniendo como principal valuarte la multimillonaria adaptación de ‘El Señor de los Anillos’ y rescatando proyectos que se creían perdidos como el western de Park Chan-wook escrito por S. Craig Zahler; mientras que, por su parte, HBO sigue sin encontrar a nadie que le hable de tú a tú en lo que respecta a series de prestigio.
Aunque la principal preocupación de Apple en estos momentos debería ser su competencia directa, localizada en la compañía del ratón Mickey y en un servicio Disney+ que promete eclipsar a cualquier nuevo aspirante a abrirse un hueco en el mercado gracias a dos elementos clave: su descomunal abanico de licencias —que incluyen, recordemos, a los superhéroes Marvel y a Star Wars— y la promesa de abrir su “caja fuerte” y dar total disponibilidad a su catálogo de clásicos animados al completo. Esto sí es un golpe de efecto de los que marcan la diferencia.
Demasiados competidores y poca pasta en la billetera
Lo más preocupante de todo, y esto es algo que trasciende a Apple para extenderse directamente hasta el consumidor, es la creciente avalancha de este tipo de servicios. La competencia siempre es sana —de hecho, ahí están las leyes antimonopolio para asegurarla y permitir un correcto desarrollo del mercado—, pero un exceso de ofertas plantea al espectador una diatriba que hará flaco favor a la industria.
Con las plataformas disponibles actualmente ya es harto complicado hacer criba y seleccionar la de mayor interés para pagar religiosamente la mensualidad que nos permite disfrutar de su contenido —incluso, con suerte, podremos permitirnos varias—, pero la cantidad de nuevas opciones elevaría los costes lo suficiente como para tener que hacer descartes y perdernos parte de las producciones más punteras del momento. Y esto, tratándose de contenido que llega automáticamente a la red de redes, podría disparar la proliferación de las “vías alternativas” para acceder a dichos contenidos.
Sea como fuere, el único modo de despuntar y no caer en un olvido casi instantáneo pasa por dar un golpe sobre la mesa que te diferencie de tus rivales. Lejos de esto, en su “It’s Showtime”, lo único que hizo Apple es mostrarse como una opción más condenada a luchar por el puesto de eterna segundona en la guerra del streaming.
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