Con la llegada de la esperada 'Ejército de los muertos' volvemos a visitar la ciudad del pecado, luminoso hogar de películas, por lo general, no tan luminosas. Hogar de las apuestas, los curas raros y las bodas menos sólidas de la humanidad, Las Vegas también es un plató de lujo para el cine.
Vivir y morir en Las Vegas
Las Vegas ha sido la localización más o menos principal de cientos de películas desde principios de los 40, y la ciudad ha ido evolucionando tanto como el cine con el paso de los años. Hogar de planes frustrados, de adictos, de infelices y de un millón de enredos, el ejército de los muertos de Zack Snyder es solo la última en llegar a nuestras pantallas.
Ciudad resplandeciente llena de secretos, la capital del entretenimiento para adultos en los Estados Unidos es un destino único para cineastas. El paisaje, las luces intermitentes y su color embellecen indiscutiblemente las películas que se desarrollan en Las Vegas.
Lo normal es que si alguien viaja a Las Vegas lo haga a sabiendas de que está expuesto a sufrir cualquier tipo de percance. Puede que merecido, inmerecido, planificado o a traición, pero es muy posible que algún tipo de golpe pueda darse en ese momento.
Joe Carnahan, cineasta purasangre que pelea cada día por no caer en el olvido de las malas decisiones, ofreció una divertida variación con 'Ases calientes' ('Smokin' Aces'), un noir violento como un cómic de Vertigo, una suerte de '100 Balas' condensado en la última planta de un hotel de lujo. Su (impresionante) reparto y la música de Clint Mansell la hicieron volar por encima del resto.
'Ocean's Eleven (Hagan Juego)', divertimento al servicio de Steven Soderbergh y amigos fue tan bien que incluso dio para una trilogía y una cuarta película del mismo universo. Mucho más que un remake de una película que ha envejecido regular, la película con Clooney y compañía disfraza de intrascendente una lección de cine que incluso se vio mejorada en su continuación. Veinte años después es más fácil ver que aquella broma en realidad era una película como pocas hemos visto después.
Quien no correría la misma suerte sería Demian Lichtenstein, que el mismo año probaría con otro equipo lleno de carisma y buenas intenciones, aunque algo más burdo. Si allí teníamos a los Clooney, Damon o Pitt, en 'Los reyes del crimen (3000 Miles to Graceland)' Kurt Russell, Kevin Costner y Christian Slater capitanean un barco que huele más a bar cargado que al perfume de la trilogía de Danny Ocean. La diversión también está a la orden del día, pero ese año no hubo mucho presupuesto para viajes y la gente solo se quedó con la visión glamurosa de la ciudad.
'Ejército de los muertos' supone la última llegada a la ciudad de los muertos del pecado en busca del gran golpe. Dave Bautista, toma las riendas de la aventura del año. Por tamaño, por referentes, por ganas. Zak Snyder se mueve como pez en el agua en su regreso al género de los muertos vivientes y presenta la película más grande posible en una temporada donde escasearán este tipo de títulos, y si no tiempo al tiempo.
En la querida 'Rain Man' de Barry Levinson, la pareja de hermanos forzosos más recordada de los 80 utilizaba el poder de la inteligencia soterrada de un veterano autista con altas capacidades para controlar el juego. Tuvimos que esperar algo más de veinte años hasta que otro personaje parecido decidió probar suerte en los casinos de la ciudad. Zach Galifianakis robó la función en 'Resacón en Las Vegas' y su Alan ya forma parte del imaginario popular, de la cultura de la comedia actual y de los memes. Lo que se dice un clásico del director del 'Joker'.
Durante la primera mitad de los 2000, Wayne Kramer se convirtió por derecho propio en una de nuestras grandes esperanzas. 'The Cooler' y 'La prueba del crimen' fueron dos títulos clave en esos años, y la inesperada angustia del horror del segundo aún es recordada. Aunque aquí la que viene al caso es su película con William H. Macy siendo siendo lo más William H. Macy posible. Un drama con aires de fábula sobre el poder del destino y del amor. Al igual que su siguiente película, dos títulos a redescubrir de manera urgente.
Peter Berg dejó todo patas arriba en la despedida de soltero en la ciudad con su 'Very Bad Things', una película con una carga de maldad tan elevada que uno solo puede rendirse a sus cachondos encantos.
Algo parecido a los excesos alucinados de Johnny Depp y Benicio del Toro en el 'Miedo y asco en Las Vegas' el clásico de Terry Gilliam sobre las locuras de Hunter S. Thompson. Tal vez la imbecilidad que afirmaba Boyero entonces, pero una imbecilidad genial. Seguramente habrá pensado lo mismo de la muy de culto 'Swingers' de Doug Liman, vehículo de ascensión para Jon Favreau, Vince Vaughn y Heather Graham.
Pero no todo son golpes a favor y en contra en Las Vegas. La ciudad también se lleva los suyos de vez en cuando. En 'Con Air', por si el resto de la película no iba bastante arriba ya, terminaremos con un clímax atronador con los casinos como pista de aterrizaje.
También en el clásico de culto (te pongas como te pongas) 'Dos duros sobre ruedas' haremos una parada entre recreativas para homenajear a los clásicos Butch Cassidy y Sundance Kid de la manera más explícita posible. Tim Burton también dejó un buen recado en su prodigiosa 'Mars Attacks!', donde los marcianitos más recordados de la historia del cine (con permiso de E.T.) ponían firmes al mundo.
En Las Vegas, Nevada, hay sitio para los sueños rotos ('Leaving Las Vegas', 'Showgirls'), los corazones rotos ('Corazonada') y también para los cuellos rotos. El fastuoso remake del clásico de Tom Holland de 1985, 'Noche de miedo', volvía a la vida en una reimaginación estupenda donde Craig Gillespie se confirmaba como talento a seguir. El querido y recordado Anton Yelchin, Colin Farrell, David Tennant, Toni Collette e Imogen Poots eran el repóquer de ases de una historia de vampiros en Las Vegas.
Viva Las Vegas, muera Las Vegas.
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