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Hoy es el día de reconocer a Divinity lo mucho que está haciendo por esta sección y por los factual de reformas. Divinity Home nos atrapa con distintas posibilidades: desde cómo conseguir la casa de tus sueños (normalmente, con aproximadamente 800.000$) hasta cómo reaprovechar el espacio que tienes cuando tu propia casa se convierte en tu pesadilla (normalmente, tirando todas las paredes). 'Tu casa lo vale' se ha incorporado recientemente al menú de mediodía del canal femenino con una nueva propuesta, si eso era posible en el mundo de los docurealities: ofrecer soluciones a propietarios ahogados con sus carísimas hipotecas para revalorizar su propiedad. ¿Pero cómo? Eso lo descubriréis tras el salto...
De qué va
Scott McGillivray es constructor y agente inmobiliario; como los gemelos Scott, pero en uno. Sin embargo, llegó a esto casi de casualidad. La idea de revalorizar propiedades reutilizando y alquilando el espacio fue la base de su proyecto de fin de carrera. Y ahora lo ha convertido en profesión e incluso show televisivo (que él mismo produce), compartiendo además sus sabiduría inmobiliaria con futuros propietarios a través de su propia escuela de negocios. En 'Tu casa lo vale' Scott lidera un equipo de ocho albañiles que en apenas unas semanas conseguirán hacerte ahorrar mucho dinero.
El requisito es ser propietario de una vivienda de dos plantas o que tenga un sótano susceptible de convertirse en casa, o un "espacio indeterminado" en el que Scott pueda hacer su magia. Los futuros caseros deberán escoger entre dos opciones de reforma, que el constructor/agente/conferenciante les presenta con una animación 3D un poco básica y creyéndose Tom Cruise en Minority Report. Este espacio extra se reforma, habilita, moderniza y se coloca en el mercado de alquiler por cifras a veces escalofriantes, teniendo en cuenta que, por muy mono que quede el apartamento, no dejas de estar en un sótano, al nivel de los Fraggle.
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La gracia está, precisamente, en conseguir que te olvides de que estás viviendo bajo tierra gracias a la habilidad de Scott y su equipo para engañar al ojo: que si una pintura blanca que de luz, que si esta columna fuera, que si le damos un palmo más de ventana et voilà: un coqueto apartamento completamente equipado en lo que suele ser el trastero familiar. Estos ingresos permiten a los propietarios ir más desahogados con sus hipotecas (que también dan bastante miedo) a la vez que revalorizan su propiedad de cara a una futura venta.
Dado que son los propietarios los que pagan la reforma (no queda muy claro qué parte aporta el programa), se trata de un proyecto a largo plazo. Esto no va de hacerse rico al instante. Pero sí de conseguir que el espacio resulte lo más rentable posible, elaborando un plan financiero inteligente. Algo así como reeducar a los incautos que deciden meter un pie en el mercado inmobiliario.
¿Por qué nos atrapa?
Uno de los motivos es que el presentador no resulta cansino. Las bromas de los gemelos Scott pueden ser tolerables hasta cierto punto, pero no así las de Hillary y David ('Tu casa a juicio'). De los programas de reformas es sin duda el que más se centra en el proyecto y no en intentar ser graciosos, el más "profesional". Como un 'Bricomanía' a gran escala. Y más que fascinarte con la estética del acabado (que siempre es de revista), este espacio seduce por la idea de sacar una casa de donde no la hay. La espectacularidad del antes y el después está aquí a un nivel superior.
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Como en cualquier programa de reformas, el equipo se encuentra a veces con problemas de base (un mal cableado, amianto en los cimientos) que le dan vida al programa; no es que estemos tensos pensando que no lo van a conseguir, pero ellos intentan que parezca más dramático de lo que es cortando la escena con un plano de los rostros de decepción de la pareja, por ejemplo. Lo intentan, pero no es que el programa cabalgue a un ritmo salvaje ni que busque ese tipo de narrativa. Pero te envuelve y te atrapa como cualquier otro. Además cuenta con pequeños 'tips' y trucos para practicar el DIY (Do It Yourself). Vamos, que si ves las seis temporadas completas puede que incluso te animes a reformar tu casa. Yo ya me estoy planteando hacer una mesa con un palet.
¿Versión española?
Habría que adaptarlo mucho. Porque desgraciadamente no vivimos en cucas casas de barrios residenciales con su jardín, su garaje para dos coches y su sótano para que el hijo adolescente tenga su espacio (algo tan americano). La idea se desvirtuaría hasta convertirse en un espacio más de reformar casas. Nuestra única experiencia televisiva en el género (además del programa de Kristian Pielhoff, ya toda una institución) se limita a aquel espacio que adaptó Cuatro, con Nuria Roca al frente, 'Reforma por sorpresa', un mix entre programa de reformas y 'Hay una carta para ti'. Por no hablar, claro, de la situación económica actual en la que no hay mucha gente con posibilidades de convertirse en arrendadores (aunque sí ahogados con su hipoteca).
Ficha Técnica: 'Tu casa lo vale'
Hoy es el día de reconocer a Divinity lo mucho que está haciendo por esta sección y por los factual de reformas. Divinity Home nos atrapa con distintas posibilidades: desde cómo conseguir la casa de tus sueños (normalmente, con aproximadamente 800.000$) hasta cómo reaprovechar el espacio que tienes cuando tu propia casa se convierte en tu pesadilla (normalmente, tirando todas las paredes). 'Tu casa lo vale' se ha incorporado recientemente al menú de mediodía del canal femenino con una nueva propuesta, si eso era posible en el mundo de los docurealities: ofrecer soluciones a propietarios ahogados con sus carísimas hipotecas para revalorizar su propiedad. ¿Pero cómo? Eso lo descubriréis tras el salto...
De qué va
Scott McGillivray es constructor y agente inmobiliario; como los gemelos Scott, pero en uno. Sin embargo, llegó a esto casi de casualidad. La idea de revalorizar propiedades reutilizando y alquilando el espacio fue la base de su proyecto de fin de carrera. Y ahora lo ha convertido en profesión e incluso show televisivo (que él mismo produce), compartiendo además sus sabiduría inmobiliaria con futuros propietarios a través de su propia escuela de negocios. En 'Tu casa lo vale' Scott lidera un equipo de ocho albañiles que en apenas unas semanas conseguirán hacerte ahorrar mucho dinero.
El requisito es ser propietario de una vivienda de dos plantas o que tenga un sótano susceptible de convertirse en casa, o un "espacio indeterminado" en el que Scott pueda hacer su magia. Los futuros caseros deberán escoger entre dos opciones de reforma, que el constructor/agente/conferenciante les presenta con una animación 3D un poco básica y creyéndose Tom Cruise en Minority Report. Este espacio extra se reforma, habilita, moderniza y se coloca en el mercado de alquiler por cifras a veces escalofriantes, teniendo en cuenta que, por muy mono que quede el apartamento, no dejas de estar en un sótano, al nivel de los Fraggle.
La gracia está, precisamente, en conseguir que te olvides de que estás viviendo bajo tierra gracias a la habilidad de Scott y su equipo para engañar al ojo: que si una pintura blanca que de luz, que si esta columna fuera, que si le damos un palmo más de ventana et voilà: un coqueto apartamento completamente equipado en lo que suele ser el trastero familiar. Estos ingresos permiten a los propietarios ir más desahogados con sus hipotecas (que también dan bastante miedo) a la vez que revalorizan su propiedad de cara a una futura venta.
Dado que son los propietarios los que pagan la reforma (no queda muy claro qué parte aporta el programa), se trata de un proyecto a largo plazo. Esto no va de hacerse rico al instante. Pero sí de conseguir que el espacio resulte lo más rentable posible, elaborando un plan financiero inteligente. Algo así como reeducar a los incautos que deciden meter un pie en el mercado inmobiliario.
¿Por qué nos atrapa?
Uno de los motivos es que el presentador no resulta cansino. Las bromas de los gemelos Scott pueden ser tolerables hasta cierto punto, pero no así las de Hillary y David ('Tu casa a juicio'). De los programas de reformas es sin duda el que más se centra en el proyecto y no en intentar ser graciosos, el más "profesional". Como un 'Bricomanía' a gran escala. Y más que fascinarte con la estética del acabado (que siempre es de revista), este espacio seduce por la idea de sacar una casa de donde no la hay. La espectacularidad del antes y el después está aquí a un nivel superior.
Como en cualquier programa de reformas, el equipo se encuentra a veces con problemas de base (un mal cableado, amianto en los cimientos) que le dan vida al programa; no es que estemos tensos pensando que no lo van a conseguir, pero ellos intentan que parezca más dramático de lo que es cortando la escena con un plano de los rostros de decepción de la pareja, por ejemplo. Lo intentan, pero no es que el programa cabalgue a un ritmo salvaje ni que busque ese tipo de narrativa. Pero te envuelve y te atrapa como cualquier otro. Además cuenta con pequeños 'tips' y trucos para practicar el DIY (Do It Yourself). Vamos, que si ves las seis temporadas completas puede que incluso te animes a reformar tu casa. Yo ya me estoy planteando hacer una mesa con un palet.
¿Versión española?
Habría que adaptarlo mucho. Porque desgraciadamente no vivimos en cucas casas de barrios residenciales con su jardín, su garaje para dos coches y su sótano para que el hijo adolescente tenga su espacio (algo tan americano). La idea se desvirtuaría hasta convertirse en un espacio más de reformar casas. Nuestra única experiencia televisiva en el género (además del programa de Kristian Pielhoff, ya toda una institución) se limita a aquel espacio que adaptó Cuatro, con Nuria Roca al frente, 'Reforma por sorpresa', un mix entre programa de reformas y 'Hay una carta para ti'. Por no hablar, claro, de la situación económica actual en la que no hay mucha gente con posibilidades de convertirse en arrendadores (aunque sí ahogados con su hipoteca).
De qué va
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