Es una de las películas más infravaloradas de Hayao Miyazaki y de Studio Ghibli. Un emocionante retrato de madurez y de dedicarse a lo que amas que puedes ver en Netflix

Una mágica aventura marca de la casa donde el director de 'El chico y la garza' nos habla del peso de las responsabilidades

Dentro de la amplia y exquisita oferta del Studio Ghibli, la obra de Hayao Miyazaki es la que siempre se ha llevado más admiración, hasta el punto donde los estilos del estudio y del autor se han vuelto indisociables a los ojos de muchos espectadores. Pero el segundo tiene unas inquietudes muy distinguibles, que ha ido madurando con el paso de las películas y alcanzan niveles singulares en cintas como la reciente 'El chico y la garza'.

Su última obra es un nuevo ejemplo de una madurez que siempre ha destacado dentro del género de animación de las últimas décadas, que ha ido progresando desde sus inicios en la acción y la fantasía puras, además de en la empatía con la mirada infantil en 'Mi vecino Totoro'. El punto de inflexión llegó con una película que precisamente aborda dar un salto de madurez como es 'Nicky, la aprendiz de bruja'.

La entrega de responsabilidades

Una de las obras maestras de Miyazaki que más se han infravalorado con el paso de los años. Adaptando una novela de brujería y fantasía juvenil, el director japonés nos ofrece un exquisito trabajo sobre el salto a la vida profesional que explora mucho más de lo que parece a simple vista y que es de visionado imprescindible. Por suerte, se puede ver en streaming a través de Netflix.

En la película vemos a la joven bruja Nicky pasando por el rito de iniciación antes de ser una bruja completa, teniendo que pasar un año alejada de su hogar para demostrar su valía. Con su escoba y su gato parlante se dirigen a una modesta ciudad donde la joven decide aprovechar sus poderes para montar un negocio de reparto con el que valerse por sí misma. Sin embargo, las responsabilidades del trabajo harán mella en su animo y también en sus poderes.

Aparte de la fascinación que el propio Miyazaki sienta por la novela y su potencial para encantar al público juvenil, parte de la motivación para hacerla fue en dedicación al equipo de trabajadores de Ghibli, que tenían que echar muchas horas de trabajo bordeando la extenuación y el "burnout" laboral. La historia de Nicky habla precisamente del agotador proceso que puede ser dedicarse a trabajar en una profesión creativa, o convertir lo que amas o a lo que te aficionas en tu profesión.

'Nicky, la aprendiz de bruja': dedicarte a lo que amas

Más allá de cómo refleja la realidad de ser trabajador autónomo, 'Nicky, la aprendiz de bruja' ofrece un exquisito retrato de las dificultades al pasar a la vida adulta. Los quehaceres, las obligaciones, pueden hacer mella hasta extinguir las motivaciones y la creatividad, y el conflicto reside en cómo conciliar el seguir apasionado con lo que amas mientras las responsabilidades de acumulan y te distraen.

Todo ello con los habituales detalles de construcción de mundos bellos, caóticos y cotidianos que suele hacer Miyazaki en sus películas. Secundarios entrañables acompañan bien el complejo viaje de la protagonista, que es relatado con hermosa sencillez. El mimo en su historia es equivalente al puesto en la animación, con un encanto característico e indistinguible en todo el mundo.

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