Van a tener razón los que gritan al cielo ante la inclusión forzada de mujeres y minorías en las adaptaciones modernas de clásicos, porque hasta el remake del fascismo italiano ha cambiado a su protagonista masculino por una mujer. Fuera coñas, el ascenso de discursos extremistas y de odio hasta las instituciones italianas es algo preocupante que puede traer consecuencias terribles. Curiosamente, sobre eso mismo habla uno de los últimos estrenos originales de Netflix, volviéndola más relevante y urgente.
Pero no es que necesite el impulso de la actualidad para resultar potente e impactante, porque ya cuenta con increíbles virtudes que la hacen el mejor estreno cinéfilo de la plataforma este año ('RRR' no la podemos contar como tal). Más allá de su discurso pertinente, 'Atenea' se está alzando poco a poco como una de las películas más espectaculares y apabullantes del año.
Entre Sam Mendes y Michael Mann
Esta película francesa que nos llega a través de Netflix viene firmada por Romain Gavras (sí, hijo del imprescindible Costa-Gavras), que además de dirigir escribe el guion con Ladj Ly, el autor de la también potente 'Los Miserables'. Con esta última guarda bastante parecido, por su manera de hacer cine social y tragedia griega disfrazados de un brutal ejercicio de thriller tenso.
La película nos introduce en una explosiva escalada de violencia en las calles marginales de Francia después del fallecimiento de un joven de ascendencia árabe a manos de la brutalidad policial. Su hermano (Dali Benssalah), miembro de la policía local, acude al día siguiente pidiendo calma para aclarar la situación y encontrar los culpables.
Pero no tendrá casi ni tiempo de acabar el comunicado cuando se perpetra un asalto a la comisaría por parte de violentos manifestantes liderados por su otro hermano (Sami Slimane). Todo eso es el desencadenante de una violenta revuelta contra las fuerzas de seguridad por parte de las comunidades árabes de la ciudad.
'Atenea': un cóctel molotov hecho película
Lo particular es que Gavras deciden mostrarlo a través de increíbles y ambiciosos planos secuencias magníficamente construidos (casi ni notas los cortes y no puedes parar de preguntarte cómo han podido rodarlos), que logran introducirte en la olla hirviendo que es la historia que quiere contar. No faltará quien acuse de tender demasiado hacia los fuegos artificiales y la bravura visual continua, haciendo que se pierda el foco en el drama social sobre el conflicto racial y la brutalidad policial.
Pero esa crítica resulta superficial, ya que Gavras renuncia a hacer un matizado estudio de las fracturas del sistema para, en su lugar, hacer un retrato de la frustración ante el mismo. Y las herramientas cinematográficas empleadas consiguen introducirnos de lleno en esa sensación explosiva, consiguiendo hacer una película que funciona casi como cóctel molotov.
Planos espectaculares prolongados durante varios minutos, mostrando además la tensiones en ambos bandos del conflicto a través de sus líderes, hermanos además. Todo crea un explosivo pero asombroso ejercicio de angustioso thriller que se logra situar perfectamente entre Michael Mann, Kathryn Bigelow y la '1917' de Sam Mendes sin dejar de tener carisma propio. No tiene los elementos para ser aupada por el algoritmo de la plataforma, pero es sin duda la película que más vale la pena ver ahora mismo en streaming.
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