Un par de días después de los Reyes Magos del 98, dejamos de destrozar los controles de la primera Playstation durante unas horas para acercarnos al cine a ver qué demonios había hecho el director de 'Terminator' y 'Terminator 2'; por qué el tío que nos había puesto a tope con la ciencia ficción más rompedora había estrenado una película que nuestras madres se morían por ver. Pero las familias americanas la disfrutarían tal día como hoy, un 19 de diciembre de 1997.
En ese barco me maté yo
Entre 1984 y 1994, James Cameron fue el rey del mundo. Revolucionar el cine con un par de películas de 'Terminator', un par de invasiones extraterrestres innovadoras y la mejor película de espías y guasa de la historia de Hollywood no era suficiente para un camionero canadiense. Tras amasar más de mil millones con esas películas y revolucionar los aspectos visuales del cine comercial más rompedor, el bueno de Cameron decidió que había llegado el momento de revolucionar el corazón de los espectadores. Había llegado el momento de escribir y dirigir 'Titanic'.
'Terminator 2: El juicio final' y 'Mentiras Arriesgadas' costaron más de cien millones de dólares, las dos superaron las dos horas y pico de duración y las dos tenían la misma misión: mostrar ante la cámara hasta el último centavo invertido. Una epopeya paradójica temporal que marcó el antes y el después en la era de los efectos especiales y una cinta de acción que dejaba en pañales a todas las misiones imposibles, Bonds y lo que se pusiera por delante. Juntos.
Para contar la historia de amor entre dos brasas pertenecientes a dos clases sociales radicalmente opuestas, Cameron decidió que necesitaba el doble de dinero y (casi) de tiempo. Al menos desde el punto de vista del escritor, productor, director y cineasta total James Cameron, ya que apenas un año antes, el mismo DiCaprio conmocionó al mundo con la colorista y vivaracha versión de 'Romeo + Julieta' de Baz Luhrmann en 120 apurados minutos.
La operación dio como resultado la película más taquillera de la historia del cine... hasta que el mismo director volviera a revolucionar el cine comercial (y los colores fosforescentes) doce años más tarde, pero de 'Avatar' ya hablaremos cuando finalice el rodaje de la décima entrega para Disney.
No era la primera vez que el famoso barco era llevado al cine, ni sería la última. Antes de la película de Cameron, 'La última noche del Titanic', del veterano de Hammer y Amicus Roy Ward Baker, era la más recordada por el gran público. A la par que la multioscarizada versión que nos ocupa saldría una lujosa miniserie de gran presupuesto para CBS y, no está de más aquí, una inesperada secuela con el titulazo 'Titanic 2' a cargo de los infalibles The Asylum. Incluso Bigas Luna estrenó otra historia de amor y pasión en los camarotes del barco el mismo año que James Cameron con 'La camarera del Titanic', demostrando que el una (co)producción española no evitaba mirar a los ojos al cine de oro.
Por un puñado de Óscars (y de millones)
El fin de semana de su estreno americano, 'Titanic' tenía seria competencia. 'El mañana nunca muere', segunda incursión de Pierce Brosnan como James Bond o 'Scream 2', necesaria secuela del un fenómeno que dio la vuelta al slasher en los 90, abrían también ese mismo fin de semana. Entre ellas se colaba una obra maestra que tuvo la desgracia de elegir semejante fecha para llegar a las salas, la extraordinaria 'Un ratoncito duro de roer', ópera prima del necesario y siempre rompedor Gore Verbinski.
Los resultados dejaron como líder de la clasificación a la peli de Cameron, seguida MUY DE CERCA por la cinta de Roger Spottiswoode, dejando en un tercer puesto ya descolgado con la mitad de recaudación a la película de Wes Craven.
La jugada salió bien, el boca a boca (hace veinte años se decía así, lo de la oreja debió llegar en algún momento indeterminado) hizo el resto, las apuestas a los premios gordos ayudaron y, claro, la canción principal de Celine Dion, probablemente la segunda persona de Canadá más importante de la historia del país tras el director de la película, se convirtió en la banda sonora oficial de las cocinas de todo el mundo.
¿Cuál era el secreto de 'Titanic'? No es muy complicado encontrar la fórmula que produjo oro con títulos como 'Pretty Woman', 'Ghost' y demás éxitos diseñados con escuadra y cartabón, pero también era de agradecer por entonces la no existencia de las redes y la capacidad sorpresiva de las películas de las salas de cine.
1 - Oscuridad
Aparecen dos luces tenues, muy juntas ... cada vez más brillantes. Descubrimos que se trata de de dos SUMERGIBLES, cayendo libremente delante de nosotros como ascensores.
Uno va delante del otro y pasa muy cerca de la cámara, pareciendo casi una nave espacial que brillante, con luces.
LA CÁMARA SE INCLINA HACIA ABAJO para seguirlos a medida que desciende en la profunda negrura ilimitada. Pronto parecen luciérnagas, luego estrellas. Luego desaparecen.
Esas son las primeras líneas del guión original firmado por Cameron y, por tanto, la primera secuencia de la película. Para los espectadores de entonces, encontrarnos con una película histórica que arrancaba con un enigma en el presente era todo un aliciente inesperado. Y además estaba Bill Paxton, el actor fetiche de Cameron y probablemente nuestro secundario preferido.
A pesar de la duración y de presentar a Billy Zane con el peluquín más digno de su carrera, es imposible no echar el rato con la película. 'Titanic' es pomposa, se gusta demasiado, es eterna y por momentos es ridícula, pero es pura ambición cinematográfica de primera. Es un blockbuster artesanal construido con la tecnología punta de entonces, y ese aire a gran cine de siempre, a cine catastrofista de primera, también jugaba a favor de obra.
El espectador rudo, el tío duro amante del buen cine, tenía su ración de espectáculo y grandilocuencia. El fanático del amor imposible, del amor más fuerte que la vida, tenía su corazón. Y juntos hicieron historia.
Los restos del naufragio
'Titanic' se llevó 11 premios de la Academia, incluyendo los de mejor película, director, fotografía y edición, y provocó la histeria colectiva del planeta, aupando a Leonardo DiCaprio al lugar que sigue manteniendo en la actualidad: él es el verdadero rey del mundo. Once premios de la Academia, igualando el récord que estableció 'Ben-Hur' (no confundir con 'Ben-Hur') y superando a medianías cinematográficas como 'Lo que el viento se llevó' y tal.
El mundo no estaba preparado para el aluvión de 'titanadas' y la fiebre titánica que estaba por llegar. Sin ir más lejos, mi hermano y yo estuvimos un mes repartiendo propaganda en los buzones de la comarca ante la medida extrema y revolucionaria que el videoclub del pueblo iba a tomar en la medianoche anterior al día de la llegada de la película al formato doméstico en una doble cinta VHS y, además, en venta directa: Eusebio Vídeo abriría a medianoche para vender las primeras copias de la película más importante de la historia del cine. Y puedes creerme, se petó de fans.
Poco importa que hayan salido a la luz ridículos finales descartados o que todo el mundo siga yendo a la proa del barco a hacer el imbécil, porque el legado de la película de Cameron sigue más vigente que nunca y aprovechando cada aniversario destacable. Hoy presentamos este homenaje en el veinte aniversario de su estreno al igual que en 2012 se reestrenó una versión en tres dimensiones con motivo del 100 aniversario de la tragedia que inspiró la película. Ahora te toca a ti decidir si ese otro gesto era acertado o un poco irreverente.
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