Puede que no recuerdes el cumpleaños de tus amigos. Incluso el de algún familiar cercano. Qué diablos, para eso está Facebook. Lo que seguro que no olvidas es el aniversario de alguna de tus películas favoritas. Y 'Zombies Party (Una noche... de muerte)', mejor conocida como 'Shaun of the Dead', es seguro una de ellas.
Una comedia romántica. Con zombies
Lo normal en estos casos es que la parodia sea ligera, sencilla. Vive deprisa y rueda más rápido aún. Afortunadamente, 'Shaun of the Dead' (cada vez que utilizamos 'Zombies Party' alguien, en alguna parte, muere) va mucho más allá de la simple parodia. El debut del ya desde hace tiempo indispensable director era principalmente una lección de verdadero cine.
- Edgar Wright ya había rodado un western con apenas veinte años, así que el amor por el CINE, así en mayúsculas, está demostrado. Nadie en su sano juicio rodaría un western con 20 años. En ella ya estaban todos los ingredientes que hacen del cine lo que viene a ser el cine. En ella ya se intuían los tics que se convertirán en marca de fábrica poco tiempo después. Wright es un tipo que ha mamado cine.
- Saltó a la gloria en formato catódico con nada menos que una de las mejores sitcoms de todos los tiempos: 'Spaced'. Ahí coincidiría con sus compadres Simon Pegg y Nick Frost, sin los que nada de esto habría pasado. Conviene ver la serie ahora si no la has visto o si te apetece recuperar la trilogía Cornetto. Todo está lleno de mil y un guiños, referencias y homenajes.
- Wright pidió a su colega Simon Pegg que rechazase un papel en la estupenda 'Dog Soldiers' de Neil Marshall (el tipo que nos devuelve a 'Hellboy' esta semana) porque quería que su primer protagonista fuera en su proyecto cómico-zombie que ambos escriben. Puro amor de colega.
- 'Zombies Party (Una noche... de muerte)', volvía la mirada al pasado de todas las maneras posibles y con el máximo respeto. No solo conseguía un primer acto lleno de sospechas y ambientación audiovisual de la edad de oro del fantástico, también devolvía la lentitud a los muertos vivientes: "La muerte no es una bebida energética", afirmaba Pegg entonces.
- Pero si los zombies iban a ser lentos, tal vez la película debería volar. Por eso (aunque ya lo había hecho en su serie) Wright decide apostar por los cortes rápidos (como ya hacía Guy Ritchie en su momento) para dotar a sus elipsis de ritmo y mucho cachondeo.
- Como también pasa con la extraordinaria 'Wayne's World', la película de Edgar Wright es técnicamente irreprochable. Lo que pasa es que cuando se trata de comedias uno no tiene tan claro que la narrativa de la película esté siendo perfecta. No solo es cuestión de timing, también de puesta en escena. Sus transiciones noche/día y la planificación de la totalidad de la película, planos secuencia incluidos, es sencillamente asombrosa.
- Más arriba hablaba sobre la capacidad de Wright para incluir valores añadidos a sus largometrajes. Ya sea en forma de homenaje, de huevo de pascua o de cameo zombificado para disfrute personal de su sector más hooligan. Que para algo es británico. Si no que le pregunten a Michael Smiley.
- Pegg y Wright consideraron una secuela que reemplazaría a los zombies con otro monstruo, pero decidieron no hacerlo, ya que estaban satisfechos con la primera película como y prefirieron dejar a los muertos bien enterrados. Tenía pinta de invasión vampírica: su título previsto era 'From Dusk till Shaun'.
- Maldito amor, cómo dueles. Nunca el eslogan de una película fue tan certero: "Una comedia romántica. Con zombies". Y es que todos somos Shaun. Perdedor, perezoso, despistado y con buenas intenciones que en realidad no sirven para nada porque en el fondo eres un capullo. ¿Qué pasaría con tu relación de pareja durante el apocalipsis? La solución es morir de risa.
- Wright es tan perfeccionista que hace constantemente lo más difícil. En una escena tan "de relleno" (NOTA: nunca hay relleno en sus trabajos) como la de el cruce de caminos con los dos grupos de supervivientes, la sensación es de shock entre personajes y espectadores. No es para menos. En un movimiento mágico, Wright reúne a Pegg y Jessica Hynes (Tim y Daisy en 'Spaced'), Lucy Davis y Martin Freeman ('The Office'), Dylan Moran y Tamsin Greig ('Black Books') y a Julia Deakin y Nick Frost (también en 'Spaced').
- La ex-pareja más cool del director fue la guitarrista de Ash durante el que sería posiblemente el mejor momento de la banda. Charlotte Hatherley, además, es hija de Patricia Franklin, veterana actriz que siempre ha tenido un lugar en el cine de Wright. Aunque la maten.
- Siguiendo con la senda de lo estrictamente musical, Edgar Wright es un pirado de la música. Sus bandas sonoras, de la primera a la (especialmente) la última, son recopilatorios de lujo de pop, rock, soul o funk sin parangón. Como buen hijo (adoptado) del videoclip, Wright sabe dotar de ritmo a sus cortes musicales.
- Mary, la zombie del patio de Shaun y Ed, es la cajera del supermercado de los créditos iniciales de la película. Poco después de la peli, Wright y Pegg escribieron el guión de 'There's something about Mary', para 2000AD. La historia contaba cómo la chica llegaba a ser un cadáver andante.
- Durante la presentación de su siguiente largometraje, la (lo siento) todavía mejor y obra maestra insuperable multi-genero 'Arma Fatal', tuve la suerte de poder charlar unos minutos con el director y decía Wright que se sentía dolido al comprobar que en España el título no iba a ser COPS PARTY. También afirmaba tener colgado el cartel español de su primera película en el despacho de su oficina.
- 'Shaun of the Dead' fue el pistoletazo de salida a una trilogía que terminaría bien alto, con otro ejercicio de género que pasó del "terror" a la "ciencia ficción" en la majestuosa, etílica, biográfica e incómodamente dolorosa 'Bienvenidos al fin del mundo'.
Bonus: Edgar Wright y Simon Pegg pagaron por sus pecados en la película de su adorado George A. Romero 'La tierra de los muertos vivientes'.
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