"¿Habéis visto ya a Pumares por aquí?" Año tras año, esta pregunta se repetía irremediablemente en las colas y los pasillos de un Festival de Sitges al que el crítico no faltaba edición tras edición a pesar de que, como me confesó durante uno de esos interminables retrasos entre sesiones en el Auditori, "no entendía la mitad de películas que proyectaban" pero que, aún así, le encantaba.
Polvo (de estrellas) somos...
Irónica y tristemente, ha sido durante la quincuagésimo sexta edición del certamen catalán cuando nos vemos obligados a decir adiós a un Carlos Pumares que falleció este 12 de octubre a los 80 años de edad y que inyectó la cinefilia a través de las ondas en infinidad de radio oyentes trascendiendo la labor del simple crítico de cine en las madrugadas de Antena 3 Radio —y más tarde en Onda Cero— con su 'Polvo de estrellas'.
Su etapa radiofónica, que he podido disfrutar a posteriori gracias a los milagros de internet, me pilló demasiado joven —de hecho, aún no había nacido cuando arrancó—, pero conocí su genio y figura —sobre todo su genio— durante esas madrugadas furtivas viendo Crónicas marcianas cuando, obviamente, mi edad no era la adecuada para ello. Pero las ojeras y la falta de sueño de camino al colegio al día siguiente merecían la pena si Pumares tenía su minuto de oro.
El programa conducido por Xavier Sardà fue parte esencial de mi transición a la adolescencia, pero si algo recuerdo con especial estima entre sketches imposibles, irreverencia y secciones más sesudas, eran las pataletas del bueno de Carlos. Ya fuese por las tortillas de patata, por el precio de un billete de AVE para ir sentado contradirección o por cómo los hoteles atornillaban las perchas como si los huéspedes fuesen cleptómanos, escuchar sus salidas de tono y sus medidas voces era poco menos que bálsamo para mi influenciable alma en construcción.

Es, probablemente, esta presunta mala leche asociada a su figura, la que le ha acompañado como una suerte de distintivo personal de la que no se logró desprender y que ha marcado algunos de esos momentos estrella que se comparten una y otra vez en redes sociales y que, como no podrían ser menos, están acompañando a infinidad de textos lamentando su pérdida y honrando su figura.
Siempre quedarán grabados a fuego en el imaginario colectivo de los que ya tenemos una edad, ya sea por haberlos vivido en directo o, como es mi caso, en diferido, perlas como ese corte en el que, durante más de cinco minutos, intenta que una mujer apunte correctamente el nombre "Fibergran" o el que, probablemente, sea mi corte favorito: el de su vehemente reseña de 'Fuego camina conmigo'.
Es casi implosible que no termine soltando alguna carcajada cada vez que escucho —y no han sido pocas las veces que lo he hecho— ese par de minutos en los que suelta perlas como "Blue Velvet se la ha hecho alguien a David Lynch" y, por supuesto, la descripción del director: "Es asqueroso, repulsivo, es como bulboso, como fofo, como blancucho, fofote, de no lavarse... ¡Espeso!". Poesía pura.

Pero hoy más que nunca, no podemos permitir que Carlos Pumares sea recordado únicamente por estas maravillosas excentricidades, porque el de Portugalete mostraba tanta pasión por el séptimo arte como conocimiento tenía sobre el mismo. Para el recuerdo quedarán sus colaboraciones con Jose Luis Garci en 'Qué grande es el cine', sus extensos monográficos y sus análisis de obras como '2001: Una odisea del espacio' —sí, el del monolito—.
Del paso de Pumares por este mundo al borde del colapso me quedo con todo esto, con su faceta de peculiar showman y de cinéfago ilustrado. Aunque, sobre todo, guardo con especial cariño algunos de esos momentos compartidos brevemente en Sitges que, sí, incluyen cabreos por cafeteras que desaparecen de salas de prensa o cambios en las colas para acceder a las proyecciones; pero también esa risotada, la humilde amabilidad, y el agradecimiento que mostró cuando le saludé por primera vez y le di las gracias por "haberme criado".
Entrar en el Auditori y ver la butaca vacía que ocupaba año tras año —"no te sientes ahí, que es el sitio de Pumares"— va a ser especialmente duro. Hasta siempre, maestro.
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geodatan
Comparto las palabras del articulista. Carlos Pumares es y será único. En el recuerdo está.
geodatan
Siempre te recordaremos
gel0n
Yo escuchaba Polvo de estrellas cuando iba al instituto, porque venía antes del Ya te digo, que también fue un programa de cortes súper míticos de la radio, y escuché el Fibergran en directo. Hoy puede hacer gracia, pero en su momento fue de lo único que se hablaba. Aún me pregunto si no estuvo preparado y si realmente hay gente así en el mundo, por muy de la Galicia profunda que seas.
Pumares, pues bueno, ni fu ni fa, tenía gracia, pero aburría con tantas voces, que era bastante molesto por la radio. Y ya cuando abrazó su propio meme y empezó a salir en Crónicas Marcianas pues dejó de tener gracia en absoluto.
g.kaplan
Para mí, y para muchos de mi generación, un maestro al que recordaré siempre y que nos enseñó a AMAR el cine con mayúsculas. Noches y noches de transistor bajo la almohada viajando a Atlanta, Bagdad, Nueva York o al espacio. Áspero, polémico, controvertido, faltón, pero un comunicador capaz de transmitir y encender una pasión por este mundo tan mágico y tan maravilloso. Nunca olvidaré sus monográficos, en especial el de "Lo que el viento se llevó" o "Sed de Mal" entre otros muchos. Travelings, picados, planos secuencia...Ford, Hitchcock, Wilder, Lubitsch, Mankiewicz...Pumares, hoy es un día triste. Millones de gracias maestro.
fidelio_78_2
Le oía prácticamente todas las noches, y hasta le llegué a conocer en persona. Todo un icono de una generación que, a día de hoy, no entienden las nuevas, que le tildan de maleducado (cuando ellos lo son más), sin percatarse de que todo eso, era un papel.
Un saludo.
wingo22
Muchas noches lo escuché después de escuchar a García. Sobre todo en verano. En una época sin internet, era una gozada escuchar sus programas. Hablé una vez con él, sin pena ni gloria, pero por lo menos estuvo bien. En la última etapa es verdad que ya desvariaba y no se adaptó a los nuevos tiempos. Descansa en paz Pumares y gracias por esos buenos ratos que nos hiciste pasar.
rickhauser
Vengo a rendir homenaje al gran Carlos Pumares. Responsable tantas noches de que me quedara dormido en el Instituto las mañanas siguientes, y responsable de alimentar mi hambre cinéfila que, para bien o mal, me he conducido exactamente hasta el punto en el que ahora me encuentro en mi vida profesional. Gracias y buen viaje!
proby
No era un maestro. Era un maleducado, un prepotente y un mierda.